La fuerza de trabajo expresa uno de los componentes fundamentales de la creación de riqueza junto a otros como el capital, la tecnología, y los recursos naturales. Visto como un factor de producción resulta un elemento indispensable para lograr el producto social que se intenta construir. En términos de medición estadística el concepto de población económicamente activa define a quienes mayores de una determinada edad, 15 años, se encuentran disponibles para la producción. Se incluyen tanto quienes tengan un empleo como aquellas personas que sin tenerlo lo buscan o tienen expectativas de alcanzarlo.
De acuerdo al informe presentado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en cuanto a los indicadores de la fuerza de trabajo para el primer semestre del año 2004, el total de ocupados representaba la cifra de 10.035.741 personas, un 83,4%, y la población desocupada un total de 2.000.591.
Según la clasificación de las ramas económicas, nueve en total, que comprenden lo agrícola, los hidrocarburos, la manufactura, electricidad, gas y agua, construcción, comercio, transporte, financiero y los servicios, la rama que mayor fuerza de trabajo aporta sobre la ya ocupada es la de los servicios comunales, sociales y personales con un 31%, como segunda rama el comercio al mayor, por menor, restaurantes y hoteles con un 24,2%. La tercera rama es la industria manufacturera con un 12%, la cuarta, las actividades agrícolas, pecuarias y la caza con 10,4%. La quinta el transporte, almacenamiento y comunicaciones con un 8,6%. La sexta es la construcción con un aporte del 7,2%. La séptima corresponde a los establecimientos financieros, seguros, bienes inmuebles y servicios prestados a empresas con 4,9%. El resto de las ramas tienen un aporte muy bajo en relación a los anteriores.
Esta ordenación decreciente del tamaño de la fuerza de trabajo resulta diferente a la de los niveles de desocupación, en términos porcentuales, en las diferentes ramas de actividad, donde el primer lugar lo ocupa la construcción con un 29,3%. En segundo lugar la explotación de hidrocarburos, minas y canteras con 24,4% y en tercer lugar los establecimientos financieros, seguros y bienes inmuebles con un 16,9%. Luego siguen cuatro ramas con valores algo similares, entre ellas, el comercio, restaurantes y hoteles con una tasa de 15,7% y la industria manufacturera con 15%.
Si comparamos las cifras correspondientes al segundo y tercer trimestre del año 2004 algunos comentarios son dignos de resaltar. El orden de mayor a menor en cuanto al índice de desempleo ahora medido en términos trimestrales preserva los primeros lugares para el sector de la construcción y luego al de la explotación de los hidrocarburos, minas y canteras. Sólo que los niveles de desocupación disminuyen siendo para el primero 26,2% bajando en el segundo trimestre de 29%, y la segunda rama, disminuye de 24,4% a 19,5%.
Con ello se muestran los signos de la reactivación en curso. Descendiendo en orden jerárquico se encuentran los establecimientos financieros que disminuyen del segundo al tercer trimestre del 2004 de 16% a 13,8%, luego la industria manufactura de 14,5% a 13,2%, el comercio, restaurantes y hoteles de 14,4% a 12,6%, los servicios comunales, sociales y personales de 13,3% a 12,6%, y finalmente, el transporte, almacenamiento y comunicaciones de 12,6% a 11,7%. Se confirma así una disminución en el desempleo para todos los sectores en su variación intertrimestral del segundo al tercer trimestre del 2004 con una tendencia que continuará en el tiempo producto de la entrada de la temporada navideña.
La suma de las ramas de servicios comunales, sociales y personales junto a la fuerza de trabajo dedicada al comercio alcanza un 53,9% del total, y si a ello le agregamos lo correspondiente a la parte financiera, un 5% adicional, el gran total de estas tres ramas llega a cerca de 59%. Por otro lado la sumatoria de la fuerza de trabajo agrícola y la industrial 21,2% apenas alcanza la tercera parte de las tres primeras ramas arriba mencionadas. ¿Nos encontramos con esto ante una economía de servicios? Bastaría compararlo con algunos patrones internacionales para desvirtuar semejante afirmación.
Desafortunadamente nuestro aparato productivo continúa anclado a la renta petrolera, la rama de los hidrocarburos apenas emplea un 0,6% del total de la fuerza de trabajo, unas 75 mil personas con una alta tecnología y con una relación capital producto expresada en millones de dólares.
No hay proporción entre una industria que todavía no supera los márgenes del subdesarrollo aún cuando existan islas de excelencia en diferentes sectores y subsectores. El desarrollo aguas abajo ha sido y seguirá siendo una vieja aspiración de un circuito de acumulación que se cierra fuera de nuestras fronteras. El tamaño del mercado, la insuficiencia de la demanda interna, la necesidad de integrarse a otros países con igual o similar desarrollo sigue estando ligado a posibilidades. Hoy en día las fortalezas que brinda la integración a Mercosur abre nuevas ventanas para que la integración deje de tener las llamadas asimetrías siempre presentes cuando se trata de otros países de mayor capacidad productiva y tecnológica.
Una rama que adquiere especial significación en el caso venezolano es el de la construcción. La fuerza de trabajo referida a esta rama apenas pasa del millón de personas, y en términos relativos el número de desocupados decíamos llega a un 29,3% del total. La construcción corresponde a la rama donde el porcentaje es mayor y resulta significativo compararlo con la agricultura donde la desocupación sólo llega a un 7,7% del total de la fuerza de trabajo correspondiente a esa rama de actividad. Pero así como la construcción marca el tope del desempleo relativo igualmente es cierto que el sector ha venido mostrando una recuperación en el Producto Interno Bruto durante el año 2004. El tipo de trabajo generado por la construcción requiere menor capital por unidad laboral y su reactivación durante lo que va del año disminuirá la cifra de manera considerable.
La distribución de la población económicamente activa que nos da el INE para el primer semestre del 2004 ha sufrido variaciones al contrastarla con los valores que se tienen para septiembre de 2004. Sin poder conocer con exactitud cuál es el margen de variación dado que las estadísticas mensuales del INE no las muestran, es significativo que en el último año, septiembre a septiembre, se han creado 853.434 nuevos puestos de trabajo que incluyen por un lado, la absorción del crecimiento vegetativo de 433.949, junto a la disminución del desempleo abierto por una cantidad de 419.485 personas.
De hecho en los meses que quedan para finalizar el año 2004 se espera una disminución del desempleo abierto, cuando menos en unos cuatro puntos de la cifra alcanzada en septiembre lo que haría llegar a finales de año a un valor cifra cercano al 11%. La tendencia cíclica correspondiente a las fiestas navideñas contribuirá en esa dirección y si a ello le agregamos el impulso del crecimiento de la economía que podrá superar el 12% para el Producto Interno Bruto anual, dichas cifras no marcan más que una expectativa que se va volviendo realidad, en un año de clara recuperación del aparato productivo.
Publicado en Quantum N.39
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