Desde que Carlos Salinas asumió la Presidencia de la República en 1988, Quintana Roo ha sido utilizado por los cárteles del narcotráfico de Colombia y México como un trampolín para el cruce de droga proveniente de Suramérica, cuyo destino final es Estados Unidos. Tiempo después conoceríamos la historia del gobernador priísta Mario Villanueva Madrid, quien por presión del gobierno de Estados Unidos fue capturado, procesado en México y extraditado al vecino país acusado de cometer delitos graves, como lavado de dinero y vínculos con las mafias de la droga.
Desde entonces, el hermoso estado de Quintana Roo, gobernado ahora por el priísta Roberto Borge Angulo, es utilizado como centro de operaciones de bandas del crimen organizado, refugio de jefes del narcotráfico, paraíso fiscal para el blanqueo de capitales y, 25 años después, sigue siendo la puerta de entrada para la droga ilícita que llega a territorio mexicano por aire, mar y tierra, ante la omisión y complicidad de todas las autoridades federales, estatales y municipales.
Informes de inteligencia del gobierno federal y de los cuales ha dado cuenta puntual la prensa mexicana, explican cómo durante las últimas semanas se han incrementado las acciones de violencia entre los cárteles de Los Zetas y del Golfo, que se disputan el control del trasiego de droga y otras actividades ilícitas en esa entidad, principalmente en los municipios de Benito Juárez (Cancún) y Solidaridad (Playa del Carmen), ubicados en la zona Norte de la entidad.
Durante años, Los Zetas habían tenido el control del tráfico de drogas en la zona Norte, pero la violencia se desató cuando el Cártel del Golfo aumentó su presencia bajo el mando de Daniel Velázquez Caballero, el Z-52 o el Talibancillo, quien junto con sus hermanos Iván y Rolando formó parte, durante muchos años, de Los Zetas, cártel que abandonaron en 2012 para sumarse al Cártel del Golfo.
Otro grupo de delincuentes es el Cártel de Los Pelones, que originalmente formaban parte del grupo de Sinaloa, pero hace algunos meses se escindieron y empezaron a operar de manera independiente, lo que le ha restado fuerza al grupo comandado por Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
Hasta el momento el grupo de Los Zetas mantiene el control mayoritario del tráfico de drogas en la zona Norte de Quintana Roo, pero gradualmente han ido perdiendo terreno ante el empuje del Cártel del Golfo, que ha incrementado su presencia en la entidad por la intensa actividad de Daniel Velázquez Caballero, quien tuvo diferencias con Miguel Ángel Treviño, el Z-40. Éste fue capturado por efectivos militares en julio pasado.
Esa incorporación de los tres hermanos Velázquez Caballero al Cártel del Golfo provocó la salida de decenas de mandos regionales y sicarios del grupo de Los Zetas, y al mismo tiempo la banda de Joaquín Guzmán Loera, alias Chapo, se vio fortalecida, sobre todo en la zona Norte de Quintana Roo y en otras entidades, como Coahuila, Tamaulipas, Zacatecas y San Luis Potosí, donde los hermanos Velázquez Caballero tienen mayor presencia.
Estos tres hermanos son conocidos como Los Talibanes y durante muchos años formaron parte de Los Zetas. El líder principal era Iván Velázquez Caballero, el Z-50 o el Talibán, quien llegó a ser uno de los mandos principales de Los Zetas antes de romper con Miguel Ángel Treviño.
Iván Velázquez Caballero fue detenido el 26 de septiembre de 2012 en San Luis Potosí por elementos castrenses y hace algunos días fue deportado a Estados Unidos, a petición expresa del gobierno de ese país. El pasado viernes 22 de noviembre tuvo su primera comparecencia ante un tribunal federal de Laredo, Texas, acusado de diversos ilícitos.
Hace algunos años, Iván Velázquez Caballero fungió como jefe de plaza de Los Zetas en Cancún, donde logró establecer una intrincada red de operadores y de contactos en las tres instancias de gobierno. Posteriormente fue designado como jefe de plaza para varios estados de las zonas centro y Bajío del país, y su principal centro de operaciones lo ubicó en San Luis Potosí y Zacatecas, aunque también operaba en Guanajuato, Aguascalientes, Coahuila y Nuevo León.
A mediados de 2012, los hermanos Velázquez Caballero rompieron con Los Zetas y se sumaron al Cártel del Golfo. Los Talibanes acusaron a Miguel Ángel Treviño de ser un traidor y de haber pactado la entrega de varios mandos de Los Zetas a las autoridades federales a cambio de protección.
Los hermanos Velázquez Caballero, además de sumarse al Cártel del Golfo, formaron un escuadrón de sicarios conocidos como Los Legionarios, cuya misión principal era la de ejecutar a los principales mandos de Los Zetas.
Tras la detención de su hermano Iván y su salida de Los Zetas, Daniel Velázquez Caballero fue “nombrado” por los mandos del Cártel del Golfo como jefe de la plaza en Cancún y se trasladó desde hace poco más de 1 año a esa zona, donde desató de inmediato una lucha abierta en contra de Los Zetas y logró establecer una alianza con Los Pelones para minar la fuerza y el control de Los Zetas.
Daniel Velázquez Caballero es conocido por varios alias, entre estos están: el Z-52, el Talibancillo, el Gordo Sam, el Apá, el Gordo, el Farruco y el Caballo.
Es el propio Daniel quien constantemente cambia de mote para despistar a sus rivales y a las autoridades. Los mensajes que firma su organización criminal van suscritos como “Los Talibanes CDG” y han utilizado esta sigla en las mantas, cartulinas y mensajes que han hecho públicos durante los últimos meses.
Velázquez Caballero ya había estado antes en la entidad, pues operó con su hermano Iván cuando éste era el jefe de plaza de Los Zetas en Cancún y en ese entonces Daniel era el responsable de armar una extensa red de lavado de dinero, de la cual formaban parte destacados empresarios de la zona que ahora son investigados por la Procuraduría General de la República y por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.
Entre las personas investigadas hasta el año pasado estaba Joseph Vilet Castro, quien sufrió un atentado el 5 de septiembre de 2012 cuando se encontraba afuera de las oficinas de la Notaría Pública 6 de Cancún, ubicada en el número 8 de la avenida Nader. Tras sufrir graves heridas, Vilet fue trasladado por sus familiares a San Luis Potosí, en donde falleció el 16 de septiembre de ese año.
En esos mismos hechos fue herido el licenciado Rogelio Herrera Herrera, a quien también lo investigan por supuestos vínculos con grupos delictivos que operan en Quintana Roo. Otro abogado que estaba presente durante la agresión, y que resultó ileso, es Carlos Góngora, quien también es investigado por autoridades federales.
El ciudadano israelí Shay Golan, de 34 años de edad, fue detenido el 24 de noviembre de 2011 por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública municipal de Cancún, cuando se trasladaba junto con otras siete personas a bordo de dos camionetas marca BMW y una camioneta Suburban, en la esquina que forman la avenida José López Portillo y Palenque, y les aseguraron armas y cartuchos de diversos calibres.
Shay Golan se identificó como empresario del ramo de la joyería y cosméticos, y dijo ser hijo de Edad Golan, quien según su dicho se desempeñaba como consejero político, además de agregado cultural y de prensa de la Embajada de Israel en México, lo cual resultó totalmente falso.
Sobre Golan existen entonces procesos legales en curso en Estados Unidos y Canadá, donde se le señala como presunto defraudador, sobre todo en el negocio de los bienes raíces. Junto con Shay Golan fueron detenidos entonces otro israelí de nombre Charly Dhana, así como los panameños Juan Bautista Centeno Ríos, Juan Antonio Centeno Botello y Pablo Antonio Brown Taylor; el canadiense Ilar Sou Zoui y los mexicanos Carmina González Moreno y Gerardo Hernández Carvajal.
Pese a los elementos de prueba en su contra, como la portación de armas de grueso calibre y cartuchos, así como su situación migratoria irregular, Shay Golan obtuvo su libertad por un amparo que le fue otorgado por el Juzgado Tercero de Distrito, cuya titular era Ana María Nava Ortega.
Tras su detención y posterior liberación, Shay Golan se ausentó durante algún tiempo de Cancún, pero se tienen informes de que ha regresado a dicho lugar y estaría operando nuevamente como prestanombres y lavador para el Cártel del Golfo, gracias a sus vínculos con Daniel Velázquez Caballero.
Según informes de inteligencia, actualmente el brazo derecho de Daniel Velázquez Caballero es un sujeto de nombre Luis Alberto Canabal Zetina, el Luigi, quien el 28 de noviembre de 2011 fue capturado en la colonia Las Ánimas, de Temixco, Morelos, pero posteriormente logró fugarse de una cárcel de esa entidad, trasladándose de inmediato a Cancún, donde opera bajo las órdenes directas de Daniel Velázquez Caballero.
Como parte de la guerra entre estos grupos delictivos, la semana pasada fue encontrado muerto en la colonia Álamos II de Cancún un sujeto no identificado y con un mensaje en una cartulina colocada sobre el cuerpo que dice que el gobernador de esa entidad es cómplice de los hermanos Velázquez Caballero. El texto de esa cartulina es el siguiente: “Saludos a la familia Velázquez Caballero, ya sabemos que están aquí y los protege el cerdo del gobernador, pero ni con él ni sus halcones nos van a frenar”.
Otros informes señalan que el Cártel del Golfo presiona a directivos y miembros de la agrupación de taxistas denominada “Andrés Quintana Roo”, con sede en Cancún, pues se considera que algunos miembros de esa asociación forman parte de una red de distribución de droga y de información al servicio de Los Zetas.
Esta guerra desatada por mafias del narcotráfico en Quintana Roo ha motivado que en las últimas semanas arriben a esa entidad nuevos miembros del Cártel del Golfo procedentes de Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León, a fin de reforzar las acciones de violencia en contra de Los Zetas, por lo que se teme aumente la violencia en la zona.
Los sicarios que arribaron recientemente a Cancún fueron enviados directamente por Rolando Velázquez Caballero, el Rolys, quien es otro de Los Talibanes y quien es actualmente el jefe de plaza del Cártel del Golfo en Saltillo, Coahuila, y Reynosa, Tamaulipas.
Puntos suspensivos…
Hace 3 años, cuando Alfredo del Mazo tenía la promesa del entonces gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto de que sería su sucesor, una amenaza del alcalde de Ecatepec, Eruviel Ávila, provocó un cambio de planes y, para impedir que ese político con fuerza real abandonara las fuerzas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para convertirse en el representante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se le dijo a Del Mazo que Eruviel sería el candidato priísta, pero que sólo estaría 2 años al frente de la gubernatura y que después renunciaría para que él lo supliera. Pues parece que ese tiempo ha llegado y que Eruviel dejará la gubernatura mexiquense, pero no para pasar al retiro, sino para integrarse al gabinete de Peña Nieto en uno de los principales cargos, como es la Secretaría de Gobernación. Con ese movimiento político, sumado a la inminente salida del procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, quien enfrenta una delicada enfermedad, el grupo de los hidalguenses quedaría prácticamente anulado del gobierno federal, y desde ahora Peña Nieto empezaría a mover sus piezas con miras a la sucesión presidencial. De concretarse esos movimientos, la pregunta ahora es qué hará el legislador sonorense Manlio Fabio Beltrones, a quien Peña le había prometido que, dada su amplia experiencia política, sería primero el responsable de la política interna del país y, después, el candidato del PRI a la Presidencia de la República.
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