Desde Quito. La presencia de decenas de militares ecuatorianos armados alrededor del local dónde se realizaba el II Congreso Continental de los Pueblos Indígenas, en Quito, no intimidó a los indígenas. La declaración final del encuentro tiene un fuerte contenido político y denuncia a gobiernos y transnacionales. Además, reafirma la lucha por sus territorios y por sus derechos colectivos, como un elemento de unidad del movimiento indígena. El documento exige también al gobierno brasileño una solución al caso de Raposa Serra do Sol,“un conflicto causado por la falta de garantías territoriales y de vida”.
En la entrada del evento, soldados equipados empuñando carabinas y escopetas contrastaban con los niños -vestidos con trajes típicos de sus nacionalidades indígenas- que corrían y saltaban, indiferentes en las proximidades. Esta imagen se repitió durante los cinco días que duró el Congreso, que terminó el 25 de julio y antecedió al Foro Social de las Américas. Más de 600 personas estuvieron presentes, representando 64 pueblos de todo el continente americano.
Líderes de las organizaciones participantes consideran que la declaración final avanzó en relación al resultado del I Congreso, realizado en México en el año 2000, cuyas resoluciones tenían un contenido más religioso y menos político. “Conseguimos tener una unidad interna para impulsar una coordinación permanente en todo el continente. Necesitamos estar integrados, pues tenemos las mismas necesidades, afirmó Gonzalo Gusmán, dirigente internacional de la Organización de las Nacionalidades Quichuas del Ecuador (Ecuarunari)
Tierra y resistencia
El principal tema de la declaración fue la defensa de los territorios indígenas, amenazados hoy por los estados, por los organismos internacionales y las grandes empresas. “Los gobiernos nacionales, siguiendo la línea del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), son devastados con el pago de la deuda externa, y revierten nuestro derecho colectivo a la tierra, modificando legislaciones para permitir su privatización y y apropiación individual.”, registra la resolución del encuentro, que se opone a todas las negociaciones de libre comercio. “La experiencia de nuestros hermanos mejicanos nos enseñó mucho. Hoy, México importa un alimento típico de su país, el maíz, de agricultores estadounidenses. Para peor, compran maíz transgénico. No queremos eso.” explica Gusmán, sobre los efectos del Tratado de Libre Comercio del Atlántico Norte (TLCAN o Nafta).
Nicia Maldonado, presidente del Consejo Indígena de Venezuela (Conive) concuerda: “el neocolonialismo no nos mata físicamente, sino por hambre y esclavitud. Tenemos que sumar fuerzas continentales para enfrentar al sistema. Queremos imponer un pensamiento multipolar y mostrar que deseamos ser libres y autónomos.”
Derechos colectivos
Los indígenas también se mostraron contundentes en la exigencia de que todos los estados nacionales reconozcan y apliquen el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), importante conquista de los pueblos indígenas y tribales que les garante reconocimiento de su derecho a la autonomía, a la igualdad de derechos laborales y a la preservación de sus territorios .”Denunciamos que los estados nacionales de América se caracterizan por violar instrumentos jurídicos nacionales e internacionales en detrimento de los derechos colectivos de nuestros pueblos”, señala la declaración del Congreso.
Muchos estados nacionales, como Ecuador y Brasil, reconocen los derechos colectivos de los indígenas en al Constitución, pero en la práctica las normas jurídicas no son aplicadas. Tales gobiernos no respetan preceptos básicos constitucionales, como el derecho a la diversidad cultural -con la preservación de sus culturas, lenguas y tradiciones- o el derecho a la gestión autónoma de su territorio.
El Congreso critica también la militarización que amenaza cada vez más la soberanía de los pueblos latinoamericanos. “Se trata de un proceso de recolonización de América Latina de parte de los Estados Unidos, hecho que se comprueba con las bases militares instaladas estratégicamente, como en Ecuador, Colombia, Perú, Cuba, Honduras y Argentina”, dicen los indígenas.
Propuestas y agenda de lucha
Frente a estas adversidades, los indígenas elaboraron también alternativas de resistencia y superación. Una de ellas propone la búsqueda de alianzas con sectores también afectados por el neoliberalismo, sobre todo con los movimientos sociales. Otra exigencia es la repatriación, sin restricciones, de los recursos genéticos y culturales extraídos legal e ilegalmente de las tierras indígenas. El Congreso también define la creación de una agenda común de acciones y movilizaciones para rechazar el modelo neoliberal.
Solidaridad con Cuba, Venezuela y ecuatorianos
La declaración del II Congreso contiene tres mociones de apoyo a la resistencia de los cubanos, venezolanos y ecuatorianos. “Nos solidarizamos con el pueblo cubano en su lucha antimperialista permanente” registra el documento. Sobre Venezuela, los indígenas evaluaron que el presidente Hugo Chávez se ha caracterizado por la defensa de la soberanía nacional contra la gran ofensiva liderada por los Estados Unidos. La organizaciones asumieron el compromiso de realizar movilizaciones durante el referendo venezolano, que va a decidir el futuro de Chávez el 15 de agosto.
“El movimiento indígena ganó una voz que no tenía, cuando Chávez llegó al poder en 1998. Por primera vez en nuestra historia vamos a apoyar a un gobierno.”, explicó Nicia Maldonado, Presidente del Consejo Indígena de Venezuela (Conive). Según ella, Chávez asumió el compromiso de que iba a pagar una deuda histórica con los indígenas -y su gobierno ha honrado la promesa- “Chávez ha hecho demarcaciones de tierras, creó una cédula de identidad para cada pueblo, rechazó los transgénicos. Por eso, queremos que se mantenga en el gobierno”, explica Nicia.
Los indígenas también se solidarizan con la lucha de la Conferencia de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), contra el gobierno ecuatoriano de Lucio Gutiérrez, y la defensa de su plataforma política, de construir un Estado Plurinacional, dónde las diversidades sean aceptadas.
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