Por alguna razón más o menos inexplicable, nuestra prensa, radial, escrita o televisiva, sólo otorga cabida al tema de los pensionistas cuando éstos se cortan los brazos, se tienden al suelo en protesta o en el caso extremo de un fallecimiento trágico. El morbo ínsito es ineludible. ¿Sólo así pueden ser noticia los pensionistas, esos hombres y mujeres de pelo encanecido y entre los que pueden estar nuestros padres o madres? ¡Qué disparate! ¡Y qué desconsideración!
Este lunes se vio en el Tribunal Constitucional la causa que impugna la ley 27617 y entre el público, confundidas con las decenas de personas estaban las parlamentarias Dora Núñez y Judith de la Matta. El Congreso, fautor deleznable de esta ley anti-pensionaria y hasta criminal, por lo menos tiene a dos dignas representantes cuya solidaridad con los viejitos es connotada y militante.
Por ningún lado se vio al badulaque ese llamado Xavier Barrón. Cuando hay comicios este individuo se hace pasar como representante de los ancianos a quienes llama viejitos, pero a la hora de votar por mamarrachos como la ley 27617, es uno de los primeros traidores. Es un ejemplo de como la nada se aposenta insolentemente de una curul para producir barbaridades contra los que menos defensa tienen.
¿Qué tienen que hacer los pensionistas como para sensibilizar a los hombres de prensa? ¿De repente suicidarse frente a cámaras o degollarse para satisfacer así la sed de sangre de editores cretinos o jefes de información que privilegian el escándalo y la bulla, antes que el humanismo que merecen estos hombres y mujeres que ya cumplieron con el país y que ahora luchan por sus pensiones contra recortes abusivos o latrocinios como los que prometió PPK al Fondo Monetario Internacional?
El abogado Jesús Dongo, en nombre de la CENAPP (Central Nacional de Pensionistas del Perú) se lució en sus alegatos frente a los magistrados del TC, abundó en razones e hizo hincapié en que se trataba de hombres y mujeres y no de fichas o cosas, como parece entenderlo cierto picapleitos cuyo nombre no vale la pena acordarse y menos poner de relieve y que "defendió" la "viabilidad" de una ley que asesina y exacciona derechos adquiridos.
Todos vamos a llegar a la ancianidad si acaso antes el destino no nos extrae de este mundo. Entonces ¿porqué tanta indiferencia con los pensionistas? Yo creo y afirmo convencido que ellos necesitan de solidaridad y la prensa no puede ser depositaria de toda la mugre de la sociedad y en cambio sí otorgar espacio para que estos hombres digan sus argumentos y esclarezcan que ellos no son carga para nadie porque en su ciclo activo contribuyeron con los descuentos al fondo de pensiones.
Si ley de la vida es envejecer, entonces hay que entender que esta etapa es una admirable de constancia y creación perenne. Los cabellos pueden encanecer y los músculos debilitarse, pero el cerebro y el patriotismo tienen que enriquecer su perspectiva y volcar su experiencia en consejo y orientación para los más jóvenes.
Como hombre de prensa y de la noticia, mi tributo admirado y cariño férreo para los ancianos. Mi palabra y mi promesa inflexible de estar con ellos en todas las batallas y también mi oferta de trabajar porque nadie les robe nada ni los agredan ni los desprecien.
¡Vivan los cesantes y jubilados!
Es hora de romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
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