Las luces del espectáculo político-mediático se concentran en los flujos migratorios Sur-Norte que atraviesan el Mediterráneo, pero dejan en la sombra otros flujos: los que, en el sentido Norte-Sur, llevan tropas y armamento, también a través del Mediterráneo. O más bien a través del «Mediterráneo ampliado», un área que, en el marco de la estrategia de Estados Unidos y la OTAN, se extiende desde el Atlántico hasta el Mar Negro y, por el sur, desde el Golfo Pérsico hasta el Océano Índico.

Durante su encuentro en Roma con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el primer ministro italiano Giuseppe Conte subrayó la «centralidad del Mediterráneo ampliado para la seguridad europea», amenazada por «el arco de inestabilidad que va desde el Mediterráneo hasta el Medio Oriente». De ahí su importancia para la OTAN, alianza militar bajo las órdenes de Estados Unidos que Conte define como «pilar de la seguridad interna e internacional», una declaración que invierte por completo la realidad.

Es fundamentalmente la estrategia de Estados Unidos y la OTAN lo que ha dado lugar al «arco de inestabilidad» con las dos guerras contra Irak, las otras dos guerras que destruyeron el Estado yugoslavo y la Yamahiriya Árabe Libia y, ahora, con otra guerra tendiente a destruir el Estado sirio. Italia, que ha participado en todas esas guerras, desempeña, según Conte, «un papel clave para la seguridad y la estabilidad del flanco sur de la alianza atlántica».

¿Cómo lo hace? Eso es algo que puede entenderse analizando lo que los medios de difusión esconden a la opinión pública.

El barco de la marina de guerra estadounidense USS Trenton que recogió 42 refugiados –autorizados a desembarcar en Sicilia, contrariamente a los que se hallaban en el navío Aquarius– no está en Sicilia para cumplir labores humanitarias en el Mediterráneo.

El USS Trenton es una unidad naval rápida (jusqu’à 80 km/h), capaz de hacer desembarcar en cuestión de horas un cuerpo expedicionario de 400 soldados con sus vehículos en las costas del norte de África. Fuerzas especiales estadounidenses operan en Libia, donde entrenan y dirigen grupos armados aliados, mientras que drones armados de Estados Unidos, que despegan desde la base de Sigonella –en la isla italiana de Sicilia–, golpean objetivos en Libia. Stoltenberg anunció que, dentro de poco, también operarán desde Sigonella drones de la OTAN. Esos artefactos aéreos sin piloto integrarán el «Hub de dirección estratégica de la OTAN para el sur», un centro de inteligencia para operaciones militares que se desarrollan en el Medio Oriente, en el norte de África, el Sahel y el África subsahariana.

El «Hub», que entrará en su fase operativa en julio, tiene su sede en Lago Patria (Italia), en el Mando de Fuerza Conjunta de la OTAN (JFC Naples), bajo las órdenes de un almirante estadounidense –actualmente el almirante James Foggo– quien también tiene bajo su mando las fuerzas navales de Estados Unidos en Europa (incluyendo el cuartel general de esas fuerzas en Nápoles-Capodichino y la Sexta Flota estadounidense, con base en Gaeta, Italia) y las fuerzas navales de Estados Unidos en África. A todas esas fuerzas se integró ahora el portaviones USS Harry Truman, que entró hace 2 meses al Mediterráneo con su grupo de ataque.

El 10 de junio de 2018, mientras la atención de los medios se concentraba en el Aquarius, la flota estadounidense –que incluye 8 000 soldados, 90 aviones de guerra y más de 1 000 misiles, se desplegaba en el este del Mediterráneo, lista para actuar en Siria e Irak. En esos mismos días, el 12 y el 13 de junio, hacía escala en Livorno (Italia) el Liberty Pride, uno de los navíos militarizados estadounidenses, con otro más de los cargamentos de armas que llegan mensualmente a Jordania y Arabia Saudita, desde la base estadounidense de Camp Darby (en Pisa, Italia), para la guerra en Siria y en Yemen.

Así se alimentan las guerras que, con los mecanismos neocoloniales de explotación, empobrecen poblaciones y las llevan a huir de sus países. La consecuencia es el dramático aumento de los flujos migratorios, con su cortejo de víctimas y de nuevas formas de esclavitud.

«Parece que ser duro en materia de inmigración da resultado», comenta el presidente Trump, refiriéndose a las medidas decididas no sólo por Matteo Salvini [ministro italiano del Interior] sino por todo el gobierno italiano, cuyo primer ministro recibe de Trump el calificativo de «fantástico». Un elogio merecido de parte de Estados Unidos, definido como «aliado privilegiado» de Italia, en el programa de gobierno del nuevo ejecutivo italiano.

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio