La dependencia económica y comercial de nuestro país ha crecido mucho. Actualmente México es el tercer socio comercial de Estados Unidos y el tercer abastecedor de petróleo que exporta a través de 4 mil 441 kilómetros de oleoductos y de tankers. Pero lo que más le interesa a Estados Unidos es el control del país por cuestiones militares e incluirnos en sus planes bélicos.

El entreguismo del gobierno de Enrique Peña y sus cómplices en el Congreso de la Unión ha convertido a México en un país subordinado a las corporaciones estadunidenses, controlado políticamente por Washington. Hoy están a disposición de las corporaciones extranjeras nuestras principales riquezas petroleras y minerales y la mano de obra barata de los mexicanos. Todo esto en contra la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y de la soberanía nacional. Las modificaciones que han realizado en el gobierno de Peña son anticonstitucionales, ya que, según el Artículo 136 de la Carta Magna, la Constitución es inviolable, no nos pueden quitar nuestros derechos; y en el Artículo 135 se habla del procedimiento para reformar la Constitución, pero lo que hizo el Congreso sometido a Peña es una contrarreforma. Una reforma es una adición o innovación que ayude a garantizar un derecho, nunca a negarlo mutilando la Constitución. Sus reformas son anticonstitucionales, tanto la laboral, como la fiscal, la financiera, la educativa, la política y la de telecomunicaciones, y por supuesto la energética, pues violan derechos fundamentales del pueblo. La propiedad colectiva del pueblo de México de sus energéticos, y en particular de su petróleo, no puede ser negada por un gobierno ¡que no puede entregar lo que no es suyo!

Pero no sólo quieren nuestro petróleo. Más grave aún es que ahora a los mexicanos nos quieren como carne de cañón para sus guerras. Con la integración militar pretenden que los soldados mexicanos colaboren en las aventuras del Pentágono, y además convertir a México –que consideran su traspatio– en un campo de maniobras y de contención en la región de Norteamérica, como un corredor para transportar mercancías, pertrechos militares y armas. Para ello pretenden controlar los puertos, ferrocarriles, carreteras e construir corredores de transporte intermodales para que fluyan nuestras riquezas hacia Estados Unidos y sus mercancías hacia Europa y Asia. A todo eso han llevado las privatizaciones y el plan de vender playas y fronteras a los extranjeros. Quieren convertir al puerto Lázaro Cárdenas-Las Truchas como una vía para acceder a China y eventualmente enfrentarla. Por lo pronto México se integró al Acuerdo Transpacífico con Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, Perú y Chile para enfrentar comercialmente a China. Por otro lado hay que poner atención en Punta Colonet, Baja California. Quieren construir un puerto para comerciar con China en un punto muy vulnerable para nosotros, por estar muy cerca de la frontera con Estado Unidos.

Para conectar a México con la región norteamericana, en la actualidad se impulsan cinco corredores logísticos estratégicos y multimodales que pasan por las ciudades fronterizas de Tijuana, Nogales, El Paso, Nuevo Laredo y Matamoros. Esta infraestructura para el saqueo está acompañada del muro en la frontera que establece un apartheid de facto. El muro de la muerte, calificado así por el constante asesinato de mexicanos en la frontera en manos de la migra que impunemente les mete una bala en la cabeza, pretextando que “estaban aventando piedras”. Ahora quieren que los mexicanos encontremos la muerte en sus guerras agresivas, que buscan la construcción de su imperio y el dominio mundial.

Al integrarnos a lo que llaman la región norteamericana nos hacen partícipes de los conflictos de Estados Unidos, en los que además de guerras abiertas desata ataques secretos por parte de sus Fuerzas de Operaciones Especiales en 134 países, los ataques de aviones no tripulados, una guerra abierta o velada en múltiples frentes: Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen, Siria, Ucrania, Mali, Sudán, sin hablar de las provocaciones contra Irán y Corea del Norte, las campañas de desestabilización contra Venezuela y la creciente tensión con China. País que ha denunciado provocaciones de parte de Estados Unidos como la acusación en agosto de 2014 del Ministerio de Defensa Nacional de China al Ejército estadunidense de realizar “reconocimiento de cerca” en el espacio aéreo del país asiático. El lugar del incidente está a 220 kilómetros de la isla china de Hainan, según el portavoz de la cartera, Yang Yujun, en una rueda de prensa (http://spanish.peopledaily.com.cn/n/2014/0829/c31621-8776 009.html) en la que denunció las “altamente frecuentes actividades de reconocimiento de proximidad contra China”. El vocero informó que un avión antisubmarino y uno de patrulla de Estados Unidos habían sobrevolado el espacio aéreo a 220 kilómetros del Este de la isla china de Hainan, el 19 de agosto por la mañana, momento en el que un avión de caza chino despegó para identificar a las aeronaves. Los aviones estadunidenses han venido realizando frecuentes maniobras de reconocimiento contra China durante un largo tiempo, lo que ha dañado gravemente los intereses de seguridad de China, así como la estratégica confianza mutua y las relaciones bilaterales entre los países, añadió el vocero. También China ha denunciado las constantes maniobras militares estadunidenses en la Península de Corea y el Mar Amarillo, cerca de la frontera China, así como la venta de armas a Taiwán, denunciada en marzo de 2014 (http://spanish.xinhuanet.com/china/2014-03/28/c_133219518. htm).

También crece la tensión con Rusia. Ahora la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), fuerza militar que encabeza Estados Unidos, está dispuesta a rodear a Rusia. El secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen, detalló que nuevas tropas estarán integradas por varios miles de soldados listos para un rápido despliegue. El presidente de Polonia, Bronis?aw Komorowski, a su vez, detalló que se tratará de 5 mil efectivos. De momento se desconocen los estados que albergarán las nuevas unidades, pero Polonia, Rumania y los países bálticos ya declararon su disponibilidad para hacerlo. También se creará también otra fuerza de respuesta rápida –la Fuerza Conjunta Extraordinaria– que supondrá la posibilidad de una movilización temporal de hasta 10 mil efectivos y su despliegue en la región por tierra, mar y aire. Estará compuesta por tropas de siete estados miembros: el propio Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Países Bajos y los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania). Canadá también expresó interés en participar. Otro punto clave del futuro programa de la OTAN es reforzar cooperación con más estados vecinos a Rusia, sobre todo con Ucrania, pero también con Georgia, Finlandia y Moldavia. Se tratará de maniobras conjuntas a gran escala y programas de entrenamiento. Sólo en septiembre habrá tres simulacros conjuntos: uno en Letonia y dos en Ucrania. El de Letonia, el Steadfast Javelin II, empezó el 2 de septiembre y cuenta con la participación de unos 2 mil soldados de nueve países (texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/139579-plan-expansion-otan-rusia Sea Breeze 2014). Las maniobras conjuntas de las armadas de Ucrania y Estados Unidos en el Noroeste del Mar Negro se iniciaron el lunes 8 de septiembre, con la participación de efectivos estadunidenses. Asistieron también buques de guerra de Canadá, España, Rumania y Turquía: 12 naves y embarcaciones auxiliares en total.

Entre el 15 y el 26 de septiembre, en los alrededores de la ciudad occidental ucraniana Yavoriv, se celebraron otros ejercicios llamados Rapid Trident. Aparte de efectivos ucranianos, el simulacro contó con 1 mil tropas de la OTAN, incluidos los contingentes de Azerbaiyán, Reino Unido, Canadá, Georgia, Alemania, Letonia, Lituania, Moldavia, Noruega, Polonia, Rumania, España y Estados Unidos.

Es claro que Estados Unidos ambiciona que México participe en sus planes bélicos y, paso a paso, con el pretexto de la “alianza estratégica” y la “integración en seguridad” que firmó Vicente Fox en el marco de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, y la integración militar que avanzó con los acuerdos Obama-Calderón, quieren incluirnos en sus planes de “defensa”.

México no debe de integrarse en ningún bloque militar agresivo. Nuestro petróleo no debe usarse para alimentar la máquina de guerra, nuestros soldados no han de apoyar la ocupación de otros países y nuestro territorio no debe convertirse en patio trasero que se utilice para maniobras bélicas al servicio de Estados Unidos.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo 89 es muy clara: condena la intervención armada y está por la autodeterminación de los pueblos y la solución pacífica de los conflictos. Por ello, los mexicanos rechazamos los planes de guerra del Partido Revolucionario Institucional-Partido Acción Nacional aliados al imperio estadunidense. Los mexicanos queremos paz y el respeto a la soberanía de nuestro país y de todas las naciones del mundo. Esa política, aplicada ejemplarmente por Lázaro Cárdenas del Rio convirtió a México en un faro de libertad en el mundo entero.

Por eso la lucha por la soberanía es vital. Hemos de conquistar la segunda independencia. Y para ello el pueblo ha de demostrar quién manda, quién decide, quién tiene el poder. Eso implica la unión de todo el pueblo en lucha por la causa de México, por encima de divisiones de todo tipo: de religiones, partidos políticos, ideologías, sexo, edad, origen nacional, género, posición socioeconómica, estilo de vida; porque la lucha que estamos dando es por la sobrevivencia de nuestro país, al que están desmantelando y devastando, y de las futuras generaciones a las que planean esclavizar y quitar toda libertad. Quieren que nuestros hijos y nietos tengan una vida dedicada a enriquecer a las corporaciones y a nuestro país convertido en una nueva colonia. Además, que den su sangre (como ya sucede con los soldados de origen mexicano que pelean en Oriente Medio). Y eso, con nuestra unidad, organización y lucha, no lo vamos a permitir. México ha sido siempre un factor de paz en el mundo.

Fuente
Contralínea (México)