El libro de un militar retirado revela otra versión del asalto que «culminó con la aniquilación» del terrorista más buscado por EEUU.
Otra operación de propaganda e intoxicación mediática del Pentágono
El líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, estaba desarmado y ya muerto cuando los integrantes del grupo de operaciones especiales de la Marina de EE.UU. (SEALS) entraron en la habitación, según el autor del libro ’Un día difícil’, que narra la operación.
Un soldado que participó personalmente en el asalto el 2 de mayo de 2011, y que oculta su verdadero nombre bajo el pseudónimo Mark Owen por razones de seguridad, cuenta que "estaban a menos de cinco pasos [de la habitación de Bin Laden] cuando escucharon disparos".
Al llegar a la habitación, los asaltantes vieron a varias mujeres llorando sobre el cuerpo de Bin Laden. Owen cuenta que Bin Laden agonizaba entre convulsiones y que, junto a otro SEAL, dirigieron sus armas contra su pecho "y disparamos varias veces hasta que quedó inmóvil".
El relato de Owen contradice la versión oficial de los hechos y supone, de facto, el incumplimiento de las órdenes recibidas. Durante una reunión con altos mandos, ellos [no precisa si de la Casa Blanca o del Pentágono] dejaron claro que, en el caso de que Bin Laden fuese localizado y no representase una amenaza, debían "detenerle", no acabar con su vida.
Una vez liquidado, los soldados encontraron en la habitación dos pistolas -una AK-47 y una Makarov- con los cargadores vacíos. Bin Laden "no había preparado ni siquiera su defensa. No tenía ninguna intención de luchar. Pidió a sus seguidores durante décadas que se pusieran chalecos suicidas o estrellaran aviones contra edificios, pero ni siquiera cogió su arma", destaca el autor.
El soldado indicó que el asalto no se llevó a cabo con la precisión de un reloj y hubo poco heroísmo. También dijo que fue como una “película mala”. Además, desmiente que haya habido un tiroteo de 40 minutos y descarta que el terrorista muriera mirando a los marines a los ojos.
Desde el Pentágono advierten que están analizando el contenido del libro -que sale a la venta el 11 de septiembre, coincidiendo con el undécimo aniversario de los atentados del 11-S en EE.UU.- ya que puede poner en peligro la seguridad de EE.UU. y el autor, aunque ya está retirado, podría ser sancionado.
En realidad, los marines que participaron en la operación contra Bin Laden en Pakistán fallecieron poco después en un «atentado o accidente con connotación islamista» en Afganistán, de esta manera los principales actores y testigos de la captura de Bin Laden y de la «versión oficial» ya no están más en vida, ¿quien puede ahora contradecir a la Casa Blanca?
La prensa internacional informó en ese momento la trágedia ocurrida a los «héroes» soldados Seals Marines muertos en la caida de su helicóptero. Los testigos que conocen la realidad de los hechos son siempre un problema para el poder.
Fuentes: RT / Red Voltaire, 29 de agosto de 2012.
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