La Constitución Política la llama expresamente Cuestión de Confianza. Difiere de la Censura. Se la puede plantear en cualquier momento, aún dentro del curso de censura de un ministro, por circunstancias escabrosas, tirantes, aledañas, ajenas o imbricadas con ella, existentes entre el Poder Ejecutivo y el Congreso de la República.
Así fluye del Artículo 133º de la Carta Política, asaz diferente a la Confianza que se obtiene al inicio del gobierno, usualmente el mes de agosto (Art. 130º), por la política general a emprender y que el Ejecutivo la expone ante el Congreso.
Mauricio Mulder, quien actúa como casi militante fujimorista, cree que No, pese a que la censura, en este caso, es contra uno solo, luego de su cacareada interpelación y la Confianza, figura o mecanismo constitucional diferente, hasta por naturaleza, es o puede ser respecto de todos los ministros, sin interpelación alguna y previa.
La Cuestión de Confianza la plantea el primer ministro en nombre del Consejo de Ministros. Si el Congreso rechaza o rehúsa la CONFIANZA pedida o formulada, se genera la crisis total del gabinete: ¡SE VAN TODOS!, dejan el cargo y se nombra a otros ministros o a los mismos, pero en puestos diferentes. Así es el cubileteo del ser humano con poder e intereses.
El probablemente censurado Saavedra puede repetir el plato, pero en otro ministerio, hasta podría ser designado provocativamente presidente del consejo de ministros. Era malo en la cartera que motivó su censura, pero se le supone bueno en otra colocación. Así andan los acomodos del poder polìtico, sobre todo cuando alguien tras bambalinas hace de titiritera (o).
La Constitución, ley alguna o el Reglamento del Congreso no vetan tal posibilidad, ni siquiera la definen, por lo que florecen los exégetas del parco texto normativo. Los fujimoristas creen que el censurado es apestado y nunca más debe ponerse fajìn ministerial.
Ergo, vendría, pues, la TOLE TOLE, que el soberbio fujimorismo la rehúye, por la alta probabilidad de disolución constitucional del Congreso si el nuevo Consejo de Ministros no obtiene la confianza que plantee. Avizora Keiko su fiasco en las elecciones congresales que el Ejecutivo debe convocar ipso facto. ¡Los 72 congresistas keikistas actuales pueden bajar de 40! Otros grupos políticos podrían pescar a río revuelto.
En suma, este espinoso tema de la censura en curso y la dubitativa cuestión de confianza, se resolvería por el pueblo, en nuevas elecciones, y no por Keiko o PPK y sus genuflexos manumitidos, lo cual tiene asidero constitucional y suena más democrático.
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