La fase de transición política y económica no ha concluido totalmente en Albania. Las reformas han dado resultados pero estamos aún lejos de lo que esperábamos. Las dificultades no son solo de tipo técnico, sino también psicológico y político. El paso de un régimen totalitario a una democracia pluralista implica un cambio de mentalidad. Albania está situada en una zona de conflictos que provocaron la caída de la ex Yugoslavia y que nos fragiliza. Nuestras posibilidades de éxito son mayores ahora que la región se encamina hacia la paz y la estabilidad. Albania es conocida como un país de tránsito para todo tipo de tráfico entre el Este y el Oeste, pero hemos creado una jurisdicción especial y ese tipo de criminalidad ya ha disminuido. Estamos decididos a erradicar el tráfico con Italia. Nos encontramos en estos momentos en vísperas de una campaña electoral para las legislativas y esas elecciones representan para nosotros la esperanza de una integración euroatlántica. Esperamos recibir una invitación para incorporarnos a la OTAN en los próximos dos años y concluir el acuerdo de asociación con la Unión Europea.
Tenemos que recordar lo ocurrido en Kosovo cada vez que nos enfrentemos a dictadores o a proyectos ultranacionalistas dirigidos contra otros grupos étnicos. Durante la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos de Albania y Yugoslavia firmaron un pacto de asociación en caso de agresión siempre que se resolviera el problema de Kosovo por medio de un referendo. La guerra terminó, Albania y Yugoslavia, y junto a ella Kosovo, fueron liberados y la promesa no fue respetada. Fue necesario esperar medio siglo para que se comprendiera que el proyecto de conservar Kosovo mediante la fuerza y la represión era un error. Kosovo constituye hoy un ejemplo de victoria del bien sobre el mal, de la paz sobre la guerra. Los cambios históricos provocados por la OTAN bajo el mando de Estados Unidos pusieron fin a una guerra, a un genocidio perpetrado contra inocentes y trajeron la estabilidad. Las acciones de la OTAN evitaron una catástrofe humanitaria en Europa, el desalojo del 60% de la población de la región y el importante peligro de un conflicto generalizado. Manifestamos nuestro agradecimiento a Yeltsin por su comprensión hacia la intervención de la OTAN.
Consideramos que todo retraso en la solución del problema de Kosovo constituye un espacio abierto para los extremistas de ambas partes. Acogemos con beneplácito las últimas declaraciones de los norteamericanos y de la Unión Europea sobre la imposibilidad de volver al estatuto de 1999 y dividir Kosovo para asociarlo a otro Estado. El gobierno albanés y los albaneses de la región no tienen como objetivo instaurar una gran Albania que conduzca al desmembramiento de los países vecinos. Tenemos una historia plagada de conflictos sangrientos pero jamás hemos desencadenado una guerra o tratado de agredir a nuestros vecinos.
« Интервью президента Албании Альфреда Мосиу », por Alfred Moisiu, Ria Novosti, 7 de mayo de 2005. Texto adaptado de una entrevista.
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