Como humorístico podría aparecer para algunos el parafraseo realizado recientemente por el periodista venezolano Clodovaldo Hernández del enunciado “divide y vencerás”, que la historia atribuye al emperador romano Julio César –lo citó como “embarra y vencerás”-.
Pero su originalidad y afinidad con la labor que cumple la “gran prensa” que aglutina empresas periodísticas privadas del mundo –“la concentración de medios” en el Perú-, establecería el nuevo y apropiado lema para ella.
Concuerda exactamente con la naturaleza del “trabajo” que ésta realiza y el “modus operandi” que emplea.
Hernández en artículo de opinión publicado en su país [1] utiliza la frase “embarra y vencerás” refiriéndose a la campaña difamatoria mundial emprendida por el diario conservador “ABC” de España –y otros-, contra Venezuela y el presidente de su Asamblea Legislativa.
El diario español hace poco menos de dos semanas sindicó al legislador venezolano Diosdado Cabello de ser “líder del narcotráfico gubernamental venezolano”, atribuyendo como fuente una supuesta declaración formulada ante la DEA de EEUU por un ciudadano venezolano llamado Leamsy Salazar [2].
Este, oficial desertor de la fuerza armada de Venezuela, radicado en EEUU, sería al parecer antiguo “colaborador” de la embajada norteamericana en Venezuela, la cual lo habría nombrado “testigo protegido por la DEA para acusar a altas autoridades de Venezuela de diversos delitos, principalmente de narcotráfico”.
Es de suponer que si Salazar hubiere prestado tal declaración los primeros medios en publicar “la primicia” hubieren sido precisamente los de EEUU, toda vez que “la noticia” se generaba al interior de una agencia de ese país.
Sin embargo no fue así y la “tarea periodística” fue encomendada a “terceros” ubicados al otro lado del Atlántico –España, Diario “ABC”-, para ocultar al que parece ser el auténtico y real promotor de “la noticia” –el gobierno de EEUU-.
“La primicia” fue repicada con el mismo guión por medios de Latinoamérica de la “gran prensa” –por tamaño-, caracterizada precisamente por no perderse ninguna de esas campañas de propaganda negra contra Venezuela.
El Comercio, adalid de la prensa cesariana en el Perú –“embarra y vencerás”-, rotuló “la noticia” así: “Venezuela: Cabello dice que un "infiltrado" lo acusa de narco” [3].
Con ese titular falaz aseveraba “informar” a la población peruana, descontextualizando lo expresado por el legislador venezolano en respuesta a la campaña mediática de la falsi-media hispana y sus sucursales latinoamericanas de la mentira.
El encabezado engañoso con que ese diario manipuló a la opinión pública peruana, inducía al lector a razonar del modo siguiente:
– Que Cabello se habría referido al supuesto informante “como “un infiltrado dentro de su organización narcotraficante” –por lógica suposición de un lector inadvertido-.
– Y que Cabello se estaría eximiendo de culpa, señalando “que la palabra de un “narco infiltrado” no es válida para acusar a un “jefe narco” –por ser ambos de la misma calaña-.
Y dentro del contexto general lo expresado por el presidente de la Asamblea Legislativa de Venezuela, tenía un sentido aclaratorio totalmente distinto.
El diputado señaló en sus declaraciones que había revisado los antecedentes del desertor Leamsy Salazar “protegido” por EEUU –supuesta fuente-, y que efectivamente, éste se había desempeñado por breve período como uno de los miembros de su seguridad personal.
Pero algo importante que Cabello adicionó es haber determinado que Salazar cumplió esa misma labor durante nueve años como miembro de la seguridad personal del ex presidente Hugo Chávez, hecho trascendente que ahora reavivaba las razonables sospechas en cuanto a la extraña y prematura muerte del ex presidente –ahora orientadas a Salazar-.
El ex presidente Chávez denunció en vida como “extraño”, e insinuó como posiblemente “inducido”, el cáncer que venía padeciendo y que en el mismo período había atacado a varios líderes de la izquierda suramericana como Fernando Lugo, Lula Da Silva, Cristina Fernández y Dilma Rousseaff –agregamos el análogo de Javier Diez Canseco- [4].
Hoy Leamsy Salazar aparece como principal sospechoso de haber administrado isótopos radioactivos a Chávez para generarle el cáncer que finalmente le acarreó la muerte.
Por esa razón Cabello señaló en sus declaraciones que no se trataría de un desertor mentiroso, sino que su labor sería más bien la correspondiente a “un agente infiltrado” de la inteligencia estadounidense, corroborado ello por “sus servicios” a la DEA y USAID.
Ese es el enunciado del término “infiltrado” empleado por el legislador venezolano, que el El Comercio distorsionó para manipular al ciudadano peruano. ¿En provecho de quién o qué?
Total, ¡eso no importa!. Al parecer, lo único que se debe tener en cuenta es que “si no se embarra, no se vencerá”; y el fin trazado por “otros”, de aislar al gobierno venezolano desde el ámbito mediático, justifica los medios.
Hoy en el ponderado criterio del destacado periodista peruano César Hildebrandt, esa “gran prensa” y la denominada “TV basura” que presumen tener el control social de la población peruana, son un problema político-social importante [5].
Nosotros concluimos simplemente en que la información, tal como el agua potable, no puede seguir siendo suministrada a la población conteniendo veneno.
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