La prensa atlantista presenta la hoja de ruta adoptado por el Comité de ministros ad hoc de la Liga Árabe como la solución de consenso para la crisis siria. Olvida así lo que venía repitiendo desde hace 10 meses: ya no se trata de derrocar una dictadura para implantar la democracia sino sólo de deshacerse de un presidente alauita y reemplazarlo por una personalidad sunnita. ¿Significa eso que los adversarios de Siria se conformarían con una victoria simbólica o que siguen aplicando su plan de destrucción del país mediante una nueva maniobra tendiente a provocar un conflicto confesional?
Más allá de este cambio de retórica, la principal cuestión estratégica es la posición de Rusia. Parte de la prensa se hace eco de declaraciones atribuidas a un representante del presidente Medvedev. Según esas declaraciones, Moscú no irá más lejos en su apoyo al presidente al-Assad. Pero este despacho de Reuters fue desmentido después de su publicación en los periódicos. Otra parte de la prensa insiste, por el contrario, en la venta de 36 aviones Yakolev 130, por un monto de 550 millones de dólares. Estos aparatos pueden utilizarse en el entrenamiento de pilotos de intercepción y, en situación de guerra, pueden proporcionar fuego aéreo de apoyo en combates terrestres. La envergadura del contrato da una idea, simultáneamente, del respaldo de Moscú a Damasco y de su confianza en que la administración al-Assad se mantendrá el tiempo suficiente para cumplirlo.
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