En Andijan, 23 comerciantes son acusados de ser extremistas religiosos. Según comentan algunos, son personas que gozan del respeto de sus conciudadanos. Es por ello que varios de sus amigos y allegados atacaron la prisión y liberaron a otros prisioneros. Después, una muchedumbre integrada en su mayoría por gente pacífica y desarmada se dirigió hacia el centro de la ciudad para manifestarse en contra del gobierno. En dicha manifestación había también extremistas armados.
Las fuerzas de seguridad siempre tratan de presentar a la oposición de matiz religioso como un movimiento terrorista. Eso es en parte cierto, como ocurrió en los atentados de Tashkent en 2004. Ya apenas se establece una diferencia entre los musulmanes que se preocupan por el futuro de su país y los que en verdad fomentan el derrocamiento del gobierno. Existe un descontento general porque el gobierno no está en condiciones de brindar perspectivas. Por ese motivo las protestas han encontrado tanto eco en la población. Según el Human Rights Watch, cuando alguien es inculpado ante un tribunal es casi imposible que salga absuelto. El valle de Fergana se siente particularmente abandonado por el centro, Tashkent.
«Die Leute sind unzufrieden», por Reinhard Krumm, Der Tagesspiegel, 15 de mayo de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.
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