Corriere della Sera: Las relaciones entre Rusia e Italia parecen positivas. Nuestro gobierno es de los pocos, en Europa, que abogan por una revisión de las sanciones. Sin embargo, somos [los italianos] quienes más sufrimos por el bloqueo de diversos bienes de consumo que su gobierno ha decidido como contramedida. ¿No sería un gesto hacia una posible distención si Rusia comenzara, unilateralmente, a abolir las sanciones de respuesta?
Vladimir Putin: Con Italia tenemos realmente relaciones particulares, que han sobrepasado diversas pruebas a lo largo del tiempo. Se ha establecido con sus dirigentes un diálogo basado en la confianza. Se desarrolla constantemente un trabajo conjunto en los planos político, económico, científico y humanista. Nosotros apreciamos mucho ese capital de confianza recíproca y asociación. Por supuesto que hemos tenido en cuenta todo eso.
Nosotros no queríamos extender las limitaciones a los vínculos económicos con Italia pero el hecho es que, al adoptar medidas de respuesta ante las sanciones que nos fueron impuestas de manera ilegítima, nosotros no podíamos actuar de manera selectiva porque habríamos enfrentado problemas en el marco de la Organización Mundial del Comercio. Agrego que las decisiones sobre la introducción de las sanciones contra Rusia fueron adoptadas por la Comisión Europea y que todos los países de la UE votaron a favor de esas sanciones.
Subrayo, sin embargo, que las medidas rusas son de carácter parcial y que no nos impiden desarrollar conjuntamente el intercambio exitoso de inversiones y una cooperación productiva. Por ejemplo, ninguna empresa italiana se ha retirado del mercado ruso. En el reciente Foro de San Petersburgo se concluyeron prometedores contratos bilaterales en los sectores de la industria, del petróleo, del gas y de la petroquímica.
Sin embargo, en lo tocante a la abolición de las sanciones, el primer paso debe darlo la parte que inició esas sanciones, o sea la Unión Europea. Rusia podrá entonces abolir las medidas de respuesta que adoptó. Nosotros contamos con que el sentido común acabe por imponerse y con que Europa se deje guiar entonces por sus propios intereses en vez de seguir las sugestiones de otros. Y podremos entonces desarrollar para nuestro beneficio recíproco una colaboración en todos los sectores que apunte al futuro.
Corriere della Sera: En un mundo que, en cierto sentido, parece mucho más inestable ahora que en la época de la guerra fría, lo acuerdos sobre el desarme entre Rusia y Estados Unidos están en crisis. ¿Estamos al borde de una nueva carrera armamentista, de consecuencias imprevisibles, a pesar de lo que parecía un buen comienzo entre usted y Donald Trump? ¿En qué medida tiene su país la responsabilidad de eso?
Vladimir Putine: ¡En ninguna medida! El deterioro del sistema de seguridad internacional comenzó con el abandono unilateral del Tratado de Defensa Antimisiles (ABM) por parte de Estados Unidos. Y esa era la piedra angular de todo el sistema de control de armamentos. Compare usted lo que gasta Rusia en su defensa –unos 48 000 millones de dólares– con el presupuesto militar de Estados Unidos –más de 700 000 millones. ¿Dónde está entonces la carrera armamentista?
Nosotros no tenemos intenciones de dejarnos arrastrar a esa carrera. Pero también tenemos la obligación de garantizar nuestra propia seguridad. Es precisamente por eso que nos hemos visto obligados a llegar a emprender proyectos de medios y armamentos muy modernos, en respuesta al aumento de los gastos militares y a los actos claramente tendenciosos de Estados Unidos.
Un ejemplo elocuente en ese sentido es la situación vinculada al Tratado INF (sobre misiles de alcance intermedio, NdR.). Nosotros hemos propuesto varias veces a Estados Unidos que se clarifiquen de manera constructiva y concreta las cuestiones relativas a ese documento, pero nos hemos encontrado ante un rechazo. Por consiguiente, Estados Unidos está de hecho desmantelando otro acuerdo más.
Las perspectivas de nuestra interacción [entre Rusia y Estados Unidos] en materia de reducción del armamento estratégico sigue siendo nebulosa. El tratado New Start (sobre los misiles intercontinentales. NdR.) expira a principios de 2021. Pero hoy no vemos de parte de Estados Unidos ninguna disposición a hablar de prolongarlo o de elaborar completamente un nuevo acuerdo.
Hay que mencionar otro hecho más. En octubre del año pasado nosotros propusimos a Estados Unidos la adopción de una declaración conjunta sobre la “no admisibilidad” de una guerra nuclear y sobre el reconocimiento de sus consecuencias destructivas. Pero no hemos recibido, hasta ahora, ninguna reacción de la parte estadounidense. En Washington parece que están comenzando últimamente a pensar en una reactivación del diálogo bilateral sobre una amplia agenda estratégica.
Yo pienso que llegar a entendimientos concretos en materia de control del armamento ayudaría a fortalecer la estabilidad internacional. Rusia tiene la voluntad política de hacer ese tipo de trabajo. A partir de ahí, el resto es cosa de Estados Unidos. Yo hablé de eso con el presidente Trump durante el reciente encuentro al margen de la cumbre del G20 en Japón.
Corriere della Sera: En Rusia se habla de la expansión de la OTAN mientras que numerosos países europeos, sobre todo países del este, dicen temer eventuales manifestaciones agresivas de Moscú. ¿Cómo hacer para apaciguar esos temores recíprocos? ¿Puede llegarse a la hipótesis de un nuevo acuerdo de Helsinki? ¿Cree usted que Italia y Rusia podrían iniciar juntas una nueva iniciativa de diálogo, como el Consejo Rusia-OTAN, iniciado en 2002 en Pratica di Mare?
Vladimir Putin: Para salir de la situación tóxica actual es necesario renunciar a las concepciones arcaicas, de los tiempos de la guerra fría, como la “disuasión” y la “lógica de los bloques”. El sistema de seguridad debe ser único e indivisible. Debe descansar sobre los principios fundamentales estipulados en la Carta de la ONU y en el Acta de Conclusión de Helsinki, incluyendo la renuncia al uso de la fuerza, la no injerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos, la solución pacífica y política de las controversias. Nosotros apreciamos el compromiso de Italia en cuanto al fortalecimiento de la compresión recíproca en el área euro-atlántica. Siempre estamos abiertos a un trabajo conjunto con socios italianos y occidentales para contrarrestar los desafíos y las amenazas reales en materia de seguridad, incluyendo el terrorismo internacional, el narcotráfico y la criminalidad cibernética.
Corriere della Sera: Se ha hablado mucho de interferencia de hackers basados en su país durante la campaña electoral previa al voto [en la elección presidencial en Estados Unidos]. Algunos países han acusado directamente a su gobierno. ¿Qué responde usted? ¿No cree usted que esas interferencias son un grave problema en las relaciones con Europa?
Vladimir Putin: El colmo del absurdo ha sido la acusación contra Rusia de injerencias en las elecciones estadounidenses. Todos sabemos cómo terminó todo eso: un sablazo en el agua. Son claras las conclusiones de la comisión Mueller sobre la inexistencia de tal complot. Nadie ha podido presentar el menor hecho concreto, simplemente porque no existe. Lo interesante es que las sanciones impuestas contra nuestro país bajo el pretexto de esas acusaciones siguen en vigor.
Es lo mismo que la efervescencia creada alrededor de una injerencia en los procesos electorales en la Unión Europea. Eso se difundió con insistencia antes de las elecciones para el Parlamento Europeo. Parece como si se tratara de sugerir por adelantado a los europeos que era precisamente la “maléfica interferencia rusa” la causa de los pobres resultados de ciertas fuerzas políticas en esas elecciones. Pero el principal objetivo de sus autores también era el mismo: seguir “demonizando” a Rusia ante el ciudadano europeo común.
Yo quiero decirlo con la mayor claridad: no estamos interfiriendo y no tenemos intenciones de interferir en los asuntos internos de los países miembros de la Unión Europea ni de los demás Estados del mundo. En eso reside la diferencia fundamental entre nosotros y Estados Unidos y una serie de sus aliados que, por ejemplo, apoyaron el golpe de Estado en Ucrania en febrero de 2014. Nosotros estamos interesados en un restablecimiento de las relaciones “plenas” entre Rusia y la Unión Europea, en que se mantengan la paz, la seguridad y la estabilidad en nuestro continente común. Y estamos dispuestos para una relación constructiva con todas las fuerzas políticas que hayan obtenido un mandato de los electores europeos.
Corriere della Sera: ¿Cuáles son exactamente las relaciones de Rusia con la Liga de Matteo Salvini? ¿Es él su líder de referencia en Italia? ¿Cómo definiría usted sus relaciones con Silvio Berlusconi?
Vladimir Putin: Los contactos con los partidos políticos extranjeros se mantienen en general sobre una base interpartidos. Así que la Liga italiana y nuestra Rusia Unida colaboran en el marco de un acuerdo de cooperación. La Liga y su líder Salvini apoyan activamente un rediseño de la cooperación plena entre Italia y Rusia, se pronuncian por una abolición más rápida de las sanciones antirrusas adoptadas por Estados Unidos y por la Unión Europea. En ese aspecto, nuestros punto de vista son coincidentes. Salvini tiene una actitud cálida hacia nuestro país, conoce bien la realidad rusa. Nos vimos en 2014 en Milán, conversamos sobre las perspectivas de desarrollo de los vínculos italo-rusos y de las relaciones entre Rusia y la Unión Europea. Desde entonces, por lo que yo sé, el señor Salvini y representantes de su partido mantienen contactos con los colegas rusos interesados en el desarrollo de la cooperación con sus propios socios italianos.
Ya lo he dicho en diversas circunstancias y ahora lo repito: en nuestras relaciones con los Estados extranjeros nos referimos a los dirigentes legalmente electos, legítimos. Estamos dispuestos a trabajar y trabajaremos con quienes sean electos por el pueblo italiano, sin importar a qué partido pertenezcan.
En cuanto a Berlusconi, nos vinculan relaciones de amistad de varios años. Silvio es un político de estatura mundial, un verdadero líder que defiende firmemente los intereses de su país en la arena internacional. Su sincero deseo de preservar y multiplicar el potencial acumulado en las relaciones entre nuestros dos países merece respeto. No nos vemos a menudo, pero cuando se presenta la ocasión, él no se permite nunca discutir de cuestiones de política interior. Y yo tampoco lo hago. Es un hecho importante que haya en Italia un consenso absoluto entre todas las fuerzas políticas alrededor del desarrollo de las buenas relaciones con Rusia. Y nosotros respondemos a eso con total reciprocidad.
Corriere della Sera: ¿Durante la reciente visita del primer ministro Conte a Moscú se habló de una posible adquisición de deuda italiana por parte de Rusia?
Vladimir Putin: No hablamos de eso. Y, que yo sepa, no nos ha llegado ninguna solicitud oficial de la parte italiana.
Corriere della Sera: Con la elección de Vladimir Zelensky como presidente de Ucrania, muchos esperaban un descongelamiento con Moscú para llegar a una solución rápida del conflicto en la región de Donbass y la instauración de un diálogo constructivo. ¿Es eso posible?
Vladimir Putin: Sí, es posible si Zelensky comienza a cumplir sus promesas preelectorales, incluyendo la de iniciar contactos directos con sus propios conciudadanos en la región de Donbass y de no seguir llamándolos separatistas, si las autoridades ucranianas respetan los acuerdos de Minsk, en vez de ignorarlos. La “ucranización” forzosa, las prohibiciones de utilizar la lengua rusa –que es la lengua materna de millones de ciudadanos de Ucrania–, incluyendo su enseñanza en las universidades y escuelas, los intentos de los poderes anteriores de destruir la frágil paz interconfesional, son sólo una pequeña parte del legado indigno que el nuevo presidente tendrá que resolver. Por eso repito que lo que los ciudadanos de Ucrania esperan de Zelensky y de su equipo no son declaraciones sino acciones concretas y cambios en el más corto plazo. Y las autoridades de Kiev tiene ciertamente que acabar de entender que no es interés de nadie una confrontación entre Rusia y Ucrania sino un desarrollo de la cooperación pragmática basada en la confianza y la comprensión recíproca. Nosotros estamos dispuestos.
Corriere della Sera: Usted no tiene verdaderos adversarios políticos, el año pasado obtuvo casi el 77% de los votos en la elección presidencial, la oposición es casi inexistente. ¿Por qué entonces sus planes de desarrollo encuentran dificultades para despegar? ¿Cuáles son los mayores obstáculos?
Vladimir Putin: No es una cuestión de por ciento de votos en las elecciones sino de realidades económicas a las que Rusia está teniendo que enfrentarse: caídas o fluctuaciones de los precios internacionales de las mercancías que exportamos, desde el petróleo hasta el gas, hasta los metales. Y está también la influencia de limitaciones exteriores. Sin embargo, estamos aplicando una política ponderada y realista. Garantizamos la estabilidad macroeconómica, no permitimos que crezca el desempleo. Incluso hemos podido concentrar importantes recursos para emprender la realización de proyectos nacionales de grandes proporciones que deben garantizar un desarrollo decisivo de los sectores claves de la economía y de la esfera social, un alza en la calidad de vida de la gente.
En cuanto a la realización de los planes, es cierto que estos no siempre se han realizado tan rápidamente como habríamos querido. Han surgido imprevistos, complicaciones, inexactitudes. Pero es un problema que enfrentan todos los países y eso es comprensible: hoy todos enfrentamos obligaciones inmensas vinculadas no sólo a la economía sino también a otras esferas. Lo esencial es que, en muchos sentidos, la gente tiene que cambiar, tomar conciencia de las necesidades de las transformaciones, de su propio lugar en esos procesos, insertarse en el trabajo común. Ese tipo de cosas no ocurre por una simple orden. Es necesario que cada cual perciba que el mundo que le rodea está cambiando vertiginosamente. Las tecnologías se desarrollan cada vez más rápidamente y eso hace que nuestros planes se enfilen hacia el futuro. Estamos creando condiciones para la realización de los talentos, de las capacidades de cada cual, sobre todo para los jóvenes. Entre los numerosos programas necesarios en ese terreno considero como muy importante el proyecto “Rusia es el país de las oportunidades”, dedicado a un desarrollo personal y profesional de la gente de diferentes generaciones. Estamos seguros de alcanzar nuestros objetivos basándonos en la energía, la libertad y la iniciativa de los ciudadanos.
Corriere della Sera: ¿Piensa usted en una Rusia post-Putin a partir de 2024? ¿Dejará usted la política o, como muchos creen, se quedará usted en otra función?
Vladimir Putin: Es pronto para hablar de eso. Quedan 5 años de trabajo intenso y, con este dinamismo vertiginoso que hoy observamos en el mundo, es difícil hacer previsiones. Créame, en este momento tengo mucho que hacer en el papel que me toca.
Corriere della Sera: ¿Cuál es la base de las relaciones económicas y comerciales entre Italia y Rusia? ¿Qué proyectos se realizan y se discuten actualmente?
Vladimir Putin: Italia es uno de los principales socios comerciales de nuestro país, en 5º lugar después de China, Alemania, Países Bajos y Bielorrusia. En Rusia están representadas unas 500 empresas italianas. Y, a pesar de las sanciones que hemos mencionado, los vínculos bilaterales están desarrollándose con éxito. Los intercambios aumentaron en 2018 en un 12,7%, a 26 900 millones de dólares. A principios de este año, las inversiones directas italianas llegaron a 4 700 millones de dólares. Empresas de ambos países ya han realizado una serie de grandes proyectos de inversiones. Entre los más importantes hay 4 centrales eléctricas en las regiones de Tver, Ekaterinburgo y Sebastopol administradas por ENEL (Ente Nazionale per l’Energia Elettrica, o sea Sociedad Nacional para la Energía Eléctrica. NdT.); dos joint venture para la producción de neumáticos en Voronezh y en Kirov con Pirelli; un establecimiento en Cheliabinsk que fabrica bombas para la industria petrolífera con Termomeccanica SpA. En Cheliabinsk funcionan otras 5 empresas joint venture con socios italianos, incluyendo una producción siderúrgica, la fabricación de equipamiento energético y de maquinaria criogénica. El año pasado comenzó a funcionar en esa región un establecimiento para la producción de motores eléctricos de alto voltaje con la empresa italiana Nidec. Gigantes [italianos] como ENI, Maire Tecnimont e Ivecco invierten activamente en la economía rusa.
En Italia, como ejemplo de importantes inversiones rusas, yo citaría el refinado y la distribución de productos petrolíferos de Lukoil, así como una de las mayores fábricas de aluminio de Europa, en Cerdeña, propiedad de Rusal. Están hoy en fase de elaboración una serie de grandes proyectos de inversiones en Rusia con participación italiana: planes para la energía eólica con ENEL, la construcción de una instalación química en la región de Samara y de una instalación para la transformación de metano en la región del Amur con la participación de Maire Tecnimont, una nueva fábrica de pastas alimenticias de Barilla. También es importante un gran proyecto ruso-italiano fuera de las fronteras de nuestro país, en Egipto. Me refiero al yacimiento Zohr, donde trabajan ENI y Rosneft. Yo quisiera agradecer a nuestros socios italianos en materia de negocios por su posición a favor del desarrollo de los vínculos empresariales. Esto lo apreciamos altamente y esperamos que la cooperación económica ruso-italiana sirva también en el futuro al bienestar de nuestros países y de nuestros pueblos.
Entrevista realizada por Fabrizio Dragosei y Paolo Valentino.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio.
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