La derecha religiosa es internacionalista. Ayer, bajo la égida de la CIA, el anticomunismo unió a conservadores católicos de América Latina con fundamentalistas y republicanos estadounidenses. Hoy las coincidencias entre esos sectores los llevan, por un lado, a defender la política militarista de Bush, un presidente que proviene precisamente de la CIA; por otro, con la bandera de la “libertad religiosa” y de la “defensa de la familia”, a oponerse al laicismo y a las libertades individuales.
En México, del 29 al 31 de marzo de 2004, y bajo el auspicio de Ana Teresa Aranda, funcionaria proveniente del conservadurismo católico, que ha puesto el hombre y los recursos del DIF, Desarrollo Integral de la Familia, al servicio de redes internacionales ultraderechistas, se llevará a cabo el III Congreso Mundial de la Familia, con la participación de jerarcas religiosos y dirigentes de grupos conservadores latinoamericanos, pero sobre todo de organizaciones estadounidenses como Focus on the Family, grupo protestante antiabortista que, además, defiende la práctica de los golpes paternos como parte de los “valores familiares”; Population Research Institute, cuyo presidente, Steve Mosher promueve a la vez la agresión militar contra China y el recorte de recursos para el Fondo de Población de Naciones Unidas, al que acusa de ser “abortista” y la Fundación Heritage que lo mismo defiende los “valores familiares” que exige la privatización de Pemex y la subordinación de las políticas públicas a los intereses empresariales.
La Fundación Heritage fue creada en 1973 por Paul Weyrich, quien en 1979 ayudó al reverendo Jerry Falwell, autodenominado “fundamentalista”, a crear Moral Majority, una organización de la derecha cristiana que en 1980 decía contar con casi medio millón de miembros.
Desde hace años, Heritage ha colaborado con grupos católicos y protestantes en la defensa de los valores tradicionales. Por ejemplo, en junio de 1999, en un evento promovido por el Consejo Pontificio para la Familia y celebrado en Roma, Robert Rector, analista de Heritage trató el tema de los nacimientos fuera del matrimonio y de la ausencia del padre en la familia, mientras que a lo largo del 2001, Heritage, al lado de Focus on the Family, entre otros grupos, estuvieron apoyando al depuesto titular del Ministerio de la Familia en Nicaragua, Max Padilla y a Elida Solórzano, homólogos de la ultraderechista mexicana Ana Teresa Aranda.
Junto con otros grupos derechistas, Heritage apoya el militarismo y el conservadurismo hoy en boga en el gobierno estadounidense. A principios de 2004, Lee Edwards, analista de esa fundación celebraba que "En tiempos de guerra, como vemos con la lucha antiterrorista, cambia el clima político y cultural del país y asistimos entonces a un regreso a los valores fundamentales, al patriotismo, a la fe cristiana....”.
Fue precisamente ante la conservadora Fundación Heritage, con influencia en el Partido Republicano, que el 6 de mayo de 2002 el subsecretario de Estado, John Bolton, acusó a Cuba de ser una “amenaza” para Estados Unidos por “desarrollar armas biológicas ofensivas” y proveer conocimientos a otros países que también "protegen al terrorismo", advirtió que el gobierno militarista de Bush está “...observando actividad terrorista en América Latina".
Dos años antes, otro analista de Heritage, Steve Jonson, había formado parte de una misión de observación electoral del Instituto Republicano Internacional en los comicios del 2 de julio en México, donde también participaron varios grupos apoyados por el IRI, como la Asociación Nacional Cívica Femenina, de México, de la cual ha sido presidenta la hoy promotora del Congreso Mundial de la Familia, Ana Teresa Aranda, así como el Foro Democrático, de Perú.
A principios de marzo de 2004, algunos medios comentaron que en su reporte titulado "Estados Unidos debe reforzar su seguridad en el flanco sur", James Jay Carafano y Stephen Johson, analistas de Heritage, veían a América Latina como un gran reducto terrorista y proponían al gobierno norteamericano un reforzamiento militar hacia la región, a la que consideraban como el "el flanco sur" de Estados Unidos, a la vez que criticaban al gobierno cubano, y al venezolano, de Hugo Chávez, a quien acusaron de ser un "provocador de problemas regionales", de "exacerbar" ese tipo de problemas en el área y de alentar a sectores de Bolivia y Ecuador a alzarse contra los presidentes electos.
Apenas hace unos días, en su Indice de Libertad Económica, 2004, la Fundación Heritage y el Wall Street Journal calificaron negativamente a México en ese rubro y denunciaron “...La falta de deseo manifiesto por parte de la administración del presidente Vicente Fox de privatizar parcialmente a PEMEX, constituye una poderosa señal negativa... Fox tendrá que esforzarse más para crear un mejor clima comercial con el propósito de fortalecer la confianza pública en los mercados y la democracia". De hecho, la Heritage Foundation ha planteado privatizar PEMEX para pagar la deuda interna y externa de México, vendiendo la empresa en unos 150 mmdd provenientes de inversionistas extranjeros como DuPont, Exxon-Mobil, Shell, etc.
En suma, el imperialismo actual, encarnado por organizaciones como Heritage trata de implantar un programa que conjuga el sometimiento económico de los países menos desarrollados, exigiendo el llamado liberalismo económico a ultranza, con un conservadurismo radical opuesto al laicismo y a la autoderminación individual, y que en su exaltación de los llamados “valores cristianos” de la sociedad estadunidense justifica la agresión militar de ese país en las diversas latitudes del mundo.
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