La reciente visita a Quito del Presidente venezolano Hugo Chávez permitió ver, una vez más, la diferencia de políticas entre Venezuela y el resto de países de la comunidad andina (Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia), entre la dignidad y soberanía nacional y el entreguismo.
Como todas las Cumbres presidenciales, la de Quito fue una demostración de
retórica con banquete incluido en los salones de la Cancillería que sirve
para muchas de estas cosas, menos para defender la soberanía e independencia
de este conflictuado país. Los discursos de los Presidentes andinos calcados
en criterios, fueron interrumpidos con una voz diferente, la del Coronel
Chávez, un bolivariano que sabe lo que dice, por qué lo dice y hacia donde
va. El Presidente de Venezuela tiene un pensamiento claro y una posición
firme cuando defiende los intereses de su pueblo e interpreta los sueños y
esperanzas de nuestra Latinoamérica.
Mario Saona, doctor en Antropología, miembro de la Academia Nacional de
Historia y profesor de la Universidad Central de Venezuela, en entrevista
concedida a la periodista Claudia Jardim opina que el Coronel Chávez
“canaliza para todo el continente ese discurso antiimperialista y de
integración de América Latina. La conciencia de la población va despertando.
Chávez ha mostrado una tercera vía, que no es el camino anterior que
atentaba contra la vida de las personas, y tampoco es la vía neoliberal, en
la cual la mayoría tiene que vivir en un estado de pobreza para beneficiar a
una minoría que se apodera de las riquezas”.
El discurso del Presidente venezolano causó más de un resquemor entre los sectores nacionales que lo ven como un mal ejemplo, una avis rara, por su franca, valiente y decidida oposición a obedecer los mandatos de la Casa Blanca y por su negativa rotunda a suscribir pactos, tratados y convenios de
libre comercio (TLC) en forma bilateral, sin antes haber intentado la
consolidación de la unidad latinoamericana, tal como pensaba y soñaba el
Libertador Simón Bolívar. Naturalmente que estas posiciones molestaron a los
presidentes andinos que se alinearon con los objetivos geopolíticos del
imperio, para mayor vergüenza de hombres y mujeres libres de nuestra Patria
Grande e irrenunciable.
Son el pensamiento, actitudes y compromisos con su pueblo los que llevaron
al Coronel Chávez a enfrentar la más dura y violenta oposición engendrada
entre los sectores políticos, económicos, sociales, sindicales y empresarios
de la comunicación social, tradicionales y corruptos, llenos de privilegios
y soberbios en sus gulas. Aquellos que hicieron de la democracia un botín de
sátrapas se congregaron en la oposición que, al decir de Mario Saona, “es un
agente de Estados Unidos”. Sostiene, además, que “es preciso entender que
Venezuela no está enfrentando el poder de la oposición interna y si un poder
mundial, inclusive mediático, desde Estados Unidos, Europa y la propia
América Latina, en una ofensiva que considero más grave que el bloqueo a
Cuba, porque el bloqueo funciona por fuera, pero internamente los cubanos
tienen el control de la situación”.
¿Qué ha hecho el Coronel Chávez para merecer tanto odio de la minoría
oligárquica de Venezuela y del poderoso imperio? Logró superar la crisis
desatada por los sabotajes y paros del 2002 y llevar a la economía
venezolana al cuarto lugar América Latina. Los negocios prosperan y hay una
cantidad enorme de dinero que está circulando, producto del aumento de la
renta petrolera y de la recaudación fiscal, que es aplicada en políticas
sociales, afirma Saona. Y más aún, apuntaló a la OPEP y defendió los precios
del petróleo, no permitió la privatización de la empresa estatal de
petróleos y defiende a Cuba y su Revolución. Motivos suficientes para que
Chávez coseche odios; pero no será derrotado en el referéndum revocatorio.
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