Hace apenas cuatro años que existe, pero parece que hubiera estado con nosotros desde siempre. Ideado por dos informáticos inquietos, actualmente Google es el buscador más requerido, así como el más polémico
Todo lo sabe Google, todo lo puede Google. Este buscador de Internet, con su logo simpático y amistoso está remplazando a diversos recursos de la vida cotidiana, como el periódico, la tienda, el mercado o el doctor.
Pero así como es un elemento más de la vida diaria, también es motivo de polémicas y problemas diversos. En China el gobierno comunista lo ha bloqueado por considerarlo subversivo y difusor de pornografía. El juez Baltazar Garzón intentó censurarlo en España, bajo la acusación de alojar páginas del terrorismo etarra. Por su parte, Google se ha erigido también como censurador y le ha cerrado el paso a páginas alemanas y francesas sobre todo, por poseer contenidos racistas o de fanatismo religioso. Pero eso no es todo. El periódico estadounidense The New York Times ha advertido que mediante Google se puede acceder, gratis, a páginas que cobran por su servicio y varios analistas lo señalan como una herramienta muy útil para el hackeador.
Todos estos affaires no han dañado en nada la popularidad del buscador, por el contrario, su fama crece, sus usuarios se incrementan y los creadores de Google siguen ingeniándoselas para añadir inventiva a sus múltiples ofertas de servicio.
Breve historia
En 1997 dos jóvenes provenientes del mundo de la infórmatica, Sergey Brin y Larry Page se dieron a la tarea de desarrollar un motor de búsqueda con la finalidad de que sea más sencillo y más rápido que los existentes. A partir de un algoritmo de búsqueda fueron dando forma a su buscador, que por su precisión en poco tiempo fue convirtiéndose en el favorito de los profesores y estudiantes de la universidad de Stanford, que es donde trabajan. Inicialmente el buscador fue bautizado con el nombre de BackRub, debido a que la mayor habilidad de este motor de búsqueda es analizar los «back links», es decir los enlaces que apuntan a una determinada página; pero luego lo cambiaron a Google por su parecido con la palabra «googol» término inglés con el que se designa a la cifra de 10 elevada a 100 (un uno seguido de cien ceros) y que define muy bien de lo que se trata el buscador. Paralelamente fueron ofreciendo este motor de búsqueda a diferentes empresas para lograr el soporte económico que les permita crecer. Como no encontraron una oferta conveniente a sus expectativas dedicieron hacerse cargo ellos mismos.
Sus comienzos fueron modestos, unas cuantas computadoras instaladas en el dormitorio de uno de ellos y todo el dinero que pudieron reunir entre familiares y amigos, que de todos modos no era el suficiente. Una tarde, en una fiesta de amigos, conocieron a un empresario quien, luego de tres horas de charla acerca de Google, les firmó un cheque por 100 mil dólares a nombre de Google.Inc, empresa que todavía no existía. Dos semanas demoraron para cobrar el cheque, las dos semanas que les tomó conseguir una oficina (un garage inicialmente) y crear la empresa.
Mediante el «boca a boca» fueron dando a conocer su buscador y en poco tiempo lograron una gran cantidad de enlaces y archivos. Para la primavera de 1998 ya tenían 25 millones de páginas indexadas. Lo siguiente fue trasladarse a Silicon Valley y de ahí, hasta el momento, su camino sólo es de subida.
Un preciso buscador, entre otras cosas
Quizá el mayor éxito de Google ha sido el de facilitar el acceso a Internet incluso a las personas más reacias a familiarizarse con la red y sus recursos. Otros buscadores han intimidado en cierta manera al público por la complejidad de su presentación. Realizar una búsqueda mediante Altavista, Yahoo o Inktomi, por mencionar algunos, exigía de todas maneras cierto conocimiento de la web y sus misterios. En eso apareció Google, con una página de presentación sencilla: un logo, una casilla donde anotar la duda que se quiere absolver y un botón donde hacer click; nada más. Y mientras los otros buscadores se hacen aparatosos y lentos a causa de la publicidad con que bombardean al usuario o de su despliegue de imágenes, Google ofrece austeridad y rapidez. Esos detalles, que no son pequeños, hicieron que en poco más de tres años este buscador se posesione por encima de todos los demás y con sobrada ventaja. Si bien Altavista, Lycos o Yahoo aún cuentan con usuarios, éstos son cada vez menos. En cambio, la mayoría de la gente que ingresa a la red Internet suele tomar a Google como el punto de partida para cualquiera de sus navegaciones.
Pero el ser una herramienta eficaz no es la única cualidad de Google. Es un sitio ingenioso y lleno de sorpresas. Desde Google se puede revisar las noticias diariamente, consultar precios de casi cualquier artículo disponible en el mercado mundial, acceder a catálogos, realizar traducciones en varios idiomas. Además, Google ofrece su servicio en 38 idiomas, incluyendo dialectos curiosos, como el que hablan los extraterrestres de Star Wars o el cocinero sueco de El Show de los Muppets [1].
Además de buscón, ¿pirata?
Pero como mencionamos antes, bajo la inocencia de su logotipo existen diversas historias curiosas y hasta oscuras. Un informe publicado en New Scientist [2] afirma que Google resulta muy útil para los hackers o piratas de Internet, ya que permite buscar dentro del sistema páginas privadas que contengan logins y passwords. Según la revista especializada, este buscador trabaja siguiendo todos los enlaces de una página y los almacena para ir alimentando la base de datos. Si las páginas tienen enlaces a sitios privados, el sistema también los almacena. Eso permite que los hackers pueden buscar palabras comunes en páginas con información sensible, como «cash history», «temporary» y «pasword». Los ejecutivos de Google respondieron ambiguemente diciendo que no se hacen responsables de cómo procedan los hackers con la información que ofrece su banco de datos, ya que ésta no puede ser utilizada ilegalmente.
The New York Times también se quejó de la capacidad de pirateo que permite Google. El periódico norteamericano, como muchos en el mundo, cobran por el acceso a sus páginas publicadas en Internet. Eso les funcionaba muy bien hasta que algún avispado descubrió que Google guarda en su archivo (caché) las páginas del diario y que sólo es preciso conocer de forma exacta una cadena de texto que aparezca en el artículo buscado para acceder, evadiendo el «peaje» impuesto por The New York Times. Asimismo, mediante el caché de Google se pueden ver también páginas de sitios que ya no existen en la red.
Garzón Baltazar, el juez mago contra Google
En su cruzada contra el terrorismo de ETA, Baltazar Garzón se ha dado a la tarea de cerrar editoriales, periódicos del País Vasco, arrestar periodistas y prohibir asociaciones políticas bajo la acusación de estar relacionados con la organización terrorista vasca. En octubre de 2002, luego de prohibir al partido Batasuna, también ordenó cancelar sus páginas web y suspender todos los servicios que pudieran tener en Internet. Al ver que esto era imposible, debido a que Batasuna tenía alojamientos en diferentes países, decidió dar un paso más y prohibir a los servidores en España facilitar conexiones con páginas del partido proscrito. El experto en temas de Internet, David de Ugarte, en el artículo «Garzón, Google y el misterioso caso de los DNS censurados» [3] explica que con esa medida Garzón no está censurando a Batasuna, cuya capacidad de llegada a la gente no ha sido mermada, sino al ciudadano común para quien ya no existe libertad de información mediante Internet.
¿Qué pasa con Google? Ugarte explica que según la ley aprobada en España, poco tiempo atrás [4], los que almacenan contenidos elaborados por otros no tienen responsabilidad penal sobre ellos «mientras no tengan conocimiento efectivo de que la actividad o la información almacenada es ilícita». El problema es que según la misma ley «se entenderá que el prestador de servicios tiene conocimiento efectivo cuando un órgano competente haya declarado la ilicitud de los datos, ordenado su retirada o que se imposibilite el acceso a los mismos». Entendiendo que Garzón y la justicia española son un órgano competente, Google quedaría entonces en el terreno de la ilegalidad, ya que su memoria, como vimos antes, permite acceder a enlaces de páginas protegidas, o incluso que han sido retiradas de la red. ¿Llamará Garzón a Sergey Brin y Larry Page a declarar sobre sus relaciones con ETA? ¿Clausurará su buscador como lo hizo con el periódigo Egin o la editorial Ardi Bertzale?
También censura
Pero Google también se reserva el derecho a censurar páginas dentro de su buscador. Una investigación difundida por la Universidad de Harvard [5], reveló que Google cerró el acceso a una serie de páginas de sus versiones en Francia (google.fr) y Alemania (google.de). Consultados al respecto, los ejecutivos de la empresa dijeron que las páginas censuradas ofrecen contenido pro neonazi y de fanatismo religioso, prohibidos por las leyes de dichos países.
El problema de la censura en Internet es bastante nebuloso y difícil de determinar. Si bien por un lado Google aparece como un protector de la libertad de expresión (voluntario o no), al permitir el acceso de material prohibido o borrado de la red, queda claro también que si Google así lo desea podría prestarse a colaborar con organismos interesados en efectuar algún tipo de censura.
¿Será eterno el reinado de Google? Los misterios de la web son insondables. Por lo pronto ha aparecido un nuevo buscador, www.feedster.com, que aunque aún está dando sus primeros pasos, algunos especialistas suponen pueda darle en el futuro muchos dolores de cabeza al gigante por ofrecer un servicio con una capacidad de actualización de información mucho mayor, lo que representa una gran ventaja actualmente, pero también con un servicio mucho más abierto e interactivo con el público [6]. Pero todo son apuestas al futuro y por el momento, con dinero, con mucho dinero, Google sigue siendo el rey.
[1] Una interesante reseña acerca de todos los secretos escondidos en Google se encuentra en Saulo.net
[3] Publicado en octubre de 2002, por la Sociedad de las Indias Electrónicas, sitio dedicado a la asistencia al público sobre temas de la red Internet. Tambíen fue reproducido en la revista Rebelión
[4] Ley 34/2002 de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y el Comercio Electrónico (LSSICE)
[5] Ver en el site de la Universidad de Harvard
[6] «Feedster, ¿por fin un rival para Google?», David de Ugarte, 23 de agosto de 2003. Sociedad de las Indias Electrónicas
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