Al derrocar la República Islámica de Afganistán, el Emirato Islámico que se instala en su lugar entra en posesión de los cientos de miles de armas, de los miles de vehículos blindados y de Humvees (vehículos estadounidenses de transporte de infantería) y de al menos 4 helicópteros Black Hawk que Estados Unidos había entregado al ejército afgano.
Pero Afganistán disponía además de 200 aviones de combate que aún están en ese país.
Varios senadores republicanos acaban de solicitar al Pentágono una lista detallada de todo el material de guerra que queda ahora en manos de los talibanes.
Los senadores quieren que se incluya en esa lista tanto el armamento estadounidense como el material de guerra en general que Estados Unidos había entregado a la República Islámica de Afganistán.
Todo esto recuerda lo sucedido en 2014, durante el rápido avance de Daesh en Irak. Los yihadistas de Daesh disponían entonces de miles de vehículos nuevos, todos idénticos, que venían directamente de la fábrica de Toyota en Jordania.
A bordo de sus flamantes Toyota Hilux, los yihadistas de Daesh avanzaron en Irak a toda velocidad, oficiales iraquíes se unieron inmediatamente a ellos, se apoderaron de todo el armamento estadounidense que acababa de ser entregado al ejército iraquí, armamento que aún estaba incluso empaquetado y que en definitiva fue utilizado para armar un poderoso ejército yihadista contra Irak y, principalmente, contra Siria. Algunos de aquellos oficiales iraquíes viven ahora en Estados Unidos, lo cual confirma que cuando actuaron de aquella manera ya trabajaban para Washington.
Al relacionar todo lo anterior con lo que está sucediendo ahora en Afganistán, puede verse que la CIA vuelve a recurrir a los mismos métodos para hacer lo que la ley le prohíbe.
Pero nadie parece preguntarse cómo es posible que Daesh y los talibanes dispongan de hombres formados para utilizar tanques. Ahora, sin embargo, no se trata sólo de haber dejado en manos de los talibanes todo el material de guerra de una gran fuerza terrestre. Los talibanes quedan también en posesión de una verdadera fuerza aérea. Ya se sabe que –como por arte de magia– ahora resulta que también tienen pilotos capaces de utilizar los helicópteros Black Hawk.
¿Sucederá lo mismo con la aviación afgana?
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