El presidente turco Recep Tayyip Erdogan puso fin al estado de emergencia en su país.
El estado de emergencia, impuesto inicialmente por 3 meses luego del intento de asesinato organizado por la CIA contra Erdogan, el 15 de julio de 2016, y del golpe de Estado improvisado aquel mismo día, había sido prorrogado en 7 ocasiones.
Erdogan aprovechó las disposiciones del estado de emergencia para excluir de la administración y la sociedad turcas a los elementos hostiles a su partido –el AKP–, principalmente a las personas vinculadas al predicador fundamentalista Fethullah Gulen, refugiado en Estados Unidos.
Fethullah Gulen participó en la conquista del poder junto a Erdogan, pero se mantuvo fiel a Estados Unidos, lo cual lo llevó a distanciarse del actual presidente turco.
Durante las purgas realizadas en Turquía, más de 150 000 funcionarios han sido depuestos y más de 80 000 personas han sido encarceladas. Esto último obligó las autoridades penitenciarias a liberar delincuentes comunes por falta de capacidad en las cárceles. Al menos 28 000 opositores han sido condenados.
La semana próxima, la Gran Asamblea Nacional de Turquía introducirá en el derecho común una serie de disposiciones vinculadas al estado de emergencia, como la prohibición de las concentraciones nocturnas y la posibilidad para el Estado de seguir deponiendo funcionarios sin tener que justificar por qué lo hace.
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