Entre las promesas que el gobierno hizo en campaña se encuentran lograr un país moderno, revolución social, incremento de la productividad y recuperación potente de los sectores.
Nada de esto se podrá cumplir en lo que queda de gobierno, debido a que seguimos de cajeros y no hay una reestructuración del gasto presupuestal con los recortes radicales y necesarios que se deben efectuar, tampoco se viene utilizando al planeamiento como una herramienta de gestión gubernamental, todo lo contrario el equipo económico viene acusando a los Gobiernos Regionales de que no saben gobernar y que no tienen capacidad suficiente para ejecutar su presupuesto anual asignado por ley.
Lo que el gobierno no entiende, es que estamos en un proceso de descentralización de donde no se puede retroceder, y es quien debe dar las pautas y acciones estratégicas claras de lo que se tiene que hacer durante el tiempo que le queda.
El consumo no se logra reactivar para nada, los sueldos siguen bajos y no se incrementan salvo los de los burócratas del sector público y los del Congreso, la informalidad del empleo ha crecido fuertemente, la calidad de vida se ha desmejorado ostensiblemente.
La reforma del Estado prometida no se viene llevando a cabo, hay que reformular el rol del Estado y darle una responsabilidad central en la creación de mercados al interior de las regiones. Se requiere invertir en infraestructura y entender la economía desde el vínculo entre geografía y demografía.
Pobreza extrema, conflictos sociales, difícil acceso a servicios básicos, no tienen contacto con el Estado –y si lo tienen, lo ven como un enemigo Poder Policial, Ministerio Público, Policía Nacional, Salud Pública y AFP´s –, viven alejados, en precariedad, y desconectados del mercado laboral. ¿Dónde radica el problema? lo primordial es cambiar la visión política del Estado para que se preocupe por el ciudadano, proteja sus libertades y derechos, el Estado peruano se ha preocupado más por reformar aspectos específicos, como contratos u oficinas particulares, cuando el problema es mayor.
El Estado contribuye a la expansión y creación de mercados con inversión, por ejemplo, en infraestructura, fundamental para conectar la economía con la geografía. Pero hay algo importante: el financiamiento para la creación de mercados, estos no se pueden crear ni expandir sin inversión, uno de los efectos graves del modelo económico actual se viene dando en el mercado laboral, que no genera oportunidades de empleo suficientes y adecuados, sino de baja calificación, productividad e ingresos. El modelo económico, ha generado un sistema laboral que no beneficia al ciudadano, los mercados requieren regulación estatal porque, sin ella, se generan asimetrías de poder, así como situaciones de dominación y discriminación.
La relación entre Estado y empresa debe reformularse. El país ha crecido, sin embargo, la visión de protección del ciudadano en este crecimiento desordenado sigue ausente. La lógica de pensar en la persona no ha sido prioridad. Si un país solo prefiere el crecimiento, se descuidan otros temas: los derechos ciudadanos. ¿Cómo se redistribuye la riqueza? ¿Hay políticas a largo plazo para aminorar la desigualdad?
Para no caer en el paternalismo del chorreo o en proyectos asistencialistas, tiene que haber una regulación estatal que funcione. La regulación laboral es fundamental, no es sostenible fomentar el trabajo y, a la vez, tener servicios como los service, que no garantizan derechos básicos de los trabajadores, eliminar los CAS del Estado que es una forma injusta de contratar a los trabajadores públicos. Está bien que se promueva el crecimiento, pero se necesitan reglas de regulación del Estado para que los ciudadanos se beneficien.
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