Hace 2 meses que representantes del ahora presidente estadounidense Joe Biden conversan en secreto, en Nueva York, con emisarios iraníes del gobierno del jeque Hassan Rohani, presidente de Irán.
No está de más recordar que cuando representantes del entonces presidente electo Donald Trump conversaron con el embajador de Rusia en Estados Unidos, antes de la investidura de Trump, esos contactos fueron utilizados para orquestar el llamado «Russiagate». Otra muestra del doble rasero imperante en Washington.
El 9 de enero de 2021, el ayatola Alí Khamenei hizo llegar al equipo de Biden un mensaje donde precisaba que Irán regresará a las obligaciones establecidas en el JCPoA –el llamado «acuerdo 5+1»– si Estados Unidos también regresa a ese compromiso.
La delegación iraní que negoció en Omán, hace 8 años, la elección de Hassan Rohani como presidente de Irán, se componía de William Burns, Jake Sullivan y Wendy Sherman (ver foto), quienes, en la administración Biden, se convierten respectivamente en director de la CIA, consejero presidencial para la seguridad nacional y secretaria de Estado adjunta.
Las negociaciones actuales podrían conducir a un levantamiento del embargo estadounidense sobre el petróleo iraní, pero Estados Unidos mantendría las sanciones contra los Guardianes de la Revolución.
En otras palabras, la administración Biden respalda el proyecto del presidente Rohani para la restauración del imperio safávida en contra del proyecto de los Guardianes de la Revolución de lucha contra el imperialismo anglosajón [1].
[1] «El jeque Rohani siembra la confusión en Medio Oriente», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de enero de 2021.
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