De enero a marzo de 2013, el poder de compra de la clase trabajadora mexicana cayó en casi 6 puntos porcentuales como consecuencia del incremento del precio de la Canasta Alimentaria Recomendable, revela un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM. En contra de lo que establece el mandato constitucional, durante los últimos 25 años el poder adquisitivo del salario mínimo ha perdido en 79,14%. Aun así, el tema está fuera de la agenda.
Arroz blanco, calabacitas a la mexicana, huevos ahogados, tortillas de maíz y agua de piña: un menú equilibrado, elaborado con base en los productos de la Canasta Alimentaria Recomendable (CAR), que incluye 38 alimentos cuyos nutrientes son los mínimos necesarios.
El costo aproximado de esta comida para una familia mexicana promedio (de 3.5 personas integrantes) es de 65 pesos. Esto supera el salario mínimo nominal que a partir del 1 de enero de 2013 es de 64.76 pesos para la zona geográfica A.
A la luz de esta realidad, el Artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos resulta irrisorio: “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos”.
Los estudiosos de la economía definen como pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo a este fenómeno, es decir, al bajo crecimiento de los salarios nominales respecto del comportamiento de los precios.
Integrantes del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM), con sede en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han documentado la pérdida del poder de compra de los mexicanos en 25 años de neoliberalismo. Aseguran que ha sido del 79.14 por ciento.
Y es que si bien del 16 de diciembre de 1987 al 31 de marzo de 2012 el salario mínimo nominal de la clase trabajadora mexicana creció en 900.92 por ciento (de 6.47 a 64.76 pesos), el precio diario de la CAR para una familia promedio se disparó nominalmente en 4 mil 697.72 por ciento (de 3.95 a 189.51 pesos) para el mismo periodo.
Así, mientras que en el sexenio de Miguel de Madrid Hurtado con un salario mínimo alcanzaba para adquirir el 163.8 por ciento de la CAR, con Enrique Peña Nieto sólo se puede acceder al 34.17 por ciento de ésta.
En su Reporte 109. El incremento en los precios devora el aumento del salario mínimo en México –que será presentado en los próximos días y del cual Contralínea posee copia–, los investigadores de la UNAM refieren que la pérdida del poder adquisitivo durante los primeros meses de la gestión de Peña Nieto ha sido de 5.78 por ciento. Esto, debido al incremento del precio ponderado de la CAR, que de enero a marzo de 2013 pasó de 171.86 a 189.51 pesos.
Para el diputado Valentín González Bautista, integrante de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD), es claro que en lo que en lo que va de la actual gestión las condiciones de vida de la clase trabajadora mexicana no han mejorado.
Prueba de ello es que la histórica brecha entre el salario nominal y el costo de la canasta básica persiste entre los permanentes aumentos de gasolinas –la justificación para que cualquier distribuidor y comerciante aumente el precio de los artículos básicos– y la pasividad y complicidad de los sindicatos.
Por eso, dice González Bautista, este 1 de mayo “los trabajadores poco o nada tienen que conmemorar o festejar. Más bien tendrían que estar preparados para las largas jornadas de lucha, de resistencia, de reivindicación de sus derechos, de no permitir más violaciones a la ley”. Una alternativa para resistir en este contexto, asegura el legislador, son las redes de consumo solidario.
José Arturo López Cándido, del Partido del Trabajo (PT), considera que los cálculos del CAM se quedan cortos respecto del precio actual de la canasta alimentaria básica que, indica, superaría los 200 pesos diarios.
El diputado, integrante de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, se pregunta “cómo le hacen” los trabajadores y las trabajadoras mexicanas para resolver estos problemas. Y responde: “Hoy sabemos que el ingreso familiar es de varios miembros de la familia. Aún así van paleando la crisis, pero creo que van a medias”.
El poder adquisitivo, fuera de la agenda legislativa
Un primer acercamiento con los integrantes de las comisiones de Trabajo y Economía, tanto del Senado como de la Cámara de Diputados, evidencia que los legisladores no han incluido en sus agendas el tema del poder adquisitivo del salario mínimo, a pesar de que durante los últimos 25 años éste ha perdido en 79.14 por ciento su capacidad.
Por ejemplo, Mario Sánchez Ruiz, integrante del Partido Acción Nacional y presidente de la Comisión de Economía del Congreso de la Unión, declinó hablar del tema, puesto que no es parte de su agenda.
En tanto, Alejandra Barrales Magdaleno, secretaria de la Comisión del Trabajo y Previsión Social del Senado, dice a Contralínea: “No hemos sesionado ahorita en la Comisión… Bueno, hemos tocado algunos temas, pero ahorita estamos dándole prioridad, sobre todo, al tema de las cuotas del IMSS [Instituto Mexicano del Seguro Social]”.
—¿Qué tendrían que hacer como senadores para devolver el valor al poder adquisitivo de los trabajadores?
—Tendríamos que ser líderes sindicales honestos, todos, para defender el poder adquisitivo de los trabajadores, un asunto que no es tan sencillo de resolver, es muy amplio…
Elsa Patricia Araujo de la Torre, diputada del Partido Revolucionario Institucional y parte de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, manifiesta que aunque “es una preocupación de todos” que el salario mínimo no permita tener una calidad de vida, vivienda y alimentación, el tema será retomado hasta que se discuta la reforma hacendaria.
Lilia Aguilar Gil, legisladora del PT y secretaria de la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados, lamenta que ni para la Comisión que representa ni para el gobierno federal sea una prioridad la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo, que “es lo que nos ocupa a los mexicanos todos los días”.
Productos de la Canasta Básica Alimentaria Recomendable
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