Mientras Israel vive un periodo de incertitud política y los gobiernos del Líbano, Irak y Kuwait enfrentan una oleada de protestas, nuevos desórdenes aparecen en Irán con manifestaciones contra el alza del precio de la gasolina. Se estima que Arabia Saudita será el próximo país del Medio Oriente afectado por protestas.
Desde la salida de Estados Unidos del acuerdo 5+1, el 8 de mayo de 2018, el PIB iraní ha registrado una caída de 10%, los precios de los productos de origen occidental se han multiplicado por 4 y los ingresos de varias categorías de obreros y artesanos se han reducido a la mitad.
El gobierno del presidente iraní Hassan Rohani sigue enfrascado en una lucha de facciones contra los Guardianes de la Revolución. El presidente Rohani ha solicitado al Guía de la Revolución, el ayatola Ali Khamenei, la organización de un referéndum pero la pregunta misma que se plantearía a los electores favorecería a uno de los bandos.
Las manifestaciones son particularmente violentas en Khuzistán, la región árabe iraní fronteriza con Irak. Los árabes iraníes y los chiitas iraquíes denuncian el inmovilismo del poder bicéfalo en Teherán. Como medida preventiva, el gobierno iraquí ha decidido cerrar su frontera con Irán, pero mantiene la circulación de mercancías.
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