Sólo 630 000 de los 3,4 millones de libios con derecho al voto participaron en las elecciones legislativas realizadas en Libia el 25 de junio de 2014, para un promedio de participación de 18,52%.
En otras palabras, el 81,47% de los electores libios no participó en la elección del Congreso General Nacional.
La Alta Comisión Electoral disimuló ese resultado presentando cifras basadas únicamente en la cantidad de personas que se inscribieron en las listas de electores (sólo un millón y medio). Las autoridades lograron anunciar así un abstracto 42% de participación.
Los libios trataron de participar más ampliamente en las elecciones de 2012. La participación real fue entonces de un 51,17% pero los resultados posteriores no han estado a la altura de las expectativas de la gente, lo cual explica el acentuado desinterés de la población por el escrutinio que acaba de tener lugar.
Se hace así particularmente evidente que es un grave error ignorar la estructura tribal de la sociedad libia imponiendo a los libios un régimen de democracia representativa.
A pesar de resultar tan criticable como cualquier sistema político, el régimen de democracia directa de los Congresos y Comités Populares enunciado en el Libro verde de Muammar el-Kadhafi resultaba de hecho mucho más satisfactorio para los libios.
Muammar el-Kadhafi fue derrocado en 2011, no como resultado de una «revolución» sino durante una agresión externa largamente preparada y orquestada por la OTAN.
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