Violando la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el fin de la guerra de la OTAN contra Serbia, resolución adoptada en 1999, Kosovo ha creado su propio ejército.
Según el primer ministro kosovar, Ramush Haradinaj, un acuerdo concluido con su homólogo albanés, Edi Rama, prevé la abolición de la frontera entre Kosovo, Estado autoproclamado y no miembro de la ONU, y Albania a partir del 1º de marzo de 2019.
Durante un consejo de ministros común Albania-Kosovo, se constituyó además un fondo común para promover la incorporación de ambos a la Unión Europea.
Al ser recibido en el parlamento de Kosovo, el primer ministro albanés expuso su proyecto de adopción de una política extranjera común, de una política de seguridad común así como la apertura de embajadas únicas y la decisión de instaurar una presidencia también única.
El 15 de febrero de 2019, el jefe del gobierno albanés habló en televisión de la fusión entre su país y Kosovo, asegurando que esa sería la solución de todos los problemas de este último territorio, lo cual contraviene la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. La Gran Albania sería el primer Estado musulmán miembro de la Unión Europea.
Al mismo tiempo, las poblaciones albanesas de Montenegro, Macedonia y Grecia se disponen a exigir ser incorporadas a la Gran Albania mientras que la minoría griega que vive en el sur de Albania ha hecho saber que, de realizarse ese proyecto, no tiene intenciones de unirse a la Gran Albania sino de incorporarse a Grecia.
En la práctica, el actual Kosovo es una gran base militar de Estados Unidos y Albania funge como centro europeo de la CIA.
El 17 de febrero de 2019, en ocasión del 11º aniversario de la proclamación de la independencia de Kosovo, se realizó un desfile del nuevo ejército kosovar y el parlamento realizó una sesión extraordinaria ante los primeros ministros de Kosovo y de Albania. También estuvieron presentes el ex primer ministro italiano Massimo D’Alema y el ex jefe de la Misión de Verificación creada por la ONU para Kosovo, el estadounidense William Walker, quien en enero de 1999 designó a Serbia como responsable de la masacre de Racak, lo cual sirvió para justificar la posterior intervención militar de la OTAN.
Estados Unidos y Turquía, países que acusaban a Belgrado de pretender crear una Gran Serbia, hoy respaldan el proyecto de creación de la Gran Albania.
En los años 1990, el Pentágono veía en Yugoslavia un laboratorio donde podía poner a prueba la eficacia de las llamadas «peleas de perros», o sea la posibilidad de aislar un país, de fomentar allí una guerra civil y de separar físicamente las comunidades que lo pueblan.
Antes de las guerras que destruyeron Yugoslavia, comunidades muy diversas convivían en la región de los Balcanes. El término «balcanización» describía entonces esa mezcla de poblaciones. Hoy en día, aquellas poblaciones se han separado físicamente, viven en territorios delimitados y la palabra «balcanización» se utiliza ahora para designar un proceso de separación étnica y de división en pequeños territorios.
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