En Teotihuacan, estado de México, la autoridad municipal del izquierdista PRD ha autorizado la construcción de un Wal Mart (cadena comercial de los EEUU) en plena zona arqueológica. La mafia del PAN corrompe a las estructuras panistas y deforma la arquitectura tradicional.
La privatización globalizante es restauradora, dicen los apologistas gratuitos del proyecto económico thatcheriano. Los indios mexicanos a cada momento se percatan de todo lo contrario. La privatización a ultranza es simplemente depredadora. En la zona de El Taj-iin, en el norte de Veracruz, se humilla a los indios totonacas que simplemente se acercan e intentan entrar sin pagar a contemplar la arqueología que construyeron sus predecesores, Todo inútil; de inmediato son perseguidos como maleantes por la policía del estado. En Teotihuacan, estado de México, la autoridad municipal del izquierdista PRD ha autorizado la construcción de un Wal Mart en plena zona arqueológica. La mafia del PAN corrompe a las estructuras panistas y deforma la arquitectura tradicional.
Quienes visitan la colonia del Valle de la ciudad de México se encuentran con una vieja área metropolitana dominada por una arquitectura muy peculiar. Peculiar es asimismo la arquitectura de la vecina colonia Portales y desde luego lo es la del vecino Coyoacán, un antiguo suburbio metropolitano cargado de historia colonial.
La colonia del Valle forma parte de una circunscripción denominada Delegación Benito Juárez, a cuya cabeza se encuentra el siniestro Fadlala Akabani, un miembro de la mafia drusa que con Fauzi Hamdam han convertido al PAN en un lobby donde se manejan negocios turbios. La prueba está en que a pesar de las promesas de Akabani a sus electores de suspender la autorización de que los viejos edificios sean demolidos para elevar en su lugar monstruosos edificios multifamiliares, la especulación sigue. En la calle Aniceto Ortega acaba de haber nuevas adquisiciones de casas a bajo precio, con fines especulativos. Akabani ha mentido una vez más.
Atentado contra Teotihuacan
La dirección estatal del PRD calificó de «aberrante» la autorización para construir en plena zona arqueológica un centro comercial de la empresa transnacional Wal Mart, en medio de la zona arqueológica de Teotihuacan, por lo que llamará a comparecer s su militante el corrupto presidente municipal de San Juan Teotihuacan, Guillermo Rodríguez Céspedes, por haber aprobado la construcción pese a que «la obra atenta contra la identidad cultural de la región».
Lo que acontece en Teotihuacan es una repetición de la experiencia sufrida por los indios totonaca, descendientes de los constructores de la zona de el Taj-iin, que significa en la lengua aborigen «que se va con el humo». La zona arqueológica totonaca ha sido depredada desde que el estado de Veracruz fue gobernado por Fernándo Gutiérrez Barrios. En el gobierno de Miguel Alemán, a punto de concluir el proceso de privatización ha alcanzado tal magnitud, que hay patrulleros a la entrada de la zona arqueológica para dar cacería a los totonacas que intenten ingresar a la zona, que es suya, sin pagar las elevadas cuotas fijadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia en complicidad con el gobierno veracruzano.
Pues bien, ha sido el INAH, mafia oficial foxista la que además de justificar la persecución de los grupos religiosos minoritarios en el nombre de la ciencia, ha señalado que no hay inconveniente para que Wal Mart destruya una parte del patrimonio arqueológico nacional en San Juan Teotihuacan.
El INAH dictó su nihil obstat a la depredación argumentando que el sitio destinado a la construcción se encuentra en la zona C, en la que sin ninguna prueba y contra la opinión de los arqueólogos, dice que no hay nada que destruir en el subsuelo. Esta declaración es irresponsable porque el hecho de que se clasifique como zona C no representa ninguna garantía de que no se destruirán restos arqueológicos con la colocación de cimientos.
El INAH está ya exasperando a las minorías indias de México con el menosprecio a su cultura, y a las minorías religiosas en cuanto que con frecuencia ese instituto se transforma en cómplice de su persecución. El INAH será responsable de lo que suceda en el mediano plazo.
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