“¡La única forma de poner fin con la pobreza es dándole poder al pobre. Conocimiento y conciencia son el principal poder!”
Presidente Hugo Chávez
Antes de presentarse, Rosa Amarista, que se ofreció voluntariamente para escribir su nombre, explicó que su escritura era temblorosa por las cataratas en sus ojos. Rosa Amarista vive en el 23 de Enero y dijo que fue a Barrio Adentro el mes pasado donde consiguió que la examinaran. “En los últimos 6 meses, mi visión ha venido deteriorándose. Los doctores cubanos me vieron los ojos y estoy esperando viajar a cuba para que me los operen... Tengo mi pasaporte y todo listo”.
Rosa estudió en la Misión Robinson II por 2 años. Es madre de 5 hijos y abuela de 11 nietos y aspira continuar su educación a través de las misiones. “Cuando era niña, tenia 6 hermanos y hermanas. A la edad de 13 años dejé la escuela porque mi hermano mayor y yo tuvimos que ayudar a nuestra familia. Aunque dejé de estudiar, nunca dejé de aprender y aprendí muchas cosas que me ayudaron en la vida como ser humano. Voy a cumplir 75 años, hace dos años cuando ellos comenzaron a hablar sobre las misiones, vine aquí y me inscribí. Ahora quiero obtener mi diploma de bachillerato y quizás tiempo después comience los estudios en la universidad, ¿quién sabe?”
“Una educación de calidad para todos”
El lunes 18 de abril se celebró en Venezuela la octava graduación de la Misión Robinson I. “Hoy es un gran día,” declaró el presidente Hugo Chávez, afirmando que “estamos avanzando hacia un gran objetivo, el feliz día en que ni una sola persona más sea excluida.” Durante su discurso en la ceremonia realizada en el Teatro Teresa Carreño, Chávez condecoró a los 32,509 venezolanos que completaron recientemente el programa y enfatizó que la alfabetización es el rumbo hacia la erradicación de la miseria, la pobreza y la desigualdad, para lograr que “nuestro pueblo esté feliz”. De acuerdo con Chávez, Latino América ha sido explotada y humillada; sin embargo, “es hora que el pueblo comience a alzar su voz otra vez. En particular, el pueblo venezolano que diariamente lucha”.
Después de felicitar a los recién graduados, el Secretario Ejecutivo de la Comisión Presidencial para la Misión Robinson, Omar Calzadilla, elogió el éxito total del programa, reconociendo que en el curso de los pasados 2 años, 1,406,000 venezolanos aprendieron a leer y escribir. Calzadilla declaró que esta ceremonia tiene un significado especial, porque lleva a Venezuela a un paso más cerca de convertirse en un “territorio libre de analfabetismo”.
Privatización y Exclusión
Durante los años 90, la implementación de la política económica neoliberal impactó negativamente en los derechos sociales de los pueblos, no sólo en Venezuela sino también a lo largo de toda América Latina. En una década marcada por una tendencia al deterioro en la educación pública y por extensos cortes presupuestarios -hasta el punto que en el año 1998, menos del 3% del PIB fue destinado hacia la educación- la meta de erradicar el analfabetismo parecía así como inconcebible.
En una entrevista realizada a Aristóbulo Isturiz, Ministro de Educación y Deportes, nos habló de dos tendencias dominantes que caracterizaban al sistema educativo venezolano hasta los años 90: la privatización y la exclusión. Según Isturiz, la educación era extremamente elitista y exclusivista. “El problema de fondo está en que el modelo educativo venezolano ha estado respondiendo a las demandas, formación e intereses del modelo neoliberal. Esto produjo un descenso en la inversión hacia la educación porque era considerada un gasto.” [1]
Elegido en 1998 con el 56% de los votos, el Presidente Chávez revirtió esas tendencias. Una de las primeras medidas que tomó apenas llegó al poder, fue llamar a un referéndum para decidir si el país llamaría a una Asamblea Constituyente para rescribir su constitución. Aprobada por el 88% de la población, la Asamblea Constituyente comenzó a construir una nueva base para el país, estableciendo la inclusión, en lugar de exclusión, como tema principal. Al ser aprobada por el 71%, la nueva Constitución venezolana de 1999 fue reconocida como una de las más avanzadas del mundo, estableciendo la igualdad de género y el reconocimiento de los derechos indígenas. También se realizaron cambios significativos en la educación.
El artículo 102 de la constitución considera a la educación como un "derecho humano y un deber social fundamental," y es complementada por el Artículo 103, donde se establece que “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades... (...) la educación impartida en las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario”.
Al establecer que es el estado quien tiene la responsabilidad de garantizar la igualdad de acceso a los derechos esenciales para cada ciudadano, el gobierno de Chávez inició un proceso destinado a frenar estas tendencias de la privatización y de la exclusión y llevar la legislación a la realidad. [2] Fueron abiertas escuelas bolivarianas a lo largo del país, proporcionando una educación de horario completo y tres comidas al día. La educación preescolar, que una vez fue un lujo para la elite y la clase media alta, se universalizó con la abertura de cientos de Simoncitos (Guarderías infantiles públicas gratuitas).
El porcentaje destinado a la educación del presupuesto nacional aumentó en 5 años, desde menos del 3% al 7,1%, dando espacio para la creación de la educación especial y la educación intercultural bilingüe, como resultado de la eliminación del pago de matrícula en las escuelas públicas, la inscripción promedio aumentó del 59% en 1998, a más del 67% en el año 2002. Seiscientas cincuenta escuelas fueron construidas, 8,700 fueron recuperadas y fueron reabiertas las escuelas técnicas, cerradas durante el segundo mandato del gobierno de Carlos Andrés Pérez. El ministerio de educación se encargó de la tarea de evaluar y transformar el pensum académico.
Contra la deuda social
Adicionalmente, fue desarrollado un programa para incorporar a los venezolanos con más de 18 años, que por razones principalmente económicas fueron obligados a desertar del sistema educativo o que, nunca tuvieron la oportunidad de asistir a la escuela. Antes de la elección de Hugo Chávez, había en Venezuela -un país de 26 millones de habitantes- 1.5 millones de analfabetos.
Entre 1988 y 1998, la Iglesia Católica, organizaciones privadas y los ministros de educación de tres diferentes gobiernos (Jaime Lusinchi, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera) iniciaron y llevaron a cabo programas de alfabetización que, aunque combinaron los esfuerzos, no rindieron grandes resultados. Durante el transcurso de 10 años solo 73.000 venezolanos aprendieron a leer y a escribir.
Dos años después de que Chávez asumiera la presidencia, el ministro de educación desarrolló el Plan Nacional de Alfabetización, conocido también como Campaña bolivariana de alfabetización. Se puso en marcha en el año 2000, con la campaña se enseñó a 100.000 venezolanos a leer y a escribir en el lapso de 2 años, En comparación con sus predecesores hizo un progreso extraordinario. A pesar de ese gran logro, no cumplió su misión como campaña masiva ni alcanzó las expectativas del gobierno ni del pueblo. Al realizar una posterior evaluación, queda claro que varios factores contribuyeron a que estos resultados fueran tan pobres.
El gobierno de Chávez había trabajado dentro de las estrategias educativas tradicionales de los gobiernos anteriores, por eso fracasó en el intento de aumentar el prepuesto educativo e invertir en una campaña de alfabetización, no solo presupuestariamente sino también en la disponibilidad de personal capacitado. Además, el programa fue ejecutado desde arriba y el gobierno se dio cuenta de que sería necesario que la sociedad se involucrara activamente en la ejecución del programa.
Enfrentado a estos problemas, el gobierno de Chávez priorizó la erradicación del analfabetismo y en mayo de 2003 creó la Comisión Presidencial que diseñó el "plan extraordinario para el analfabetismo: Simón Rodríguez" que más tarde sería conocido como Misión Robinson. Implementada en julio del mismo año, su meta era enseñar a 1 millón de venezolanos a leer y escribir en el curso de un año.
El éxito de la misión Robinson fue posible gracias a lo qué Chávez llamó "la operación cívico-militar más importante en la historia de la República Bolivariana de Venezuela." La diversidad geográfica impidió que los materiales y el equipo fueran distribuidos fácilmente a las áreas rurales que en la mayoría de los casos carecían de electricidad, por esa razón las fuerzas armadas transportaron los equipos y construyeron las plantas eléctricas necesarias.
Igualmente otros factores fueron importantes. Hay que mencionar el esmero y la implicación de la sociedad en general. Más de 125.000 personas se ofrecieron voluntariamente como facilitadores, transportaron a los estudiantes y materiales y ofrecieron sus propias casas y patios como salones de clase. [3] durante su discurso anual en 2004, Chávez agradeció a los "facilitadores del gran grupo nacional de los voluntarios de las misiones educativas" por producir cerca de quince millones de cassetes y distribuir aproximadamente noventa millones de impresos, Chávez se refirió a ellos como "un ejército verdadero de voluntarios."
“El pueblo cree en Chávez, desde el día en que dijo «Era yo; Es mi culpa; Yo soy responsable» Comentó Elizabeth Cabrera
Elizabeth Cabrera es facilitadora de la Misión Robinson II en la parroquia 23 de Enero, según ella el éxito de la Misión Robinson no solo se debe al incremento en el presupuesto educativo, sino también a una estrategia coherente y al trabajo de las fuerzas armadas. [4] Asimismo se refirió a una campaña masiva de puerta en puerta, impulsada por el gobierno, para borrar el estigma asociado al analfabetismo, a fin de que las personas admitieran esta condición; Cabrera señala que un cambio en la actitud de la gente constituyó el factor clave para que el programa fuera un éxito [5].
Inicialmente, "hubo mucha gente que se sintió apenada por ser vistos con un cuaderno de Robinson en la mano. Pero entonces la gente comenzó a pensar, ¿si los que se ríen de mí no me dan nada, por qué me tiene que importar lo que piensan de mí? Es decir, se dieron cuenta que (el gobierno) les está dando algo que va a beneficiarles, entonces se quedaron tranquilos. Y comenzaron a estudiar y siguieron estudiando. Se inscribieron en Robinson como una forma de convertir sus sueños en realidad. Hay muchos jubilados que están muy agradecidos con el gobierno por darles la oportunidad no sólo de aprender a leer y a escribir sino también poder leer la constitución, o leer un periódico y poder saber si lo que se escribe es verdad o no," explicó Elizabeth Cabrera.
El éxito de la Misión Robinson también se apoya en una serie de acuerdos bilaterales entre Cuba y Venezuela. A cambio de 53,000 barriles de petróleo diarios con descuento, varios cientos de cubanos enseñaron a docentes venezolanos el método de alfabetización mundialmente reconocido “Yo sí puedo”, que ha obtenido 5 premios de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la cultura (UNESCO). [6]
Creado por la profesora cubana Leonela Relys, la metodología “Yo sí puedo” parte de la idea que los adultos son capaces de aprender más rápidamente que los niños porque ellos están intuitivamente familiarizados con los números y porque tienen la experiencia de vida. Tomando la ventaja de esta facilidad, los adultos van desde lo familiar, los números, a lo poco familiar, las cartas, asociando cada carta con un número.
Las clases están divididas en tres niveles. El primer nivel, “Escuchando y Reconociendo,” consta de 10 clases que se enfocan en el desarrollo de las expresiones orales y el estudio de las vocales. Las 42 clases del nivel 2, “Escuchando y Leyendo,” se dedica esencialmente al dominio del alfabeto, los sonidos creados con la combinación de ciertas letras y vocales y la separación de las palabras en silabas. Las 30 clases del nivel 3, “Escuchando y Escribiendo”, se enfoca en lograr la habilidad para leer y escribir textos básicos. Además la Misión Robinson I enseña matemáticas en nivel básico en los tres niveles. Este proceso es apoyado mediante recursos audiovisuales, con cinta magnética en Vhs y otros equipos.
La meta original, de enseñar a un millón de personas a leer y a escribir, fue lograda seis meses antes, el 27 de Diciembre de 2003. Sin embargo, según la filosofía del gobierno bolivariano, la habilidad para leer y escribir no es solo un logro educacional, también debe ser considerado como un medio para erradicar la pobreza e insertar a los participantes de las misiones en la sociedad.
“La idea es que todos en Venezuela sepan como leer y escribir. Entonces cuando Chávez haga algo, pueden buscar en la constitución y ver si está autorizado, si es legal. Antes que Chávez (los políticos) le decían a la gente «ah si, ahí está, pero nadie cumplió con la Constitución» Ahora todos están hablando de la nueva constitución y pueden defenderse a si mismas. Esto es lo que nuestra constitución hace: Le da al pueblo los derechos y las herramientas para defenderse. La idea de Robinson o cualquiera de las otras misiones no es darle trabajo a la gente. Es para darles las herramientas con que ellos mismos van a buscar su propio trabajo,” explicó Cabrera.
Venezuela: Territorio libre de analfabetismo
Siguiendo esta lógica, el gobierno fijó la meta de erradicar completamente el analfabetismo de Venezuela en julio de 2005, adicionalmente, fueron creadas otras misiones para garantizar la inclusión y para cumplir con el Artículo 3 de la Constitución. [7]
John Dewey, un prominente filósofo y educador norteamericano, considera que la educación es un herramienta fundamental en la creación una sociedad más justa, en la que “El producto no es el último objetivo de la producción, la producción de seres humanos libres se asocia con las condiciones de igualdad.” El Artículo 3 de la constitución venezolana coincide con Dewey, apuntando a la educación como una variable muy importante en la ecuación del desarrollo de los ciudadanos y comprometiéndose a garantizar a todos los venezolanos este derecho humano.
Así, Misión Robinson fue extendida para crear Misión Robinson II. Este programa, basado en la metodología “Yo sí puedo seguir” dura dos años y se creó con el objetivo de que todos los participantes de la Misión Robinson lograran una educación de sexto grado. La Misión Robinson II se divide en dos partes. En la primera parte se enseña matemáticas, español, historia, geografía y ciencias naturales hasta un cuarto grado. El segundo paso incluye los objetivos anteriores a los que se agrega la materia de inglés.
Entre octubre de 2003 y enero de 2005 se graduaron en la Misión Robinson II cerca de 622.500 personas, lo que representa un 61% de los participantes en la Misión Robinson.
La misión Robinson II coopera estrechamente con la Misión Vuelvan Caras. Sus graduados se atreven a involucrarse en Vuelvan Caras, dónde reciben entrenamiento en desarrollo endógeno.
De acuerdo con Augusta Estrada, participante en la Misión Robinson, las misiones cuidan de las personas que nunca tuvieron la oportunidad de finalizar sus estudios. “dejé la escuela cuando estaba en tercer grado porque mis papás eran muy pobres y tuve que empezar a trabajar. Trabajé en almacenes, en una fábrica de zapatos, limpiando en las casas de la gente y vendiendo cosas. Me casé cuando tenía 22 años, traté de estudiar pero salí embarazada y cuando todavía no tenía a mi primer hijo ya tenía a 5 más. Aunque yo me inscribí en un curso de computación, no hubiera podido terminarlo porque tenia que cuidar a mis hijos y ayudar a mi marido”, contó.
Estrada explicó que su sueño es obtener un diploma de bachiller y que su marido, que está estudiando actualmente en la Misión Ribas, pueda estudiar ingeniería civil en una Universidad Bolivariana.
De hecho, el propósito de las misiones Robinson I y II es llegar a los desposeídos y olvidados por el sistema. Como cerca de 67% de los graduados en las misiones son hembras, se explica la cooperación íntima de estas misiones con el Banco de la Mujer y el Instituto Nacional de la Mujer.
Uno de los desafíos más problemáticos, la diversidad étnica de la población, requirió que no sólo se produjeran los libros y materiales para los maestros en español, sino que además se contrataron maestros bilingües para traducirlos a catorce idiomas indígenas. Un dato relevante es que aproximadamente 70,000 indígenas aprendieron a leer y a escribir, en su idioma nativo y en español. [8] Tuvieron que ser diseñadas clases, material y entrenamiento para los facilitadores, a fin de poder enseñar a personas con discapacidad física.
Asi, casi 7500 personas con diferentes discapacidades han aprendido a leer y escribir. Durante la octava ceremonia de graduación de Misión Robinson, Omar Calzadilla, Secretario Ejecutivo de la Comisión Presidencial para la Misión Robinson, anunció oficialmente que se había logrado adaptar totalmente el método cubano “Yo sí puedo” para enseñar a personas ciegas y sordas. Calzadilla también resaltó el hecho que 100 por ciento de la población encarcelada de Venezuela está ahora alfabetizada.
Dado que ese analfabetismo limita todos los derechos sociales, se les proporcionó gratuitamente asistencia médica a los participantes, exámenes de los ojos, y lentes si eran necesarios. Se otorgaron 200,000 becas mensuales y préstamos para pequeños negocios, y cursos de entrenamiento en la misión Vuelvan Caras.
Mejorando las misiones
Para supervisar el progreso de las misiones, se implementó un programa llamado “Vigilancia Social”. Este programa fortaleció y facilitó la participación de las personas en la supervisión de las misiones [9] Asimismo, se estableció una Sala Situacional Nacional en todas las divisiones regionales y locales, cuya función fue supervisar el progreso cualitativo y cuantitativo del programa en una evaluación diaria. Las salas de Situación Nacionales se supervisaron con los Comités de Supervisión que según Jaritza Mota, cabeza del Comité supervisor de Robinson I y II en la parroquia del 23 de Enero, "recibe todas las instrucciones que nosotros tenemos que llevar a cabo para la parroquia. También tenemos que comunicarnos con los otros comités parroquiales, los facilitadores, los estudiantes y la distribución de la beca.” Adicionalmente, se inició una Investigación de Analfabetismo y se creó un Centro de Documentación para evaluar las fortalezas y limitaciones de la Misión Robinson I y para mejorar y consolidar la Misión Robinson II.
A pesar de la participación popular, el apoyo gubernamental y las comisiones coordinadas vigilando de cerca, muchas barreras se presentaron por el camino y muchos problemas siguen sin resolverse. [10]. En una entrevista con Yajaira Rojas, miembro del Comité Supervisor de Robinson I y II de la parroquia 23 de Enero, ella acotó que "el gobierno pudiera mejorar las misiones, no repartiendo más becas sino aumentando el número de personal en los Comités de Supervisión. Nosotros somos muy pocas personas y tenemos una responsabilidad muy grande: para garantizar que las misiones funcionan eficazmente, que tengan éxito. Yo creo que las autoridades superiores en el Ministerio de Educación podrían hacer más en este sentido."
Cuando pregunté cual es el problema más grande de las misiones, Yoraime Díaz, un participante en la Misión Robinson II, no hizo ningún comentario sobre el programa, pero se enfocó en su situación individual. Explicó que aunque uno puede estudiar en Robinson II de 3-5pm, 5-7pm y de 7-9pm, de lunes a viernes, "yo trabajo como sirvienta todos los días. A veces yo no puedo venir a clases". [11] Yoraime, que desertó de la escuela después de terminar el primer grado, explicó que aunque muchas personas pierdan las clases o las dejan y se quedan atrás, los otros participantes y el facilitador les ayudan para que se pongan al día.
Jaritza Mota también mencionó algo sobre este problema, "En cualquier escuela, hay siempre personas que están delante de otros. Es parte de la responsabilidad del facilitador conseguir que todos estén en la misma página. Y como dije antes, los estudiantes nos ayudan. Claro, Robinson se diseña para enseñarles a las personas a leer y escribir, pero también está pensado para que se socialice a las personas para que estén preparados para trabajar en equipo. Y los venezolanos necesitan aprender esto. necesitan aprender a organizarse. Si yo, como un estudiante, estoy ayudándote, por ejemplo, es porque yo comprendo que nosotros somos un equipo y que como un equipo, nosotros podemos hacer muchas cosas juntos."
Pensum: ¿Lectura y escritura o cubanización?
El gran desafío sufrido por la campaña de alfabetización es el de la oposición externa e interna [12] . El diputado de oposición Norberto Peña, representante del partido Acción Democrática (AD), cree que las misiones son “propaganda” que sólo sirve para exagerar una de las “pocas cosas” que el gobierno bolivariano ha logrado. “El pueblo venezolano no tenía niveles tan altos de analfabetismo,” sostiene. Otras personas critican a las misiones, diciendo que son nada más que la divulgación de ideología cubana, que uno debe ser un "Chavista" para poder inscribirse en las misiones o diciendo que le debieron dar mayor prioridad a otras necesidades más urgentes.
Aristóbulo Izturiz, ministro de Educación, desmiente que las misiones sean de forma alguna una herramienta de ideologización. Las personas dicen: “ «es un método cubano.» Ok, pero 1.4 millones de personas aprendieron en un año y medio. Éste es el producto, la realidad. Y ellos no están leyendo cubano; ellos están leyendo español o su idioma Indígena. Ellos no pueden negar esto", declaró firmemente.
Según Elizabeth Cabrera, “los estudiantes aquí no le gustan hablar de política, porque algunos de ellos no están de acuerdo con lo que el presidente Chávez dice. De hecho, he escuchado algo de esas cosas que Chávez dice y tampoco estoy de acuerdo, porque se que él no lo pensó bien antes de decirlo. Aun cuando tú apoyas a un gobierno, no tienes porqué aplaudir todo lo que ellos hacen... Pero hablando precisamente de la Misión Robinson, yo nunca he visto a un solo participante o un solo facilitador que esté «cubanizando» . Si esto hubiera pasado, yo habría sido la primera que lo rechazaría."
Cuando se le preguntó por la supuesta “influencia cubana” en las misiones, Rafael Frechi de 74 años, continuó hablando sobre su próxima graduación en Misión Robinson II y sus planes para inscribirse en la Misión Ribas. Cuando se insistió con la pregunta, Rafael hizo una pausa pensativamente, y respondió finalmente, "aquí no hay prácticamente ninguna forma de influencia política. Aquí cualquiera puede estudiar, cualquier persona de cualquier partido. Y son tratados igualmente." Yoraime Díaz estaba al lado de Rafael durante su entrevista y fue rápida en agregar su propia opinión: "Aquí, hay personas que están estudiando y que no son Chavistas", explicó Yoraime. Con una gran sonrisa en su cara dijo que, “hay otros que son los fanáticos. Y yo soy una."
Estrategias para erradicar el analfabetismo: Las metas del milenio y la solidaridad regional
Las Misiones también sirven como una estrategia coherente para cumplir las obligaciones de Venezuela, en septiembre de 2002 junto a otras 188 naciones, el país firmó un pacto mundial conocido como los “Objetivos para el Desarrollo del Milenio", o simplemente las "Metas del Milenio." Los países que firmaron el pacto se comprometieron a promulgar las medidas para lograr ocho metas sociales en el 2015, en áreas como la educación, el cuidado de la salud, la igualdad de género y el desarrollo sustentable.
En lo que se refiere a la educación, las metas del Milenio propusieron una disminución del 50% por ciento del analfabetismo. Las misiones han hecho la diferencia en Venezuela, un país que logró su meta de analfabetismo el 30 de enero de 2005, cuando 1,371,000 venezolanos se graduaron en la Misión Robinson y cuando según el Informe 2004 de la ONU sobre las Metas del Milenio, la mayoría del mundo que está “haciendo progresos, pero retrasándose". [13]
El éxito de las misiones ha servido en otro aspecto: para demostrar que el presupuesto educativo está lejos de se el adecuado para saciar las necesidades educativas de la población. Isturiz aclaró que si, "usted quiere ver si un gobierno tiene la orientación social, mire el presupuesto. El año pasado (2004) nosotros teníamos el 20% del presupuesto para la educación. Veinte por ciento, un quinto del presupuesto de este país para la educación."
El 18 de abril de 2005 Venezuela presentó una propuesta para un programa masivo de alfabetización regional a un comité visitante de la UNESCO. La propuesta, presentada por Isturiz y el Ministro de Educación cubano, Luis Gómez Gutiérrez, dio énfasis al éxito que ambas naciones han encontrado en la metodología del “Yo si puedo” y en el uso de los equipos audiovisuales. También resaltó la participación de la sociedad venezolana y la importancia de solidaridad cubana en la campaña.
Según la propuesta, el analfabetismo no debe tratarse ya como un problema nacional de cada país, sino que debe abordarse el problema regionalmente. También la propuesta recomendó que a menos que se destine un porcentaje más grande del presupuesto y se dediquen a estas necesidades esfuerzos mayores, el analfabetismo aumentará.
Durante su entrevista, Isturiz hizo algunas observaciones cruciales, mientras estaba comparando las tendencias educativas en Venezuela desde la iniciación de las misiones con las tendencias educativas en América Latina y en el resto del mundo. "... mira, toda América Latina tenía 38 millones de personas que no sabían leer ni escribir en el año 2000. Ahora América Latina tiene 43 millones. En lugar de disminuir, aumentó. El mundo tenía 840 millones de personas que no sabían leer ni escribir. Ahora el mundo tiene 900 millones. En el año 2000, Venezuela tenía 1.5 millones. En marzo nosotros vamos a tener 1.4 millones que saben cómo leer y escribir y que antes eran analfabetas", comentó.
Está claro que a menos que se reevalúan los presupuestos educativos a lo largo de América Latina, los preescolares seguirán siendo un privilegio para el adinerado en lugar de un derecho humano para toda la sociedad, la matriculación en la escuela elemental continuará decayendo, la incorporación en las universidades no dependerá de la inteligencia sino de los ingresos económicos, la educación para adultos sufrirá, y la educación en las áreas rurales caerá en el abandono.
Las misiones garantizan los derechos sociales y el fomento a inclusión política, dándoles a las personas las herramientas necesarias para participar en los asuntos públicos. Actualmente, el 45% de la población venezolana, -cerca de diez millones de personas, incluyendo tres millones en las misiones- se ha matriculado en alguna forma de educación (este número representa aproximadamente la mitad de la población total de Venezuela). En el curso de los últimos dos años, casi 1.4 millones de venezolanos han aprendido a leer y escribir. Alrededor de 650.000 participantes están preparados para recibir sus diplomas en lo que será la primera ceremonia de la graduación de la Misión Robinson II y otro 600,000 se graduarán un año después. Más de 800.000 son los participantes que están intentando acceder al bachillerato (escuela secundaria), finalizada la educación en Misión Ribas.
Una República necesita Republicanos
Lo que resta al sistema de educación en Venezuela está por verse. La consolidación de las misiones en el sistema educativo, la modernización del plan de estudios, la instalación de computadoras en todas las aulas, la suma de nuevos libros en las bibliotecas de aula, el desarrollo de las normas para el entrenamiento de maestros y la construcción y renovación de edificios escolares, son puntos pendientes en la agenda.
Venezuela se acerca rápidamente al día en que se declarará "Territorio libre del analfabetismo", Jaritza Mota tiene otra meta todavía para agregar a la lista.
"Simón Rodríguez dijo una vez: «si se quiere una nueva República, se necesitan formar nuevos Republicanos»". Ella hizo una pausa y entonces preguntó y contestó su propia pregunta. "De acuerdo, los estudiantes de Misión Robinson ha aprendido a leer y a escribir, pero ¿cuál es el próximo paso? Nosotros necesitamos formarlos más allá de segundo o sexto grado para que esta república, que es una república en el papel, tenga republicanos. Hay una ideología que nosotros tenemos que seguir y ésa es la ideología de nuestra patria. Nosotros debemos seguir la ideología de nuestra propia patria para que formemos a ciudadanos que participen en la República de Bolivariana de Venezuela. El desafío más grande de las misiones es inspirar a las personas para que no sólo estén orgullosas con solo saber cómo leer y escribir, sino que también quieran estudiar en la universidad", afirmó.
Traducción: Ricardo Infante
[1] "Now We Must Consolidate This Bolivarian Educational System," una entrevista con Aristóbulo Isturiz por Venezuelanalysis.com http://www.venezuelanalysis.com/articles.php?artno=1421
[2] "La Educación Bolivariana: Políticas, Programas y Acciones". Pág.11
[3] Además de los voluntarios individuales, algunos las entidades Estatales como: PDVSA, el Instituto Nacional para la Educación de Cooperación (INCE), Energía y Ministerio de las Minas, Cooperación venezolana de Guyana (CVG), el Ministerio de Educación, el Ministerio de Educación Superior, el Ministerio de Justicia, el Instituto Nacional de Tierra (INTI), Instituto de Juventud Nacional y la Comunicación y Ministerio de Información, entre muchos otros. Adicionalmente, varias Organizaciones del Estudiante como la Federación de Bolivariana de Estados, el Francisco de Miranda, Asistentes sociales Afronta, Unión de Fuerzas Estudiantiles Bolivarianas, Clase Media de comunicación en Positivo, entre muchos otros contribuyeron
[4] En las misiones, se llaman maestros a los facilitadores y los estudiantes son llamados participantes.
[5] Durante esta campaña de puerta en puerta, los voluntarios hablaron a millones de las personas sobre os derechos sociales y la importancia de tener una educación para poder participar activamente en el gobierno
[6] También, como parte de este acuerdo cerca de 15,000 doctores cubanos están trabajando en Barrio Adentro, que proporciona el tratamiento médico gratuitamente a los venezolanos
[7] Los ejemplos de otras misiones que se han creado incluyen: La misión Ribas, Misión Sucre, la Universidad Bolivariana, la Misión Vuelvan Caras y la Misión Barrio Adentro
[8] Los idiomas nativos incluyeron: Kariña, Wayuu, Piaroa, Jivi, Yanomami, Guarao, Piapopco, Guarequena, Barí, Auauco, Pemón, Maquiritare, Yucpa, y Pumé
[9] El programa de Vigilancia Social fue llevado a cabo para garantizar el Artículo 62 de la Constitución que declara "...la participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica."
[10] Por ejemplo, fue descubierto que cerca de 30% de los estudiantes no tenían Cédula de identidad. Una campaña masiva llamada Misión Identidad entregó cédulas de identidad y la nacionalización no sólo a las estudiantes en las misiones, sino también a muchos extranjeros, incluyendo varios miles de colombianos desplazados
[11] En otros lugares se dan las clases durante los fines de semana
[12] Según Isturiz, las misiones se atacaron. "Ellos asaltaron automóviles que estaban llevando los materiales a las misiones." Se han asaltado barcos con los Televisiones”, dijo, y afirmó que "el problema es que tuvieron éxito. La oposición no cree eso. Ellos lo negaron y dijeron que era una mentira."
[13] Africa Sub-Sahariana es una excepción notable. Esta región está lejos de encontrarse con sus metas
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