El descubrimiento de una nueva ruta de señales celulares permite diseñar un nuevo fármaco antitumoral con muy baja toxicidad. La existencia de una nueva molécula en la lucha contra el cáncer abre nuevas expectativas para el tratamiento de una enfermedad tan temida como odiada.
Usualmente suelo aportar en estas páginas mi opinión sobre temas científicos que han realizado otros colegas. Sin embargo, como investigador en activo, realizo un trabajo del que hoy haré un comentario. Dentro de unos días aparecerá el la revista Molecular Pharmacology [1] el artículo que ha realizado mi equipo de investigación en la Universidad de las Islas Baleares (UIB). En este trabajo se presenta un nuevo fármaco antitumoral: el Minerval.
La existencia de una nueva molécula en la lucha contra el cáncer abre nuevas expectativas para el tratamiento de una enfermedad tan temida como odiada. Entre otras cosas, porque en la actualidad todavía la mitad de los casos de cáncer no tienen curación y sólo el 15% revierten tras un tratamiento con quimioterapia. El trabajo incide, además, sobre la baja toxicidad de la molécula.
Este hecho es una buena noticia, ya que permite su uso en elevadas cantidades incluso de forma simultánea a otros tratamientos. Aunque para muchos, el efecto anticanceroso del Minerval puede ser el punto más importante de nuestro trabajo, no es menos destacado haber descubierto un mecanismo nuevo de señales celulares, a través del cuál actúa este fármaco.
Dicho mecanismo está basado en la regulación de la estructura lipídica de la membrana. Este sistema de señalización celular es tan importante que está implicado, no solo en la aparición y terapia del cáncer, sino también en la regulación de la actividad cardiovascular, el control del peso corporal y otros muchos procesos fisiológicos. Por ello, el hallazgo adquiere una nueva dimensión, ya que a partir de este nuevo mecanismo descubierto por nuestro grupo de investigación se puede abordar la terapia de otras patologías importantes en humanos.
Pero volviendo al efecto anticanceroso del Minerval, una de las características principales de esta molécula es que no es citotóxica, no mata las células. En su lugar, les envía señales de tres tipos: antiproliferativas, pro-apoptóticas y de diferenciación celular.
Si hay algo que pueda resultar especialmente llamativo es el hecho de que esta molécula sea muy parecida a otra muy abundante en la naturaleza y en las dietas humanas: el ácido oleico. El Minerval es ácido hidroxioleico y, como tal, sólo difiere del anterior en un oxígeno. El aceite de oliva contiene aproximadamente un 80% de ácido oleico y tiene efectos protectores frente al desarrollo de enfermedades tumorales. Sin embargo, al ser un buen combustible celular, desaparece con relativa rapidez.
En cambio, el uso metabólico del hidroxioleico está ralentizado, por lo que su potencial antitumoral es mucho mayor. Por ello, mientras el oleico sólo protege tomado en altas dosis, el Minerval tiene una actividad farmacológica demostrada en varios tipos de células cancerosas y modelos animales de cáncer. En cualquier caso, el consumo de aceite de oliva evita el riesgo de desarrollo de cáncer. Y, además, lo hace a través del nuevo mecanismo de señales que hemos descubierto.
¿Cómo actúa el ácido hidroxioleico? En primer lugar, cambia la ordenación de los lípidos de la membrana celular, facilitando la interacción de la proteína kinasa C (PKC) con la membrana. A partir de aquí se generan varias vías de señales. A modo de ejemplo, la ruta antiprolifarativa del Minerval se inicia cuando la PKC fosforila p21CIP, que a su vez inhibe los complejos ciclina/cdk, necesarios para que la célula tumoral se divida continuamente.
En la actualidad hemos identificado casi una veintena de genes distintos relacionados con las acciones arriba indicadas (anti-proliferativa, pro-apoptótica y de diferenciación celular).
Para tener una idea de la relevancia de este descubrimiento, basta con echar una ojeada a los hallazgos realizados por otros investigadores en este campo. Recientemente, Joan Massagué y Carlos Cordón-Cardó han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales por descubrir una proteína implicada en el desarrollo del cáncer y que en un futuro podría ser el blanco de un posible fármaco anti-tumoral.
Este hecho es de gran relevancia científica. Nosotros hemos descubierto un nuevo mecanismo de señales celulares, hemos diseñado una nueva molécula para regularlo, hemos identificado una veintena de proteínas implicadas en su actividad, hemos probado el compuesto, que ha funcionado y ha sido patentado.
Otro referente de la relevancia de nuestro trabajo es que recibió el Premio Internacional de Investigación “Young Scientist Award” otorgado en Brighton (Reino Unido), patrocinado por la prestigiosa editorial científica Elsevier, que recayó sobre el primer firmante de nuestro trabajo, Jordi Martínez.
Finalmente, no puedo terminar sin expresar mi agradecimiento a todas aquellas entidades que han colaborado económicamente para financiar esta investigación: Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Sanidad), Ministerio de Educación y Ciencia, Conselleria de Salut i Consum (Govern Balear), Conselleria d’Economia, Hisenda i Innovació (Govern Balear), Fundación Maratón y especialmente, Genoma España, sin cuyo concurso decisivo no hubiéramos podido llegar hasta este punto.
[1] Membrane structure modulation, protein kinase Ca activation and anticancer activity of Minerval. Molecular Pharmacology 67, 531-540 (2005). (Modulación de la estructura de membrane, activación de la proteína kinasa Ca y actividad anticancerosa del Minerval). Autores: Jordi Martínez, Oliver Vögler, Jesús Casas, Francisca Barceló, Regina Alemany, Jesús Prados, Tünde Nagy, Carmela Baamonde, Philip G. Kasprzyk, Silvia Terés, Carlos Saus y Pablo V. Escribá.
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