Russell y su organización Invisible Children (Niños Invisibles) produjeron hace unos días un tsunami en internet con Kony 2012, un video de 30 minutos que invita a millones de niños, adolescentes y adultos a donar dinero y hacer presión para que el líder guerrillero Joseph Kony sea arrestado por militares estadunidenses y sus colaboradores en África.

El director ejecutivo de Invisible Children, Ben Keesey, indicó a reporteros que el propósito del video es hacer a Kony “famoso”, para mostrar al mundo las atrocidades de The Lord’s Resistance Army (Ejército de Resistencia del Señor).

La imagen de padre de familia que se preocupa por el bienestar de los niños en Uganda, proyectada por Russell en el video, fue empañada hace unos días cuando fue arrestado en San Diego, California, Estados Unidos, desnudo, supuestamente masturbándose y vandalizando automóviles.

En la presentación de Kony 2012 usa a su hijo Gavin y a Jacob, un pequeño de Uganda, para explicar que por más de 20 años Kony ha secuestrado niños, les ha enseñado a pelear, mutilar a otros y hasta matar a sus propios padres.

Jacob rompe en llanto al recordar a su hermano muerto, un punto clave del filme para promover la idea de una intervención armada estadunidense “para hacer justicia”.

Russell, de forma casual, muestra un cuadro con imágenes de Adolfo Hitler, Osama bin Laden y Kony, además del símbolo de la paz invertido (algo que analistas señalan como una invitación para hacer la guerra).

También solicita donaciones y promete que enviará a los donantes un brazalete con un número único que deberán después registrar en un sitio en internet.

Esto es interpretado por críticos como un intento de obtener información personal de los niños y jóvenes de la audiencia, para después usarlos en otras campañas intervencionistas.

Lo preocupante del video, señala William Minter, editor del boletín África Focus, es que al usar técnicas cinematográficas utiliza las redes sociales para mostrar la situación de Uganda de una manera simplista.

El presidente Barack Obama envío alrededor de 100 “asesores” militares a ese país en octubre de 2011, y el video intenta mantener su estadía allí o inclusive expandirla con más soldados, señala Keith Harmon Snow, investigador y defensor de los derechos humanos.

Pero el problema en Uganda no es Kony, sino los crímenes cometidos por el presidente Yoweri Museveni contra el pueblo acholi, el mismo líder que inició una guerra contra ese país de África central y responsable de atrocidades contra 10 millones de personas en el Congo.

“Si bien Kony usa unas tácticas terribles, él existe porque hay un problema”, señala Kambale Musavuli, coordinador y vocero de prensa de la asociación Los Amigos de Congo. Añade que “desde 1986 Uganda ha tenido un dictador pagado, armado y apoyado por Estados Unidos”, y que “Kony no está peleando para reclutar niños, sino para derrocar el régimen actual. Y si es removido hoy, mañana habrá otro Kony y así seguirá hasta que Estados Unidos deje de apoyar regímenes opresores en África”.

Por su parte, Amira Woods, codirectora del Foreign Policy in Focus (proyecto del Institute for Policy Studies, que proporciona un análisis de la política exterior de Estados Unidos y los asuntos internacionales y recomienda alternativas políticas), opina acerca del video que alguien está desinformando con el objetivo de promover una intervención militar en Uganda.

El grupo Invisible Children, señala, “ignora que los ugandeses tienen bajo sus pies una enorme reserva de petróleo. Su invitación a una intervención militar es irresponsable”.

El investigador Keith Harmon Snow refiere a lo que algunos describen como la recolonización de África; en 2008, Washington organizó 200 integrantes de las fuerzas especiales en Mauritania; en 2009, 400 en la región de Níger, Nigeria y Chad; además tiene bases militares en Etiopía, Jabotí, Ruanda, Congo y Uganda.

Este último es una de sus principales bases de operaciones y Mombasa, en Kenia, es básicamente un puerto de las fuerzas navales estadunidenses.

Hay que recordar que los tanques que fueron enviados a Darfur pasaron de Israel a Mombasa y cruzaron Kenia rumbo a Sudán del Sur.

Organizaciones que velan por los derechos humanos de los niños aseguran que los menores son utilizados como soldados en decenas de países alrededor del mundo; Afganistán, India, Costa de Marfil, Somalia, Yemen, Uganda y el Congo, entre otros.

En Sierra Leona vimos cómo se usaban niños como soldados para controlar el acceso a los diamantes, que después eran vendidos a la empresa De Beers, indica Kambale Musavuli.

En Sierra Leona, los operativos de la Agencia Central de Inteligencia Central (CIA, por su sigla en inglés), el expresidente de Liberia Charles Taylor y sus niños soldados, secuestraban y aterrorizaban a la población con el fin de lograr control del acceso a los diamantes, acota Ralph Schoenman, coproductor del programa de radio Taking Aim.

Kony 2012 atrajo la atención de decenas de millones de “viajeros del internet”, pero también ha provocado una ola de ataques y denuncias de incrédulos y desconfiados de respuestas sencillas para problemas complejos.

Bruce Wilson, del sitio de internet Alternet, investigó acerca de las finanzas de Invisible Children. Descubrió que está relacionada con grupos derechistas religiosos como Family Research Council, que entre otras cosas, lucha ferozmente contra matrimonios entre personas del mismo sexo. Para ello, usa el dinero de medio millón de personas que, de acuerdo con el mismo Russell, solicitaron el kit de 30 dólares promovido por Kony 2012.

Jedidiah Jenkins, director ideológico de Invisible Children, declaró que el 37 por ciento del presupuesto es destinado a programas en África central, 20 a salarios y 43 por ciento a programas de educación.

Los promotores del video aseguran estar dispuestos a poner fin a los abusos de Kony en Uganda, pero él hace años que abandonó ese país. Algunos se preguntan, ¿por qué el énfasis en capturar a un líder guerrillero que hace años dejó ese territorio y que ya no está causando problemas a la nación africana?

De acuerdo con el escritor Peter Warren Singer, del Instituto Brookings (enfocado aldesarrollo de políticas públicas sólidas y a promover la comprensión del público de cuestiones de importancia nacional), el 60 por ciento de los niños soldados en África tienen 14 años de edad o son más jóvenes. En Uganda, la edad promedio del personal de la Fuerzas Armadas es de 12.9 años. Desde 1990, 2 millones de infantes han muerto en África, lo que equivale a 500 decesos por día.

En un reporte de 2008, Amnistía Internacional señala que por cada dos niños liberados de su cautiverio en el Congo, cinco fueron capturados y obligados a convertirse en soldados.

Vera Achvarina y Simon F Reich, en su libro Ningún lugar para esconderse: refugiados desplazados y el reclutamiento de niños soldados, señalan que al principio del conflicto en Sudán, el 36 por ciento de las Fuerzas Armadas estaba conformado por niños, mientras que en el lado de las fuerzas rebeldes era casi el doble. Para el fin de la guerra el número de menores peleando del lado sudanés había aumentado a 76 por ciento.

Peter Singer, en su trabajo Niños soldados: las nuevas caras de la guerra, señala que en los conflictos armados en Sierra Leona, Mozambique y Angola, los reclutadores de niños les obligaban a romper sus lazos con sus comunidades al cometer atrocidades contra éstas y hasta matar a sus familiares.

Ésa es una de las principales acusaciones que hace el video Kony 2012. Sólo que en Sierra Leona (el Frente Revolucionario Unido) y Angola (la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) los perpetradores eran aliados declarados del gobierno estadunidense, y en Mozambique, (la Resistencia Nacional Mozambiqueña, Renamo) respondía a las órdenes de la Sudáfrica supremacista blanca, la del apartheid.

Por otro lado, Harry West, en su libro Muchachas con armas: narrando la experiencia de guerra de la división femenina de frelimo, las excombatientes del Frente de Liberación de Mozambique expresaron nostalgia por los días de lucha y sólo se lamentan que sus esfuerzos en la guerra no se hayan traducido en los logros buscados por la revolución.

Luego están las armas de destrucción masiva introducidas a África por Estados Unidos, Israel y sus aliados y socios. Entre 1950 y 1989, Washington vendió al continente 1 mil 500 millones de dólares de armamentos.

Entre sus clientes: Liberia, Somalia, Sudán y Zaire (ahora República Democrática del Congo), los mismos países que se han convertido en centros de violencia, inestabilidad y colapso económico.

Sólo en el Congo, después de apoyar por más de 30 años la dictadura de Mobutu Sese Seko, Estados Unidos vendió 300 millones de dólares en armamentos y 100 millones más para entrenamiento militar.

Entre 1991 y 1998, las ventas de armas estadunidenses a África ascendieron a 227 millones de dólares. Además, las tropas de cuando menos 34 de las 53 naciones africanas han recibido entrenamiento militar por parte de ese país.

Brian Wood y Johan Peleman en su reporte The arms fixers: controlling the brokers and shipping agents, los proveedores de armas a los responsables del genocidio de 1994, en Ruanda, incluyen ciudadanos y empresas del Reino Unido, Sudáfrica y Francia y colaboradores en Albania, Bélgica Bulgaria, Egipto, Italia, Israel, las islas Seychelles y el Congo.

En éste, el choque armado que estalló entre las fuerzas del dictador proestadunidense Mobutu Sese Seko y la guerrilla de Laurent Kabila (que tomó el poder en mayo de 1997) continúa, aunque ahora conducida por ejércitos de ocho países: Ruanda, Uganda, Burundi, Angola, Namibia, Sudán, Chad y Zimbabue.

Al Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán y a las fuerzas milicianas Interhamwe se les responzabiliza del genocidio en Ruanda.

En esta fotografía que circula por internet (, http://theredphoenixapl.org/2012/03/07/the-invisible-children-kony-2012s-support-of-death-squads-child-soldiers-and-genocide) se pueden ver integrantes del grupo Invisible Children con armas en la mano acompañando al sudanese People’s Liberation Army.

Phil Wheaton, un estadunidense que ha vivido varios años en Centroamérica, habla de la época en que la administración de Ronald Reagan y George Bush (padre) intentaban derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua. Los ataques de “la contra”, grupo contratado, pagado y entrenado por la CIA, aplicaba la conocida táctica de hit and run (golpear y correr). “Y sabemos muy bien que, frecuentemente, ellos mataban, destruían o secuestraban gente y se la llevaban de regreso a Honduras”, señala Wheaton.

En mayo de 1984, después de ser informada que la CIA había proporcionado al grupo mercenario de “la contra” un manual titulado Operaciones sicológicas en guerra de guerrillas (en el que enseñaba cómo racionalizar el asesinato de civiles), la Corte Penal Internacional ordenó a Washington que cesara sus actividades bélicas contra Managua.

Un miliciano sandinista, entrevistado por el diario británico The Guardian, describe las atrocidades perpetradas por “la contra” con los prisioneros: “A Rosa le cortaron los senos. Luego le abrieron el pecho y le sacaron el corazón. A los hombres les rompieron los huesos y les cortaron los testículos. Los mataron cortándoles la garganta y luego sacándoles la lengua a través de la herida”.

“Todo lo que pasó, en términos de ‘la contra’ fue bajo la dirección de la CIA. Todo. Oliver North y John Poindexter eran los coordinadores de esa operación”, explica Phil Wheaton.

En Mozambique, la Renamo –dirigida por el gobierno racista de Suráfrica– no tenía el menor empacho en explicar por qué ellos usaban niños para cometer atrocidades.

“Cuando yo estaba investigando el caso de la Renamo, entrevisté a algunos de sus exmiembros –explica William Minter–, quienes estaban bien conscientes del hecho de que es muy fácil manipular a los niños.”

En el Congo, grupos rebeldes secuestran infantes para usarlos en sus milicias con apoyo de Ruanda, pero Washington se hace de la vista gorda, porque es uno de sus aliados, señala Kambale Musavuli.

Hace una semana, la Corte Penal Internacional emitió un fallo de culpabilidad contra el congolés Thomas Lubanga, presidente de la milicia Unión de Patriotas Congoleses/Fuerzas Patrióticas por la Liberación de Congo.

El crimen de Lubanga, de acuerdo con la Corte Penal, fue el reclutamiento forzoso de niños para su grupo armado.

Musavuli indica que las acciones de Lubanga son reprobables y merece ser castigado, pero lo que pocos saben es que el miliciano recibía apoyo de los gobiernos de Uganda y Ruanda, dos aliados de Estados Unidos en su guerra contra el terrorismo.

Musavuli afirma que Obama ha dado al Congo luz verde para reclutar niños para su grupo armado, pero la Corte Penal Internacional no ha tomado ninguna acción contra el primer mandatario estadunidense.

Emira Woods señala que se trata de otra incongruencia de “las autoridades judiciales mundiales, la comunidad internacional y de Invisible Children”.

Asegura que “existe documentación que revela que los gobiernos de Uganda y Somalia usan niños para sus Fuerzas Armadas. Sin embargo, Estados Unidos continúa dándoles a esos gobiernos asistencia financiera y armamento; y eso se pretende justificar al decir que es necesario para proteger el acceso a recursos naturales que son clave para la economía mundial”.

Los recursos naturales que menciona Woods incluyen el coltan (Columbite-tantalite, refinado para crear polvo de metal resistente al calor) e indispensable para las industrias militar, electrónica, médica y la exploración espacial. También es útil para capacitadores en la manufactura de computadoras, teléfonos celulares, cámaras fotográficas y otros.

El video Kony 2012 tiene como centro de su mensaje una invitación al público para “ayudar a los pobres niños de Uganda”, aterrorizados, supuestamente, por el guerrillero Kony.

Richard Cotrell, exintegrante del Parlamento Europeo y autor del libro Gladio: la daga de la OTAN al corazón de Europa, en su artículo de octubre de 2011, “Ping pong africano: Estados Unidos juega en ambos lados en Uganda”, denuncia que Kony es una fuerza guerrillera apoyada por la CIA y el Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel(Mossad, por su acrónimo en hebreo). Y su objetivo es desestabilizar las áreas ricas en minerales, como Uganda, el Congo y Sudán.

El Servicio de Inteligencia Secreto (agencia de inteligencia externa del Reino Unido), el Mossad, la inteligencia belga y la CIA están jugando ambos lados de los conflictos para desestabilizar la región completamente y así obtener un acceso fácil al cobre, diamantes, oro, uranio y petróleo.

Respecto a los niños excombatientes/guerrilleros de Uganda, Woods indica que “lo que necesitan es oportunidades de empleo y educación, no soldados y mercenarios estadunidenses rondando por el país”.

La excongresista demócrata por Georgia y excandidata presidencial por el Partido Verde de Estados Unidos, Cynthia McKinney, subraya que por algún tiempo se ha sabido en el Departamento de Estado y en el Pentágono que el mundo entero, incluso África, sería balcanizada y convertida en fragmentos, después de la exitosa atomización de Europa.

Sobre la actual reconquista de África por parte de Estados Unidos y sus aliados europeos, McKinney afirma que no son sólo ellos sino también Israel: ¿Cómo alguien puede explicar que la ciudad de Tel Aviv, en Israel, se convierta en un centro de distribución de diamantes cuando que no tiene minas ni reservas de éstos en su subsuelo? Claramente los está sacando de África.

La excongresista concluye que cuando Estados Unidos contrata mercenarios de Suráfrica, Europa, Canadá, la Unión Americana y Australia, para atacar países africanos, se mira como una guerra del hombre blanco contra la gente de color.

Y esto no es algo que ninguna persona progresista de Estados Unidos quiera proponer o ser vocera de esa agenda.

Fuente: Revista Contralínea 278 / 01 abril de 2012