En el marco del Encuentro Nacional Popular (ENP) realizado en el sur oriente de Bogotá el 15 de julio pasado, el profesor Alejando Mantilla presentó unas reflexiones sobre el movimiento social urbano. Sus reflexiones permiten esclarecer ¿por qué han durado ciertas organizaciones en la ciudad?, ¿cuál ha sido el desarrollo de los movimientos sociales en el sur oriente? y, ¿qué elementos culturales nos pueden servir a la hora de hacer trabajo comunitario?. Presentamos algunos aspectos de su intervención, correspondiente a la experiencia organizativa lograda por los habitantes del sector en distintas décadas del siglo anterior
Luchas por décadas
Entre los años 50 y 60, junto con la fundación de algunos barrios en el sur oriente, las primeras asociaciones comunitarias no iban más allá de comités para el ornato y el arreglo de los barrios. Esta generación que fundó barrios en el sector fue fruto del desplazamiento propiciado por la violencia bipartidista. Eran desplazados que primero se alojaban en inquilinatos y luego lograba la consecución de un lote.1
Las asociaciones fuertes de la época giraban entorno a la construcción del templo o iglesia. Y bien refleja el refrán el imaginario de la época "Un barrio sin parroquia es como un niño sin bautizar". La parroquia era el elemento identificador de un barrio con respecto a otro. Hoy se conserva como elemento orientador en un territorio.
La pelea por los servicios para está época no fue tan fuerte porque la población conservaba su mentalidad campesina; es decir, en la ruralidad de aquel momento se podía vivir sin servicios públicos. El problema del agua se solucionaba a nivel personal o familiar.
Pero esto empieza a cambiar. Para los años setenta la asociación colectiva se dirige a enfrentar el problema del transporte. Esta necesidad aparece como algo nuevo, una consecuencia visible del crecimiento de la ciudad. A la vez se reclama la conformación de las inspecciones de policía en la zona. Se conforman para la época las primeras acciones comunales. Es necesario recordar el gran
paro de 1977, donde se movilizó mucha gente para bloquear las carreteras.
Más allá de las formas organizativas permanentes, había también otras esporádicas que nos recuerdan la tradición campesina de sus pobladores, los cuales se solidarizan con quien emprende una obra en su casa. Son estas las famosas mingas, evidentes a la hora de "echar la plancha de la casa".
Con una nueva década se hacen evidentes nuevas formas de control. Es así como en los años ochenta el clientelismo toma fuerza como practica de la cultura política.2 Por esta época llegan al sector organizaciones religiosas pero también organizaciones políticas de izquierda. También se inició el trabajo de las Ong’s. Se podría decir que para ese entonces San Cristóbal era una "Ciudad Bolívar o Cazuca". Un elemento fuerte para la unión fue la lucha entorno a las necesidades de los niños.
En los años noventa el "boom" de las parabólicas impactó todo el sector. Y las formas asociativas ahora se estructuran desde arriba hacia abajo creando comités para todo, los que poco a poco se alejaban del inicial sentido de trabajo comunitario.
Por su parte la historia de las organizaciones tiene diferentes etapas: la primera es la consecución de su sede, le sigue la estructuración organizativa interna y por último su especialización de trabajo para auto sostenerse. Las organizaciones populares actuales; en su mayoría, no son visibles para los residentes del territorio en comparación con épocas anteriores.
Elementos culturales
Las siguientes ideas giran entorno a lineamientos culturales que facilitan la organización urbana y que pueden ser pautas de orientación para quienes trabajamos con la comunidad.
· La población tenia una expectativa de progreso junto con una visión de futuro. Esto se fue perdiendo en la medida que la dominación como probabilidad de obediencia va acabando con las expectativas y visiones.
· Existe un paso entre grupo y organización, entendida la primera como una asociación que se conforma entorno a una acción pero cuando esto se logra el grupo se desintegra, el motor es la actividad. La organización exige una visión a futuro que trasciende las actividades.
· Es importante la memoria, pero no sólo de procesos organizativos sino de aquellos sucesos que para las personas son significativos.
· Una organización puede cambiar los procesos de identidad individual. Pero su fortaleza está si logra crear identidad colectiva, es decir que no solo las personas se deben apropiar del espacio sino que exista elementos aglutinadores del espacio que cohesionen el grupo.
· Es importante mirar la necesidad que tiene la gente pero también la forma cultural que tienen en la zona para solucionarla. Por ejemplo, cuando se cobran los quinientos pesos para transportar a la gente en la localidad. Esta fue una necesidad que no partió de alguna organización, ni mucho menos de alguna entidad de planeación.
· Con cada cambio generacional siempre hay un cambio de visiones sobre la localidad.
1 Esta forma de poblamiento urbano es conocida como Caracol; donde se reside en una vivienda arrendada en el centro de un territorio (ciudad, localidad o barrio) y luego se consigue una vivienda propia en las periferias.
2 Entendida como el modo de hacer las cosas y cómo entendemos lo público.
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