¿Cómo así que una orden militar, en medio de una “negociación”, captura a Antauro Humala, lo apresa y lo envía a Lima? ¿Ya se sabe cuál el destino de los policías que aún permanecían en rehenes en la Comisaría de Andahuaylas? Hasta donde se sabe la primera regla en un entendimiento es la de conservar voceros válidos y reconocidos porque de lo contrario ¡cualquier cosa puede pasar! Es absurdo comparar el poder de fuego del Estado con el de los reservistas. En el peor de los casos, bastaba con sitiarlos y rendirlos por cansancio. Pero aquí se ha hecho lo contrario y se comete una traición aleve y de incalculables consecuencias nefastas.
¡El miedo se muere de miedo! ¡Y éste tiene forma de voceros políticos partidarios, legiferantes asustados, periodistas brillantes en defender el status quo y a las transnacionales, “analistas” que se pasean de canal en canal diciendo las mismas monsergas. ¿Es posible comparar la República de Weimar, el putsch de Hitler en 1923, la Alemania pos primera guerra con el Perú de nuestros días, fracturado, en explosión sempiterna, plena de descontentos e incomprensiones, abundante en pusilánimes que defienden sólo los sueldos que reciben del Congreso o de las ONGs cuyos dólares empiezan a escasear? ¡Qué disparate!
La caricaturización del etnocacerismo o lo que así ha venido en denominarse el cuadro ideo-político de los Humala es sólo parte del escenario. Se pretende hacer un llamamiento a los jóvenes como si la polémica fuera intelectual, epidérmica, sólo de cosmético arreglo, cuando es profundamente abisal, enraizada en el alma peruana cuyo pueblo mayoritario sólo ve privilegios en una minoría de minorías que dicta a través de sus diarios, radioemisoras y canales que la globalización nos ha enajenado el sentimiento de patria, nacionalidad, bandera o historia. ¿Qué quieren todos estos capituleros que defienden sólo los dólares y las sinecuras obtenidas en sucesivos gobiernos?
¿Y dónde está el postizo Defensor del Pueblo Walter Albán? No sé por causa de qué las huestes de Humala solicitaron su participación pero este caballero hasta altas horas de la noche de ayer no había aparecido. Es más, si lo hizo, pareciera ser que fracasó con todas sus letras porque ni siquiera ha podido garantizar que la negociación se llevara a cabo respetando la vida de los rehenes. ¿Es ésta la garrapata caviar la que el Congreso quiere ratificar para que acumule 13 años en un puesto que le queda muy, pero muy grande? ¡Otra vergüenza más de la casta política!
Elevemos votos porque la barbarie y el descontrol no ganen espacio en la Comisaría de Andahuaylas y no se produzcan más bajas. De ningún lado.
¡Es hora que la casta política aprehenda que sus horas están contadas! ¡Han fracasado y son sólo rémora y cáscara! Hoy pudo haber sido Andahuaylas. Mañana cualquier otro pueblo. Por desgracia los vientos de fronda en un país con injusticia legalizada e institucional, son parte del clima enrarecido en que aquí se vive. Mantenerlo es una bomba de tiempo. O la preparación de los paredones de fusilamiento.
¡Cuando el miedo se muere de miedo, empieza la debacle!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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