En el seno de las revueltas contra los depredadores capitalismos están las crisis que han suspendido el crecimiento global y particular en cada uno de ellos, partiendo del estancamiento estadunidense y el apaciguamiento de China; mientras las masivas migraciones africanas atoran el desarrollo europeo con su ancla griega, generando toda esa marea un tsunami contra los derechos humanos en el contexto de las dos caras de la democracia: la indirecta o representativa y la directa, la del pueblo organizando protestas, incluso a través de las redes del internet. Para más información se debe consultar el ensayo Cómo internet está cambiando nuestras vidas, editorial Turnes). Es, pues, ya un tsunami el que se vislumbra contra las conquistas del liberalismo político, como la libertad de expresión.
Éste es el tema que con atinadas reflexiones aborda Timothy Garton Ash, autor de ese fabuloso libro: Los hechos son subversivos (en la colección Tiempo de Memoria, de la editorial Tusquets). Es un espléndido trabajo donde el catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford e historiador afirma que: “La primera tarea del historiador y del periodista consiste en encontrar hechos... y éstos deben ser contrastados con todas las pruebas disponibles”. A lo que agrega que en gran medida, buena parte del tiempo trabajado como reportero debe ser: “observando y conversando con todo tipo de personas desde temprano hasta bien entrada la noche. El reportero, considerado a veces como la forma más baja de la vida periodística, me parece en realidad la más elevada. Es una insignia que luciría con orgullo”.
Recientemente, este autor ha escrito el ensayo periodístico: Marea contra la libertad de expresión (El País, 19 de mayo de 2016), donde hace una revisión exhaustiva de los hechos y amenazas –la mayor parte cumplidas– en contra de los periodistas en varias partes del mundo, con la finalidad de reprimir su trabajo y acallar la información que a los perpetradores de tan viles ataques, no conviene que se sepa. Así pues, es un verdadero tsunami el que se avecina tras esa marea contra las libertades de prensa; y por ende contra todos los medios de comunicación. Y esto incluye también al periodismo por internet. “Un indicador pequeño, pero significativo, es cómo ha aumentado el número de colaboradores de la web que prefieren escribir con seudónimo”.
Y en México se practica la autocensura, para no informar sobre lo que prohíben, con amenazas de muerte o secuestros, sobre todo los narcotraficantes. Y algunos políticos que, incluso envían a sus sicarios y golpeadores a cometer homicidios y agresiones contra los reporteros. Se trata de una “marea antiliberal”. Porque ante la crisis, mejor dicho: las crisis, del capitalismo, hasta los regímenes democráticos usan medidas autoritarias contra la libertad de expresión, para acallar la información sobre los hechos. “Los políticos han desarrollado recursos cada vez más complejos para imponer un relato dominante a través de los medios (de comunicación)… ante el periodismo de investigación”.
Así pues, el ensayo el de Timothy Garton Ash: Marea contra la libertad de expresión es de gran importancia para su lectura y discusión, para compartir “los principales principios liberales (del liberalismo político, republicano y democrático, claro está, meto mi cuchara al texto de Garton), que todos podemos y debemos defender, al margen (y en contra) que la amenaza proceda de un gobierno autoritario, una superpotencia privada como Facebook”. O que también proceda de la delincuencia, los sectores empresariales o los malos gobernantes que a toda costa quieren cancelar las manifestaciones públicas de petición y crítica, así como acotar la libertad de expresión duramente ganada por los pueblos.
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