De manera apodíctica: ¡Keiko, nunca más candidata presidencial!, ni quien anuncia venir, su hermano menor, Kenji, ambos cubiertos con manto corrupto y aureola de desprestigio. ¡Nuestro país requiere de personas honorables, y no mequetrefes, en la primera magistratura!
En profano callejero se dice "ya fue", sí pues, merecidamente, ya fue, Keiko Sofía Fujimori Higuchi. Que nunca más ose o se atreva a ser candidata presidencial, porque la mayoría de peruanos, votantes o no, la rechaza, hasta marcha masivamente contra ella, aún sus electores no logran extrospectarla, ni la entienden o juzgan a cabalidad, al carecer de méritos tangibles, no ser ejemplo de nada positivo, en ninguna arista vital. Habría sido una vergüenza para el país tener a una presidenta con el padre encarcelado, condenado por asesino, ora autor mediato, ora autor material, y también vulgar ladrón, también sentenciado, de los dineros del fisco peruano, que explican los ingentes gastos de campaña electoral de su hija Keiko, durante 5 años, quizá más, con ríos de dineros ilícitos y ajenos.
Todos los ingresos económicos de Keiko son oscuros. Su anodina conducta presente y pasada es altamente reprobable. Ni el inmueble que habita está a su nombre, porque su tía titular, prófuga de la justicia y fugitiva en Japón, ha transferido el dominio a sus hijas, primas de Keiko, o sea, todo se tapa o encubre en esta cerrada familia nipona.
Igualmente, su partido Fuerza Popular, ocupa extrañamente, por varios años, dos costosos inmuebles comprados a nombre de 2 empresas de su ex secretario general, Joaquín Ramírez Gamarra. Uno, en la Calle Bucaré 551, Camacho, La Molina, adquirido al contado por la considerable suma de US$ 1´180,000.00 dólares, el 21-8-2012; y el otro, en la Avenida Arequipa N° 4034, Miraflores, comprado por US$ 1´300,000.00 dólares, a escasos 3 días del anterior, el 24-8-2012. ¡Algún insensato entrega esa fortuna por nada a cambio!
Por ende, para vivir, “gratis”, “sin pago alguno”, como persona casada y con dos hijas no ha gastado nada, tampoco para hacer funcionar holgadamente a su partido político, que, con su propia acción, busca encumbrarla, en 2 ocasiones ya, en la presidencia de la República.
Ahora que Keiko ha perdido las elecciones presidenciales del 2016, Kenji Fujimori Higuchi, su hermano menor, entrará en liza, tal como él mismo ya lo anunció, presagiando inconsciente y conscientemente el fiasco actual de su hermana, por quien ni siquiera votó, ya que no fue a hacerlo, este 5 de junio. Sería, pues, motivo de escudriñar acerca de la enrostrada mediocridad, atisbos de temprana desviación sexual y también sobre la falencia o estado de ayuno de méritos sesquipedales, y de los otros, del afamado Kenji.
Tengo la maciza convicción, que el palaciego estilo de vida de estos 2 hermanos, los hizo, los marcó y hasta los estigmatizó. Me cuentan que no se pasan y que el encarcelado papá les sirve de árbitro en sus violentas disputas, en el recinto de DIROES.
Por mi parte, sin vacilación alguna, me afirmo y ratifico: ¡No a Kenji, el 2021!, aunque se cambiara de apellido paterno y aprendiera con disimulo el idioma quechua.
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