Cuando el presidente del Perú Ollanta Humala asumió el poder el 28 de Julio del presente año, una de las primeras acciones que adoptó fue replantear las estrategias de la lucha contra las drogas en el país.
Y la única oposición con la que extrañamente se encontró, fue la ajena a la soberanía nacional de Rose Likins, Embajadora de los EE.UU. en el Perú, que secundada por medios de la prensa nacional y ONG’s comenzaron a realizar una campaña periodística para hacer entrever un agorero futuro en esa lucha.
La funcionaria extranjera inclusive llegó al extremo de irrespetar a la presidencia de la nación y trasgredir normas diplomáticas, al emplazar públicamente al presidente Humala a través de los medios de prensa, para que éste diere respuesta a “sus pareceres” opuestos a la medida gubernamental. Sólo por ello, ya se constituía en una “persona no grata” a la nación.
El 16 del presente les tocó el turno a Venezuela -y a Bolivia-, dentro de la misma “lucha”.
Por ello en conferencia de prensa nacional e internacional convocada por el Canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, éste salió a nombre de su gobierno a enfrentar las acusaciones formuladas contra su país por “el informe” de lucha contra las drogas del gobierno de los EE.UU. de Barack Obama, en el cual se señala “que manifiestamente Venezuela ha fracasado en la lucha contra las drogas”.
Pero en esta ocasión tales señalamientos “políticos” estadounidenses, recibieron dura y argumentada respuesta de parte del gobierno venezolano, que no solamente se circunscribió a responder el juego de palabras vertidas por la Casa Blanca en ese “informe”.
El Canciller utilizando el último Informe Anual de la ONU Sobre Drogas, demostró la existencia de una situación totalmente distinta a la mencionada en el “informe” estadounidense., tanto en lo relacionado al “acusador” gobierno de los EE.UU., como del “acusado” gobierno de Venezuela.
En otras palabras se podría mencionar, que con su “informe” el gobierno de los EE.UU. “fue por lana y salió trasquilado” con la respuesta del Canciller venezolano.
Y así lo demostraron las cifras expuestas por Maduro, que además de ser pertenecientes a la fuente oficial mundial –la ONU- encargada de las estadísticas planetarias sobre drogas y su lucha, por otro lado, son desarrolladas como actividad científico-social y sin parcialidad política alguna.
En ese sentido, el Canciller venezolano –con estadísticas a la vista- evidenció el “reconocimiento oficial” establecido por la ONU a Venezuela, de “ser territorio libre de cultivos de drogas”, y adicionalmente, de ser el país que para la ONU “ocupa el quinto lugar en el mundo en el esfuerzo de lucha contra las drogas” en base a las incautaciones de drogas en tránsito a EE.UU. dentro del territorio venezolano.
Todo ello logrado –como lo aseveró Maduro-, en consecución de la política de lucha que independientemente dirige su gobierno -sin intervención de los EE.UU.-, con lo que la potencia está en desacuerdo por no tener opción a inmiscuirse.
Empero lo que “trajo por los suelos” las acusaciones falaces efectuadas por el gobierno norteamericano, fue que adicionalmente Maduro mostrara las estadísticas de “la misma lucha que realiza el gobierno de los EE.UU.”, pero con datos “dentro de su territorio y áreas del mundo bajo su dominio”.
Y estas fueron contundentemente negativas, preocupantes y de invocación a la sensibilidad de la opinión pública mundial, como problema humano.
El territorio de los EE. UU., por cifras de la ONU, es un emporio de tráfico, producción, consumo y fabricación de drogas de toda naturaleza, por lo que Maduro manifestó que “con toda certeza se puede decir que los EE.UU. promueven el consumo de drogas”.
El Canciller mostró también las cifras de la ONU que ubican a los EE.UU., en “el penúltimo lugar del mundo en la lucha contra las drogas”, y a la vez, “en el primer lugar en cuanto al tráfico, el consumo, la producción, -y ahora-, la fabricación sintética”.
Es por ello, que Maduro expresó “que quien ha fracasado rotundamente es Estados Unidos”, señalando además que “la falsedad de esa lucha será denunciada próximamente por Venezuela en la Asamblea Anual de la ONU”. Acotó que en la ONU “diremos que en Estados Unidos se promueve el consumo masivo de drogas, sobre todo en comunidades afrodescendientes, latinas y en la juventud".
El Canciller venezolano adicionó que “nuestros éxitos en la lucha contra las drogas –su gobierno-, recién comenzaron cuando expulsamos al cartel de la DEA”, manifestando que esa entidad norteamericana “trasportaba drogas a los EE.UU. como señuelo en el pretexto de seguirlas, y allí –EE.UU.-, desaparecían”.
Agregó el canciller venezolano que “los EE.UU. no descertifican a Venezuela en sus informes de lucha contra las drogas, porque a ese país no le conviene”, toda vez que “saben –Washington- que ello significaría la supresión de fondos económicos que son remitidos por los EE.UU. para ONG’s que les sirven en Venezuela para desestabilizar al gobierno”.
Maduro finalizó su conferencia, manifestando que próximamente será propuesta en UNASUR la adopción de una estrategia autónoma para Latinoamérica, a fin de afrontar como un todo continental la lucha contra las drogas.
Al parecer, soplan nuevos vientos para combatir problemas comunes.
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