En 1989 John Williamson, analista del Institute for International Economics acuñó el término The Washington Consensus, que fue la divisa bajo la cual se aplicó la ortodoxia del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en América Latina. En México el Consenso ha llevado a una corrupción pública sin precedente y al desempleo de medio millón de ex integrantes de la población económicamente activa.
El Consenso de Washington fue un proclamado intento de desarrollar la economía latinoamericana sobre la base de un crecimiento firme y sustentable, que llevara aparejada una democracia activa injertando la economía de mercado en los procesos electorales.
El resultado real ha sido el encumbramiento de una clase política voraz y corrupta y casi medio millón de personas que hace tres años formaban parte de la población económicamenter activa (PEA) ahora están desempleados sin esperanza, sólo en México.
El balance no puede ser más desalentador para las economías latinoamericanas. En poco más de dos décadas la inserción de la economía subcontinental a la globalización sólo significó un despazamiento a las naciones desarrolladas de dos billones y 450 mil millones de dólares para cubrir el pago de la deuda externa, por fugas de capital y por la diferencia de precio en el que son vendidas las materias primas. Este desastre financiero, con grave repercusión en América Latina fue expresada por el economista mexicano John Saxe Fernández basado en datos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Así demuestra el expositor que ambas instituciones no han podido construir el paraíso democrático en los países latinoamericanos.
En los primeros días de diciembre el proyecto neoliberal del presidente Vicente Fox, que va a la mitad de un mandato de seis años caracterizado por su alta ingobernabilidad y por un desenfrenado nivel de corrupción, fracasó en su intento por pasar la factura de las cuentas exigidas por las oligarquías local y extranjera al pueblo mexicano. El proyecto de reforma fiscal que aumentaba el impuesto al valor agregado fue rechazado por una mayoría de votos socialdemócratas del PRI y el PRD.
Además del servicio de la deuda pública externa e interna, que rebasa los 600 mil millones de dólares, el gobierno de Fox planeaba gastar 600 millones de dólares en productos alimenticios especiales para sus funcionarios,honorarios, gasto corriente y asesoría. Esa cifra, incluida al proyecto de presupuesto de agresos 2004 que presentó su partido Acción Nacional, contrasta con los 500 millones de dólares que la administración foxista esperaba captar con el IVA de 10 por ciento que hubiera aplicado a medicinas y alimentos de no salir al paso el voto de los socialdemócratas. La secretaría del Trabajo anunció, por su parte, que el aumento salarial diario, previsto para 2004, asciende a 1 peso con 95 centavos, equivalente a 15 céntimos de dólar. Con estos desequilibrios sociales deliberadamente impuestos a la población, el gobierno de Fox provocará la explosión social.
Pero la subordinación mayor de la administración foxista al diseño neoliberal es su proyecto de aplicar el 2.7 por ciento del Producto interno bruto, o sea, 19 mil millones de dólares al servicio de la deuda. El documento titulado Criterios Generales de política económica para 2004 preveía que los ingresos del sector público ascenderían al 22.5 por ciento del PIB, es decir, un billón 594 mil 395 millones de pesos, un poco más de cien mil docientos millones de dólares.
Uno de los miembros del PRI que con mayor entusiasmo ha apoyado la agenda neoliberal del PAN es el diputado Tomás Ruiz, quien ascendió a una plaza en el congreso después de haber ocupado en el periodo presidencial de Ernesto Zedillo la dirección del banco oficial Banobras, que financia obra pública. Tomás Ruiz es un aspirante a gobernar el estado de Veracruz y para ello cuenta con recursos económicos ilimitados. Desde luego.Encuanto el panista Luis Pazos ocupó hace dos meses la dirección de Banobras dio a conocer datos que han indignado a los mexicanos pues son reveladores de la corrupción de que Tomas Ruiz, un hombre ligado a la cúspide panista que encabeza el senador Diego Fernández de Cevallos. Este ha sido el mayor ejercitante del tráfico de influencias en América Latina que ha salido avante en sus fechorías, tanto como defensor de narcotraficantes como en su nepotismo. Las características peores del neoliberalismo han causado en México efectos desoladores, tanto en las empresas privatizadas que funcionan con números rojos, como en la subordinación del presupuesto nacional al pago de deudas adquiridas por administraciones desreguladoras.
Tomás Ruiz se despidió de su cargo como director de Banobras donando antiguas estaciones ferroviarias, centros deportivos, sanatorios y lotes con derecho de vía que eran propiedad de Ferrocarriles Nacionales de México.
Desde Banobras y avalado por la secretaría de Comunicaciones y Transportes, a cargo de Pedro Cerisola, el entonces director general donó a sus amigos parte del patrimonio inmobiliario de Ferronales en cuanto Vicente Fox decretó con fines privatizadores la extinción de esa empresa que había sido emblemática del nacionalismo mexicano.
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