«Lukachenko no quiere pagar el costo de la integración»

Lukachenko ha declarado que espera que el nuevo embajador ruso en su país sea el último, ya que la unión con Rusia está en buen camino. Está en campaña electoral y tiene la intención de ganar las elecciones previstas para el 20 de junio de 2006. Para ganar necesita lograr esa integración y, desgraciadamente, no se ve progreso real. Poutine y Lukachenko han hablado de unión pero precisando que no habrá moneda común, y Lukachenko ha dado en televisión la impresión de no querer comprometerse o de rechazar la paternidad de esa idea. No ha explicado aún públicamente las diferentes concepciones del acta constitucional y dudo que eso suceda antes de las conmemoraciones del 8 de mayo. Ambas partes están conscientes de que el proceso puede fracasar.
Lukachenko ha hecho todo de forma que sea Putin quien pague el costo de la integración si esta fracasa. Fue él quien cortó el gas, según el presidente bielorruso, es Putin el que se comportó «como un terrorista» ante el pueblo hermano cuando él le pidió concretar este asunto de la integración. El verdadero problema reside en la integración de ambas economías, en la compatibilidad de los modelos económicos. Para Rusia, ello significa volver atrás, a la centralización, cuando no puede permitirse ya volver al socialismo. Bielorrusia puede dar un paso hacia Rusia pero Lukachenko no quiere que la economía de su país se le vaya de las manos.
Pavel Borodin pronosticó para el año 2008 una unión dirigida por el actual presidente de Rusia. Ignoro de qué elementos dispone en este caso preciso, pero sé que sus pronósticos raramente se convierten en realidad.