Por ser el principal comprador de armamento del mundo entero, Arabia Saudita despierta grandes ambiciones y los países y empresas que venden armas cierran los ojos para no ver la realidad de la terrible dictadura oscurantista que reina sobre esa nación. El dinero no tiene olor.
Las loas de Matteo Renzi a Arabia Saudita, al ser recibido en Riad por Su Alteza Real, el príncipe Mohamed ben Salman, han suscitado críticas. Pero en noviembre de 2015 nadie criticó la visita oficial que el mismo Matteo Renzi hizo a Riad, como jefe del gobierno italiano y secretario del Partido Democrático, para consolidar las relaciones entre Italia y Arabia Saudita. Al contrario, aquella visita mostró que existía un consenso partidista favorable a tal iniciativa.
Sin embargo, la Arabia Saudita de 2015 era sustancialmente la misma de hoy y ya había iniciado su guerra contra Yemen. Aquella visita era parte de la tradicional política italiana de relaciones amistosas con Arabia Saudita y con las demás monarquías del Golfo Pérsico. Hay que recordar que Emma Bonino, como ministro de Exteriores del gobierno de Letta, declaraba en 2013 que «Italia y Arabia Saudita realmente tienen mucho en común y hay profundas razones para el fortalecimiento de nuestros vínculos».
En esa misma línea se inserta la visita del actual ministro de Exteriores, Luigi Di Maio, a Arabia Saudita, visita que realizó el 10 de enero –algo más de 2 semanas antes que Renzi.
Allí, el ministro italiano de Exteriores no sólo se reunió con el príncipe Ben Salman, exaltando «el constante fortalecimiento de las relaciones de amistad y cooperación» sino que además llevó a cabo un acto oficial mucho más importante firmando con el ministro saudita de Exteriores, el príncipe Faisal ben Fahran, un memorándum sobre el «diálogo estratégico» entre la República Italiana y el Reino de Arabia Saudita. Ese acto, mucho más grave que la declaración de Renzi, sobre el «nuevo renacimiento» de Arabia Saudita, no suscitó ninguna crítica en Italia y fue prácticamente silenciado.
Pero ese nuevo acuerdo ata aún más Italia a una monarquía absolutista cuyo soberano acapara los poderes político, económico, legislativo, ejecutivo y judicial. Esos poderes están hoy en manos del príncipe Mohamed ben Salman, quien se hizo con el poder absoluto mediante una asonada en el seno de la familia reinante.
En Arabia Saudita no hay parlamento, sólo un consejo consultativo nombrado por el rey. Los partidos políticos y organizaciones sindicales son ilegales. El sistema judicial se basa en la ley coránica, dictada por tribunales religiosos. Son frecuentes las condenas a la decapitación o que le corten a alguien una mano, condenas que se ejecutan en público. Opositores o simples críticos son encarcelados, torturados y asesinados. El periodista Jamal Khashoggi fue asesinado en el recinto del consulado de Arabia Saudita en Estambul y su cuerpo fue desmembrado para hacerlo desaparecer.
En Arabia Saudita, unos 10 millones de inmigrantes –la mitad de la fuerza de trabajo del reino– viven bajo condiciones de intensa explotación y de esclavitud y en 4 años más de 4 millones de esos inmigrantes han sido arrestados por presuntas violaciones de las leyes de inmigración.
En realidad, el acuerdo sobre el «diálogo estratégico» consolida los vínculos del complejo militaro-industrial italiano con Arabia Saudita, uno de los principales compradores de armas a nivel mundial. Mientras el gobierno italiano revoca la venta de bombas a Arabia Saudita –como medida contra las masacres que el reino ha perpetrado en su guerra contra Yemen–, la firma Leonardo –principal fabricante de armas de Italia– presta asistencia a Arabia Saudita en el uso de los aviones de guerra Eurofighter Typhoon que bombardean Yemen. Riad compró 72 de esos aviones de guerra al consorcio [europeo] que los fabrica, donde Leonardo representa un 36% de la capacidad industrial.
Esa industria certifica que el Eurofighter Typhoon está en la categoría combat proven, o sea que ha demostrado su eficacia en combate, puesto que ya ha sido «sometido a prueba en operaciones en Libia, en Irak y en Siria» –habría que agregar Yemen. La firma Leonardo documenta que «Durante más de 40 años hemos proporcionado la aviónica y los sistemas de comunicación del Typhoon y del Tornado, utilizados por la Real Fuerza Aérea de Arabia Saudita» y resalta que «ofrecemos a la Real Fuerza Aérea de Arabia Saudita aparatos aéreos sin piloto y soluciones de “target acquisition”», o sea drones para la localización de los objetivos que serán bombardeados. Leonardo precisa además que «tenemos personal en las bases militares del Reino».
Al mismo tiempo, la empresa pública italiana Fincantieri está construyendo en Estados Unidos 4 navíos del tipo más avanzado (Multi-mission Surface Combatants) destinados a Arabia Saudita en virtud de un pedido del orden de varios miles de millones.
Así que hay sólidas bases para el desarrollo del «diálogo estratégico» entre Italia y Arabia Saudita.
Traducido al español por Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
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