José Beltrán Peña, director de las reconocidas revistas literarias Palabra en Libertad y Estación Compartida, tuvo el acierto de invitar al poeta Humberto Pinedo para que explique cómo su poesía ha ido ganando estimaciones crípticas por parte de la crítica y una exégesis de la poesía concreta que desarrolla.
La poesía concreta para Humberto no es el experimentalismo puro, sino más bien la esencia social creativa. Nietzsche enunciaría que cuando el artista crea sentimientos ajusticia a Dios y se convierte en un todopoderoso. Por esto, podemos afirmar que todo lo que posee cualidad de real es creativo, y puedes expresarlo con pocas palabras (características minimalistas), pero con sentido poético, la condición se sublima. “Nuestras vidas son los ríos/que van a dar en la mar (…)”, estos versos de Jorge Manrique resumen apropiadamente el sentir de Pinedo Mendoza.
Nació en Lima en 1947 el año 1972, comienza a escribir incentivado por su participación en el Congreso de Jauja organizado por la Universidad la CANTUTA. A este evento el joven poeta llegó solo, con su verdad a cuestas, evitando todo tipo de dogmatismo y sectarismo. Se encontró, atestigua, con muchos poetas saturados de verborrea ideológica, pero sin el rigor que comprende un trabajo creativo original.
Considera que el poeta debe asumir un rol social y escribir como siente. Bajo estos pensamientos, Humberto Pinedo, a sus veintitrés años, entendió lo que significa supervivencia. También comprendería que los gobiernos llegaban al poder por llenar apetitos personales o de grupo. Entendió que por más buen sistema social que exista en el país, si no se prioriza el desarrollo integral del hombre no se logrará nada y la valoración subdesarrollada nos seguirá acosando.
Pasados cuarenta años, Pinedo versa: “(…) Ya me harté de escuchar bajezas a cretinos señores (…)”, asumiendo un carácter de cuestionamiento. La poesía concreta se explica en formular versos sentidos con el dolor e insatisfacción de los problemas del hombre de nuestro tiempo. El artista debe aportar con su imaginación para formar ese nuevo hombre que se vaticina y proclama.
Pinedo testimonia que podemos encontrar poetas y narradores de su generación que escriben evasivamente y rozando la mala calidad. Señala como excepciones a Enrique Congrains, Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa y Oswaldo Reynoso que atestiguan efectivamente la angustia de su clase social, convirtiéndose en parte de la historia de la literatura peruana. La trascendencia en el arte del concretismo es conseguir llegar a más almas y entender los problemas humanos.
En Europa después de la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes entendieron que las sociedades industriales deshumanizan, cosifican y alienan a las personas y regresaron a condiciones naturalistas expresadas estas en los hippies y existenciales, influenciados por Jaspers, Heidegger o Sartre. De esta manera es que se produjeron los sucesos de mayo en París, siendo los estudiantes quienes asumieran con conciencia real sus propios problemas. Pronunciaban su disconformidad con pocas palabras: "Hagamos el amor y no la guerra".
Hacia el 2013, Humberto nos anuncia que ha encontrado un “ejército de poetas”. Por motivos de promoción cultural resulta ventajoso, pero para asumir un rol social aún se encuentran evasivos. Como entenderíamos de Herbert Marcuse, confunden la conciencia con la sexualidad descarnada como liberación. Lo concreto debe representar comunicación directa, pero partiendo de la calidad.
Podemos afirmar que sus poemas no parten, como inspiración, del concretismo brasileño propio del experimentalismo, ni tampoco de los antipoemas de Nicanor Parra o las características crípticas de Octavio Paz. Entendemos que la poesía concreta consiste en expresar, sin camisas de fuerza, los graves problemas que acusamos pero de un modo sintetizado.
El poeta concreto del Perú nos anima a manifestarnos con amor, pasión, rebeldía, usando los recursos que nos brindan la informática, la ciencia de la psicología y la sociología. Por esto manifiesta: "Si le das confianza a un intruso te devolverá amistad con reparos". Este verso podría ilustrarse con dibujos o viñetas para darle más consistencia al mensaje.
Practiquemos como Mario Florián, Javier Heraud y Mariano Melgar un sentismo concreto, expresiones consecuencia de lo que sucedió con sus vidas provincianas, guerrilleras y precursoras. La vida debe considerarse concreta y posee un determinado sentido y sabor asumirla. El carácter fantasioso en los textos se torna necesario, pero es cuando se van por las ramas que la poesía concreta no cumple su objetivo. Por ejemplo en el poema “La vida no vale nada” cuando arguye: “Increíble, asesinan seres y se ufanan de muertes enemigas (…)”, indica lo contrario a ese informal orgasmo creativo que puede acosar nuestro quehacer literario. Este poema expresa el sentir de lo que sucedió en nuestra época subversiva. Para Humberto Honorato Pinedo Mendoza la poesía concreta significa liberación y comunicación.
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