Durante el proceso de apertura petrolera se argumento que para estimular la creación de proyectos de desarrollo del crudo extrapesado existente en la Faja del Orinoco, el Estado prácticamente debía renunciar al cobro de regalías para poder hacerlos rentables.
Entre 1967 y 1975 las grandes transnacionales que operaban en el país pagaron al Estado por concepto de regalía, un promedio de 22% por sobre el precio de realización de cada barril extraído del subsuelo venezolano.
Y de acuerdo con las estadísticas recopiladas por Ministerio del Trabajo durante esos nueve años, el precio promedio del barril de crudo ascendió a 4,16 dólares por barril, mientras que la producción petrolera se ubicó en aproximadamente 1,17 millones de barriles por día.
Luego -inmediatamente después de la nacionalización de la industria y tras la creación de Petróleos de Venezuela- el porcentaje asignado al derecho que tiene la nación como propietaria de los recursos naturales cayó en siete puntos porcentuales más, a pesar de que habían aumentado tanto la producción (su promedio entre 1976 y 1992 fue de 2,08 millones de barriles diarios), como el precio del hidrocarburo (18,32 dólares por barril).
Pero este fenómeno no murió ahí. Más tarde, echado a andar el proceso de apertura del sector petrolero llevado a cabo en los 90, la reducción de la regalía petrolera se hizo aun mayor.
Pues en ese momento desde las mismas estructuras de poder político y económico -Ejecutivo, Legislativo, Judicial, organizaciones gremiales del sector privado y empresas petroleras, incluyendo la directiva de Pdvsa- se argumentó que para estimular la creación de proyectos de desarrollo de crudo extrapesado existente en la Faja Petrolífera del Orinoco, el Estado prácticamente debía renunciar al cobro de regalías con el objetivo de hacerlos rentables.
Por eso a las compañías que conformaron las denominadas asociaciones estratégicas, se les concedieron distintos beneficios fiscales, como lo fue la citada tasa regalía de 1%, por un lapso de entre 7 y de 9 años.
Tal era el escenario que -hasta hace apenas días atrás, hasta el último Aló Presidente- valía para Sincrudos de Oriente, Cerro Negro, Petrozuata, y Ameriven operadoras a las que el Estado les otorgó una serie de beneficios fiscales con la finalidad de hacer viables proyectos que hace aproximadamente 10 años eran vistos como poco probables, tanto por los gigantescos requerimientos financieros, como por las necesidades tecnológicas. Ahora estas sociedades deberán cancelar al Fisco una regalía de 16, 2/3 por cada barril de petróleo extrapesado producido.
Pdvsa participa en cada una de estas operadoras. En Petrozuata es socia de la estadounidense ConocoPhillips. En Cerro Negro va de la mano con la estadounidense ExxonMobil y la alemana Veba Oel. En Sincrudos de Oriente comparte acciones con la francesa Total y la noruega Statoil. Y en Ameriven con las estadounidenses ConocoPhillis y ChevronTexaco.
Las asociaciones estratégicas mencionadas elaboran crudo sintético de alto valor a partir del petróleo extrapesado (9º API), con alto contenido de azufre y metales procedente de la Faja del Orinoco.
Los cuatro desarrollos representan inversiones que se acercan a los 14 millardos de dólares. Su producción actual asciende a más de 500 mil barriles diarios y para el año entrante se espera que esta supere los 600 mil barriles por día. Y en lo que respecta a la calidad de sus barriles, vale decir que estos oscilan desde un mínimo de 16 grados (petróleo pesado) API hasta un máximo de 32 grados API (petróleo liviano).
Sorpresa televisada
El anuncio de aumento de la regalía para los negocios arriba descritos hecho por el presidente de la República, Hugo Chávez, fue literalmente un tubazo, una sorpresa para casi todos los televidentes, incluyendo a los ejecutivos de las transnacionales.
Fuentes del sector petrolero privado comentaron que esa decisión nunca fue planteada en la serie de reuniones que desde hace meses se mantienen con el Ministerio de Energía y Minas, Petróleos de Venezuela y la Corporación Venezolana de Petróleo, conversaciones que persiguen el objetivo de llegar a un acuerdo acerca de las condiciones económicas y fiscales que aplicarán para las futuras expansiones de algunos de los desarrollos ya existentes y de los nuevos proyectos que se espera se lleven a cabo en la Faja del Orinoco.
Debe recordarse que distintos voceros gubernamentales han anunciado la realización de una ronda de licitaciones en la que se sacarán a oferta unos siete bloques para la producción de crudo mejorado, propuesta que ya ha encontrado respuesta positiva por parte de firmas como la angloholandesa Shell.
Hasta la medida antes mencionada las operadoras de tres de los cuatro proyectos (Sincor, Petrozuata y Cerro Negro, Ameriven aun no ha entrado en la fase de producción), pagaban al Fisco cerca de 0,20 dólares por barril, gracias a la aplicación de una tasa de regalía de 1%. Pdvsa, por su parte, cancela 30%, es decir, cerca de 6 dólares por barril. Todo esto se calcula a un precio de 20 dólares por cada barril de petróleo extrapesado extraído.
Ahora, con el incremento de marras, se espera lograr que la recaudación pase de 46 millones de dólares al año a más de 600 millones de dólares anuales. Pues el aumento del tributo a 16, 2/3 y al mismo valor de 20 dólares por barril, representará una ganancia para el país -porque no hay que olvidar que estos ingresos forman del situado constitucional- de 3,33 dólares por barril.
Los argumentos del Gobierno han sido claros: las condiciones económicas han cambiado, el precio del petróleo se ha disparado, y al igual que la productividad de los pozos. El ministro de Energía y Minas, Rafael Ramírez ha dicho que ésta aumentó 300%.
Lo paradójico del caso es que a pesar de que en los contratos de asociación entre Pdvsa y las operadotas internacionales se establecieron escenarios que hace 10 años parecían imposibles de hacerse ciertos, para garantizar que sus condiciones no iban a ser modificadas.
Una de ellas era precisamente el tope de 20 dólares por barril para el petróleo extrapesado, cotización a la que se vende ese producto hoy en día. Pero además -ha indicado Ramírez- resulta absurdo aceptar el pago de una relamía de 1% cuando hay asociaciones que colocan sus productos a más de 50 dólares por barril, como es el caso de Sicor cuyo crudo mejorado se equipara con el petróleo liviano West Texas Intermédiate.
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