Bajo la presidencia de Qatar, la Asamblea General de la ONU celebró una reunión especial sobre la situación en Siria. En su condición de Alta Comisaria para los Derechos Humanos, la abogada sudafricana Navy Pillay presentó un informe aterrador sobre los abusos que se imputan a la administración al-Assad. El documento insiste en especial sobre las violaciones de mujeres (En su época de presidenta del Tribunal Penal Internacional para Rwanda, la señora Pillay elaboró una jurisprudencia que asimila la noción de «violaciones colectivas» a la noción de «genocidio»). Según la señora Pillay, los desacuerdos sobre la cuestión siria que han prevalecido en Consejo de Seguridad de la ONU han favorecido la represión.
Por su parte, el gobierno sirio anunció la realización de un referéndum constitucional para el 26 de febrero. La población siria se pronunciará entonces sobre el proyecto de nueva Constitución que, en caso de adopción, pondría fin al liderazgo del partido Baas e instauraría un sistema pluripartidista. La Casa Blanca ya calificó este proyecto de «risible».
Mientras tanto, en El Cairo, el Gran Imam Ahmed El-Tayeb se pronunció por una acción fuerte de la Liga Árabe. Esta última oficializó su intención de entregar armas a la oposición siria.
• Nora Benkorich, investigadora del Colegio de Francia, publica una tribuna en el diario Le Monde. Sin entrar a cuestionar la existencia de la revuelta popular, la investigadora señala la presencia de yihadistas entre los rebeldes e indica que estos últimos tendrán que separarse de los primeros si quieren conservar el respaldo de la población.
• Jonathan Littel prosigue la publicación de su serie de reportajes sobre su estancia en Siria, adonde viajó en enero. Sus reportajes están apareciendo simultáneamente en el diario francés Le Monde y en el español El País. Littel es un novelista francófono que vive en Barcelona. Está llamado a convertirse en el relevo de Bernard-Henri Levy, con quien ya trabajó en Bosnia, Chechenia y Afganistán. Cada entrega de su serie de reportajes lleva su propio mensaje. El episodio del miércoles explica que el ejército «sirio» libre se compone de sirios, pero que cuenta con pocos medios y que necesita armas extranjeras, mientras que el ejército nacional está en plena crisis. En la entrega del jueves afirma que los rebeldes no pertenecen a ningún grupo confesional en particular y que no son sectarios, así que representan la diversidad existente en el seno de la población. Es probable que los lectores de Le Monde y los del diario español El País no entiendan por qué Jonathan Littel prefirió entrar en Siria de forma clandestina en momentos en que el país acababa de abrir sus puertas a los periodistas. Ambos diarios omiten precisar que el novelista es ciudadano de un país que está en guerra con Siria y que mantiene ocupada la provincia siria de Golan. La narración del novelista en nada coincide con los testimonios que nosotros mismos recogimos personalmente entre los residentes de Bab Amro. Littel menciona repetidamente sus conversaciones con el teniente Tlass de la brigada Al-Faruk. La prensa internacional admite hoy en día que la brigada Al-Faruk está «vinculada a Al-Qaeda», que no es precisamente una buena referencia en materia de libertad de conciencia. Es importante señalar también que Littel realizó su serie de reportajes en enero de 2012, precisamente en momentos en que el teniente Tlass mantenía como rehenes a varios ciudadanos iraníes que él mismo había secuestrado, cosa que Jonathan Littel prefiere no mencionar para preservar el tono idílico de su descripción de estos pacíficos ciudadanos que decidieron armarse en defensa propia y luchar por el Bien común.
• También en el diario francés Le Monde, una tribuna de Jean-Sylvestre Mongrenier presenta la crisis internacional alrededor del tema sirio como una anticipación de la crisis alrededor del tema iraní e invita a reanalizar las posiciones de las grandes potencias en base a esa perspectiva.
• El Tagesspiegel estudia las reacciones de los Estados vecinos de Siria. Su objetivo es demostrar que en caso de guerra convencional resultará imposible mantener el conflicto dentro de las fronteras sirias.
• Le Temps anuncia el cierre de la embajada de Suiza en Damasco y llama a los ciudadanos suizos a salir rápidamente del país.
• En el diario italiano Il Manifesto, la pasionaria pacifista Marinella Corregia expresa su indignación por la campaña de desinformación en una sola dirección (o sea, la propaganda de guerra de la OTAN) y cita una serie de ejemplos concretos que demuestran que en el caso Siria se está aplicando una narración de los hechos que nada tiene que ver con lo que está pasando realmente en el terreno, pero que corresponde al guión ya aplicado anteriormente en Libia.
• Sir Malcom Rifkin, presidente del Comité de Inteligencia británico, desarrolla en el Daily Telegraph la posición del primer ministro David Cameron: hay que redoblar la presión sobre Siria. Esa es también la posición de Estados Unidos, contrariamente a la que defienden Francia y Alemania, países que se pronuncian por una fuerza de paz de la ONU. Asegura Rifkin que es posible ahogar al régimen de al-Assad con sanciones económicas. Su artículo se dirige únicamente a los lectores que desconocen las razones que llevaron al levantamiento de las sanciones de la Liga Árabe: el cierre de la frontera jordana hubiera provocado en pocos días el derrumbe de la propia Jordania, por tratarse de la única vía de aprovisionamiento de este último país, que depende totalmente del agua siria.
• El Wall Street Journal revela que Estados Unidos está utilizando satélites para vigilar los arsenales de armas químicas sirias y evitar que los islamistas se apoderen de ellos. El objetivo de ese afirmación no es otro, claro está, que dar respuesta a las inquietudes ya expresadas por los israelíes. Sin embargo, estos últimos temen también que el gobierno de al-Assad utilice esas armas químicas en una guerra de diversión contra Israel. El Jerusalem Post revela, por su parte, que el ejército israelí está preparándose para esa eventualidad.
• El diario libanés L’Orient-Le Jour se hace eco de una polémica surgida en Internet a raíz de la difusión de un video del coronel Rifat al-Assad. El jefe del ejército «sirio» libre se ha afeitado el bigote y se ha dejado crecer la barba. ¿Será que se convirtió en islamista?
• El Gulf News se hace eco de ciertas declaraciones del diputado libanés y vicepresidente de la Internacional Socialista Walid Joumblatt, quien afirma que fue el gobierno de al-Assad quien orquestó las declaraciones de Al-Qaeda para desacreditar al ejército «sirio» libre. El problema es que resulta imposible entender cómo y por qué fue que Damasco logró reclutar a Abdelhakim Belhaj y enviarlo a organizar la oposición armada, ni cómo y por qué el gobierno sirio se las arregló para manipular a Ayman al-Zawahiri para que lanzara un llamamiento a. derrocarlo.
• En las columnas de The National, Anthony Elghossain y Brian Kappler se enfrentan en un enconado debate. El primero sostiene que las organizaciones regionales, como la OTAN, el CCG y la Liga Árabe, pueden invocar el concepto de responsabilidad para proteger. Pero el segundo señala que la CEI, e incluso la OCS, podrían entonces hacer lo mismo ante otras situaciones, lo cual reduciría a polvo el derecho internacional.
• The Saudi Gazette anuncia que el Gran Imam Ahmed El-Tayeb, de la universidad cairota Al-Azhar, reclama una acción fuerte de la Liga Árabe contra la «máquina de matar de Bachar al-Assad».
• En el China Daily, He Wenping deplora que los occidentales estén utilizando su posición dominante en la esfera mediática para vehicular únicamente su propia opinión sobre el tema sirio, ahogar las demás voces del mundo e imponer una campaña difamatoria contra Rusia y China únicamente porque no comparten el punto de vista de Occidente.
La foto del día
La fotografía más divulgada a través del mundo para ilustrar los artículos sobre Siria es una imagen captada en las afueras de Damasco. Un niño en bicicleta pasa ante soldados leales al gobierno, cuyo vehículo está adornado con retratos del tirano. A primera vista, no parece haber ninguna razón ideológica que justifique la promoción de esta imagen, que no dice gran cosa. A menos que el objetivo sea preparar a la opinión pública occidental para una pirueta política. El niño no parece temeroso ante la presencia de los soldados, quienes a su vez tampoco parecen inspirar miedo. El gesto más bien grácil del oficial que desciende del camión hace pensar más en un ballet que en una dictadura.
Las caricaturas del día
Bachar al-Assad se tapa los oídos para no oír el clamor de su pueblo.
Los chinos se sintieron heridos en su orgullo nacional cuando la embajadora estadounidense Susan Rice dijo sentirse «asqueada» por el veto. En este dibujo de Pag Li, el panda chino venda a la paloma de la paz mientras un estadounidense que porta un revólver humeante lo acusa de haberla herido.
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