Los desmentidos de Newsweek reabrieron el debate sobre las prácticas de los medios de prensa estadounidenses y el empleo de las fuentes. Al hacer esto se pierde de vista la verdadera pregunta: ¿por qué los musulmanes ofendidos por una información, verdadera o falsa, de una revista estadounidense, reaccionan con la organización de motines que acaban en sangre?
Antes de que el jefe de redacción de Newsweek se retractara, la publicación de este artículo provocó riñas resultado de las cuales 16 personas perdieron la vida en Afganistán. Esta declaración será un débil consuelo para los soldados estadounidenses que tuvieron que enfrentar en Kabul a una multitud encolerizada que destruyó automóviles, tiendas, las oficinas de organismos de la ONU o las instalaciones del Swedish Committee For Afghanistan. Tal vez en un inicio las manifestaciones eran pacíficas pero degeneraron en un torrente de rabia, también observada en Pakistán, Indonesia y Egipto. De hecho, estos motines son la causa del encuentro entre la rabia del mundo musulmán, provocada por años de mala dirección, y la fascinación por los medios de comunicación estadounidenses.
Nuestros medios son más ricos, más libres y más confiables que la mayoría de los medios de comunicación mundiales. El problema consiste en que a nuestros medios nada les gusta tanto como denunciar la política de Estados Unidos. La consecuencia es la insistencia entonces en Guantánamo y en Abu Ghraib pero se desconoce el nombre de las prisiones del mundo musulmán. Ahí es donde deberían concentrarse nuestros esfuerzos.
«Our Insular Media», por Claudia Rosett, Wall Street Journal, 18 de mayo de 2005.
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