El Embajador de Venezuela en Estados Unidos, Bernardo Álvarez, advierte que América Latina seguirá padeciendo el problema de la instabilidad política y social, sino se mejoran los estándares de vida de la población. Y afirma que muchos parlamentarios y empresarios estadounidenses "han criticado el hecho de que se politice nuestra la relación entre ambos países por el hecho de que no les guste un Gobierno".
El día que se tomó la decisión relacionada con el aumento de la regalía petrolera (fue elevada de 1% a 16,3/2 para las Asociaciones Estratégicas que operan en la Faja Petrolífera del Orinoco) yo estaba planificando este viaje a Venezuela. Sin embargo, al conocer la medida lo pospuse por unos días, porque quise ir a Washington para hablar con ejecutivos de algunas empresas, con representantes del Congreso de ese país y con la administración, es decir, el Gobierno, recuerda Bernardo Álvarez, Embajador de Venezuela.
"Y lo que quedó muy claro desde el principio es que esa discusión se llevó a cabo en términos eminentemente económicos y de negocios. Es decir, quedó claro y así lo expresó el ministro de Energía y Minas (Rafael Ramírez) aquí y así fue transmitido en Washington".
Lo que hemos señalado -agrega el diplomático- que hay algunas condiciones económicas que justificaban la decisión tomada por el Ejecutivo y sobretodo que hay una base legal.
"Y yo creo que eso expresa un excelente precedente que indica una relación bien madura entre el Gobierno venezolano y las empresas. Porque al final, el petróleo es un negocio. Y en este caso se trata de una relación basada en una discusión económica. Y en ella hay factores que intervienen y cada uno de ellos tiene sus propios intereses".
- ¿Y esa impresión vale para describir las relaciones con los tres factores que ha mencionado: empresas, y Congreso Gobierno estadounidenses?
- Ésa es mi percepción. Pero además ha sido muy importante la opinión de las empresas. Por ejemplo, un ejecutivo de una transnacional me comentaba que para los buenos negocios se llama a los abogados cuando éstos ya han sido diseñados. No se empieza un buen negocio hablando con abogados. Creo que esta ha sido realmente es una excelente prueba de una relación madura entre actores del mundo energético y una discusión no ideológica sino basada en los intereses de los distintos actores. Incluso tengo la percepción de que muchas empresas sienten que el diálogo directo con el dueño de los recursos es un mejor escenario.
Y además, tal y como lo dijo el Ministro de Energía y Minas, en los niveles en que están los precios del barril de crudo, una tasa de regalía de 1% es ridícula. Eso sin contar los análisis que tiene que ver con la productividad y la comercialización de ese tipo de petróleo. En fin, esa fue una decisión que desde el punto de vista económico tenía todos los sustentos.
- ¿Pero algunos voceros de la oposición han señalado que esa medida podría afectar el clima de seguridad jurídica?
-Lo que pasa es que estamos hablando de una situación muy particular, pues se trata de un producto escaso en el mundo. Y no es lo mismo lo que ocurre en el sector energético que en el resto de los sectores de la economía.
Ejecutivos de grandes transnacionales que mantienen intereses en el paìs han expresado que en el caso de nuevos proyectos en la Faja del Orinoco podrían pagar los tributos que establece la Ley Orgánica de Hidrocarburos. ¿A Usted le han dicho lo mismo?
Es que ya hay producción extra de las operadoras de la Faja del Orinoco que ya está pagando regalías de 30%. Además, repito, ha sido muy importante la consistencia legal de la decisión. Ahora, ¿qué es lo que pasa? La Faja Petrolífera del Orinoco, una vez que se demostró que hay reservas suficientes y que ya es no un en reto tecnológico producir allí, coloca a Venezuela como un actor global de los hidrocarburos. Y lo que está claro es que el Gobierno debe seguir ese desarrollo y ahora hay suficientes ofertas por parte de las empresas.
Y creo que incluso hay proyectos como el de ChevronTexaco que tiene la ventaja de ser un proyecto integrado, claro eso tendrá que evaluarlo el Ejecutivo. Por cierto, así se lograría uno de los espíritus de la Ley Orgánica de Hidrocarburos porque se le da a la participación privada en distintos momentos, de acuerdo a situaciones diferentes. Y esa propuesta es una propuesta global mediante la cual se busca producir derivados y no sólo crudo sintético lo que contribuiría a resolver los problemas de la escasez de refinados. Nosotros hace apenas tres semanas realizamos en Alaska un taller sobre refinación que fue propuesto por Venezuela.
- ¿Por qué se hizo allá?
- Porque allí se reunía el Consejo de la Energía. Se realizó un análisis de la actividad de refinación en el hemisferio.
- ¿Venezuela está promoviendo la construcción de refinerías en el continente?
- Los que pasa es que Venezuela ha planteado el tema de la refinación como un asunto a discutir. Además, le hemos enviado al Senado de Estados Unidos un documento donde se le explican todos los puntos relacionados con el tema del mercado energético. Porque los problemas no resueltos en esa área son los que estamos viendo están afectando los precios.
- Pero para resolver ese asunto hay que invertir en ese negocio...
- Claro, para eso hay que hacer inversión en refinación.
- La relación con el Consejo de la Energía ha sido impactada por las tensiones políticas entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos? ¿A Venezuela le sirve permanecer en ese foro?
- En el área energética hay distintos escenarios donde se define la política en Estados Unidos. Está Washington que tiene que ver con el Departamento de Energía y con el Congreso; las empresas que algunas veces se identifican en Houston, las grandes asociaciones del gas y los hidrocarburos y unos medios especializados y el frente que conforman los estados consumidores de ese país.
En el Consejo de la Energía no solamente hay estados de Estados Unidos, sino también algunas provincias de Canadá y por su puesto, está Venezuela. Creo que es nuestra responsabilidad promover un debate en esa institución porque es un reto hacia el futuro.
- ¿El hecho de que Luis Giusti haya trabajado en la propuesta energética de George Bush ha sido un elemento de perturbación en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela?
- Nosotros saludamos el plan de Bush cuando surgió. Pero hay que recordar que en el mismo escribió mucha gente. Y para ser franco creo que no hay ningún eco allá en lo que respecta a sus opiniones. En ninguna de mis interacciones en Estados Unidos se ha mencionado su nombre. Pero lo cierto es que ese plan no cristalizó y por eso es que el problema energético sigue siendo una materia pendiente en ese país.
- ¿Qué escenarios manejan en el caso de que gane Kerry o en el caso de que Bush se quede en la Casa Blanca?
- En el caso de los Estados Unidos, a pesar de que hay sectores que privilegian una visión u otra, hay intereses permanentes y temas estratégicos que se mantienen y ese es el caso del sector energético. En estos momentos, por ejemplo, hay una discusión muy importante acerca de la dependencia del petróleo foráneo. El problema es que la realidad es una. También hay gente que vincula eso a la situación política. Y yo he dicho en algunas ocasiones que aquí no hay que gastar 200 millones dólares en seguridad y para que haya acceso y puedan desarrollarse a las reservas petroleras.
- ¿Entonces en el plano de las relaciones energéticas no nos afectaría un cambio de gobierno en Estados Unidos?
- Creo que hay visiones y énfasis en algunos temas y un cambio de administración por supuesto implica posibles ajustes y cambios. Pero creo que este asunto es muy complejo. Los actores son muchos y hay demasiadas aristas. En los Estados Unidos se cubren todos los aspectos: el diseño y la aplicación de las políticas, los estados productores y consumidores, las empresas, así como de la prensa especializada. Y también hay una tendencia muy fuerte de gente que tiene una actitud y criterio más independiente y pragmática que se preguntan qué otro país en el mundo, que esté ubicado donde está Venezuela, que tenga la cantidad de reservas que tiene y las condiciones políticas y sociales que tiene, va a cumplir un papel de proveedor seguro y confiable de energía de Estados Unidos.
Son seis días de distancia entre Venezuela y ese mercado, versus distancias más grandes en el caso de nuestros competidores. Ahora, así como puede existir una estrategia de diversificación de fuentes de suministro, nosotros también tenemos que pensar en la ampliación de nuestras relaciones energéticas. Pero aun así, ni Estados Unidos se va a mudar de donde está ni Venezuela se va a mudar de donde está. Y en el caso del gas natural, si se va a hablar de ese tema se tiene que hablar de Venezuela.
- ¿Cuáles son las perspectivas del negocio de los hidrocarburos en el contexto de las relaciones con Estados Unidos?
- La discusión es muy práctica en el caso de lo energético. Esta se basa en lo siguiente: qué queremos de ustedes y qué quieren de nosotros. Y eso pasa por los objetivos de los países. Por ejemplo, creo que necesitamos precios justos y una contribución fiscal significativa e importante para los requerimientos del desarrollo de este país. Requerimos también más equilibrio comercial, porque si no podemos a ver cuanto traemos de Estados Unidos vemos que solamente tomando en cuenta a Petróleos de Venezuela y Citgo Petroleum Corporation somos clientes muy importantes para algunos estados de esa nación. Y ese caso podemos desarrollar capacidad de producción venezolana, en asociación con empresas estadounidenses. Nosotros tenemos una responsabilidad fundamental con los consumidores. No podemos jugar con eso.
- ¿Y eso se entiende así en Estados Unidos? ¿O lo entendieron después del paro petrolero?
- Nosotros siempre hemos mantenido que si esa es la relación que tenemos y que si estamos recibiendo beneficios mutuos, no vemos cómo se puede pasar por encima de todo ello porque no les guste una situación política determinada. Y muchos parlamentarios y empresarios en Estados Unidos ha criticado el hecho de que se politice nuestra relación por el hecho de que no les guste un Gobierno.
- ¿Qué sectores son esos?
- Sectores del Congreso, incluso de ambos partidos. Hay quienes han dicho que no se ha evaluado con la suficiente claridad la importancia de Venezuela para Estados Unidos. Además, en el caso de la propuesta sobre refinación incluso se ha dicho que nosotros estamos haciendo el trabajo que deberían estar haciendo ellos.
- ¿Hay un acuerdo -como señalan sectores de la oposición- entre el Presidente Chávez y Bush para que a cambio de petróleo se reduzca la presión de la Casa Blanca sobre Miraflores?
- Eso es más un ataque en contra de Bush que en contra del presidente Chávez. Eso no es verdad. Nadie puede contra la realidad. De ninguna manera. Más bien hay algunos sectores de esa administración que han insistido en politizar esa relación con el objetivo de buscar un cambio de gobierno en Venezuela.
- ¿Y que esa posición se haya aminorado obedece a que en Estados Unidos están en un proceso electoral, o a qué entendieron lo que sucede aquí? ¿Y si es reelecto Bush no podría resurgir la antigua posición?
- Creo que aunque sea reelecto el Presidente Bush igualmente se van a producir algunos cambios. Hay algunas personas que no se acostumbran o que no tiene la capacidad de entender los procesos. Pero también hay gente que entiende los procesos y que se da cuenta de que esto no sólo sucede en Venezuela sino en otras partes del mundo. Yo aspiro que haya una normalización, aunque eso no significa que dejará de haber desacuerdos, como sucede en el caso de las relaciones con Cuba.
Porque si en el hemisferio no se logran acuerdos para elevar los estándares de vida de la población, entonces vamos a tener una región con una constante inestabilidad política. Venezuela no es una amenaza, es un camino alternativo que juega un papel estabilizador.
Publicado en Quantum N.38
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