Derivado de la falta de consulta entre la población docente, la Reforma Curricular de la Educación Normal opera entre un velo de dudas. Sin el acompañamiento de la Secretaría de Educación Pública, sus aplicadores sortean los efectos de una reforma inconclusa e incierta
La reforma curricular a la educación normal de 2012 ha refrescado la memoria a los profesores normalistas. Recuerdan la última modificación a los planes de estudio de las escuelas normales, la de 1997. Aquella vez, los cambios curriculares se acompañaron de recursos, infraestructura, equipamiento, capacitación docente y material bibliográfico.
Ahora, en cambio, ni siquiera han llegado a las escuelas los dineros prometidos para su operación. Esto, a pesar de que instituciones como la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM) condicionaran la aceptación de los nuevos planes de estudio a que la Secretaría de Educación Pública (SEP) brindara los apoyos necesarios. Un recorrido por las instalaciones de la BENM, fundada hace 125 años, lo confirma.
En un espacio de 120 metros cuadrados aproximadamente (mínimo, en comparación con las 12 hectáreas propiedad de la normal) se encuentra el acervo bibliográfico de esta institución educativa: unos 40 mil ejemplares, a decir de Georgina Rodríguez Bermúdez, quien de 2003 a 2010 fungió como encargada de la biblioteca.
El 40 por ciento de los libros, explica la maestra, forma parte de los materiales que acompañaron el currículo de 1997. Respecto de la reforma que opera desde hace 6 meses, asevera que “no ha llegado un sólo texto para ninguna de las materias”. Y es que, como confirman sus colegas, la mayoría de la bibliografía del nuevo plan sólo está disponible en línea.
“Te dan unos fragmentos escaneados de los libros, por lo que en realidad nosotros tenemos que comprarlos; siempre lo hemos hecho. El problema es que los muchachos no tienen acceso a esos materiales. En el caso de los normalistas de primer ingreso, te das cuenta de que muchos de ellos no tienen computadora ni internet en casa. Es decir, se da por hecho que los muchachos de ahora cuentan con esas herramientas cuando no es así”, acota Martha Piña.
Para el nuevo currículo es muy importante la enseñanza del inglés y las tecnologías de la información y la comunicación. No obstante, la Benemérita Escuela Nacional de Maestros carece de material suficiente y espacios óptimos para impartir estas materias.
Esta escuela no cuenta, por ejemplo, con una red que brinde servicio de internet al grueso de su comunidad. Sólo tiene una sala de usuarios con 10 computadoras conectadas a una red inalámbrica para atender a una población de cerca de 1 mil 400 alumnos.
Posee además cinco salas de cursos en las que ahora se imparten las tecnologías de la información y la comunicación. Cuatro de éstas cuentan con equipo Enciclomedia: un pizarrón inteligente, un cañón proyector y una computadora para uso del profesor; la otra, que en 2005 fue donada por la Liga Nacional de Futbol Americano estadunidense, tiene 15 computadoras con red.
En la nueva malla curricular, la enseñanza del inglés está programada a partir del segundo año de la carrera; por eso aún no entra en operación. Sin embargo, los cursos cocurriculares de inglés para los alumnos del plan de estudios de 1997 se imparten en aulas convencionales sin recursos audiovisuales, lo que impide que los estudiantes desarrollen las cuatro habilidades que demanda cada lengua.
Yolanda Ortiz enumera las condiciones mínimas que requiere la operación de los nuevos planes de estudio: fortalecer los órganos colegiados, capacitar a los profesores en su totalidad, establecer un diplomado que aborde las necesidades específicas de los formadores y dotar a las escuelas de bibliografía, tecnología e infraestructura.
Parte 1 “Reforma curricular”: la desaparición del normalismo
Parte 2 Reforma curricular a las normales: opacidad e incertidumbre
Parte 3 Aplican reforma curricular sin acompañamiento de la SEP
Parte 4 Proceso educativo como mecanismo de poder
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