El involucramiento de México en misiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) –que hoy tiene a 13 militares (soldados y marinos) en Líbano, Haití y el Sahara Occidental– va más allá del envío de algunos efectivos. El gobierno de Enrique Peña Nieto se ha comprometido en la construcción de un Centro de Adiestramiento para capacitar especialmente a las tropas mexicanas que en el futuro serán desplegadas en diversas partes del mundo.
Hoy, en tiempos de recortes presupuestales y tramposa “austeridad” gubernamental, se construyen las instalaciones del nuevo centro de capacitación. Se trata de un proyecto que incluso ha requerido de la instalación de un Grupo de Trabajo Interinstitucional sobre Operaciones de Mantenimiento de la Paz, el cual hoy es coordinado por la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuya titular es Claudia Ruiz Massieu Salinas.
Aún falta para que estén terminadas las instalaciones, pero ya tenemos noticia de los cursos que se impartirán. Hasta hoy –de acuerdo con información obtenida de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), por medio de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública– se ha elaborado una lista de 10 cursos a impartirse en el centro en construcción.
En el documento que recibimos de la Sedena, la relación de cursos está encabezada por el de Militares Expertos en Misiones Operativas de Paz; para Oficiales de Estado Mayor para las Naciones Unidas; de Protección de Civiles; de Protección de Niños en Conflictos Armados, y de Logística en Operaciones de Paz.
La lista de cursos a desarrollarse en el nuevo centro de capacitación concluye con el de Coordinación Cívico Militar; de Equidad de Género; de Mujeres en Operaciones de Mantenimiento de la Paz; de Corresponsal de Prensa, y de Inglés y Francés Técnicos en Operaciones de Mantenimiento de la Paz.
Aunque tanto la Sedena –a cargo del general de división diplomado de Estado Mayor Salvador Cienfuegos Zepeda– como la Secretaría de Marina (Semar) –encabezada por el almirante diplomado de Estado Mayor Francisco Vidal Soberón Sanz– declinaron informar acerca de los programas y planes de estudio de cada uno de los cursos, tuvimos acceso a los que la ONU diseñó para otro país latinoamericano que ya cuenta con su centro de capacitación funcionando y que ofrece los mismos cursos que los que ahora se impartirán en México: Uruguay.
Los cursos de Militares Expertos en Misiones Operativas de Paz y de Oficiales de Estado Mayor para las Naciones Unidas son talleres de 200 horas cada uno diseñados para mandos superiores que serán desplegados como observadores militares y oficiales integrantes de un cuartel general en una misión de las Naciones Unidas. Se explica toda la estructura de la ONU, las misiones de paz, la responsabilidad de la Fuerza militar desplegada, a quién rinden cuentas y a quién están subordinadas, entre otros aspectos.
El Curso de Protección de Civiles consta de 16 horas, que se imparte en 4 días (4 horas diarias). Está dirigido a oficiales y subalternos para la comprensión de los principios básicos, guías y políticas de las Naciones Unidas relacionadas con la protección de civiles.
Por su parte el Curso de Protección a Niños en Conflictos Armados también es para oficiales y subalternos y consta de 16 horas que se desarrollan en cuatro sesiones. Aborda desde los derechos del niño y la protección infantil hasta la manera en que deben protegerse a los menores contra los efectos de un conflicto.
También de cuatro sesiones de 4 horas, el Curso de Logística en Operaciones de Paz, tiene como objetivos conocer las generalidades de la logística operativa de las Naciones Unidas y aplicar sus principios de funcionamiento, además de comprender el sistema de planeamiento y familiarizarse con la administración del Equipamiento Propiedad de un Contingente (COE, por su sigla en inglés) y del de Propiedad de las Naciones Unidas.
El objetivo principal del Curso de Coordinación Cívico Militar es adquirir los conocimientos del trabajo con los civiles y los códigos y mecanismos de cooperación durante el día a día en una misión de paz. El de Equidad de Género es preparar a los oficiales y subalternos en esa materia y su relación con las misiones de paz de la ONU. Por su parte, el Curso de Mujeres en Operaciones de Mantenimiento de la Paz explica cuál es el rol de las mujeres en el ámbito de una misión, la diferencia de papeles determinada por el género y el sexo.
Finalmente, el Curso de Corresponsal de Prensa, el cual se desarrolla en cinco sesiones de 4 horas cada una, es un taller teórico-práctico en el que se analizan las condiciones de seguridad y la gestión de crisis mientras se realiza una cobertura periodística en una zona de conflicto. Además, aborda las relaciones que se establecen entre Fuerzas Armadas y los representantes de la prensa en un conflicto y la manera en que pueden divulgarse las actividades de las Fuerzas de Paz. Según el documento uruguayo, este curso no es exclusivo para militares: también se abre a “profesionales de los medios de comunicación que deseen prepararse (o perfeccionar los conocimientos que posean) para trabajar en zonas de conflicto y post-conflicto”. Habrá que ver qué características tendrá en México.
Fragmentos
El pasado 1 de marzo se cumplieron 8 años de la masacre de Sucumbíos, en el cual murieron cuatro estudiantes mexicanos (Verónica Natalia Velázquez Ramírez, Juan González del Castillo, Fernando Franco Delgado y Soren Ulises Avilés Ángeles) y la única sobreviviente mexicana (Lucía Andrea Morett Álvarez) fue herida física y sicológicamente. Se trató de un crimen de lesa humanidad perpetrado por el gobierno de Colombia en 2008, cuando la Presidencia de ese país recaía en Álvaro Uribe. Como se recordará, se trató de un bombardeo a un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) que ocurrió durante un encuentro con civiles y en territorio ecuatoriano. A pesar de las evidencias, el gobierno colombiano –hoy a cargo de Juan Manuel Santos Calderón, entonces ministro de Defensa– no ha acepado su responsabilidad. El crimen permanece impune. Y el gobierno de este país, lejos de proteger a los mexicanos atacados en el extranjero, ha incluso perseguido y acosado a la estudiante sobreviviente. En efecto, ninguna de las víctimas se apellida Moreira.
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