Hace un año, cuando propuse a Tony Blair y a Gordon Brown crear una Comisión para África, esperaba en secreto lograr un éxito político, abrir un debate público sobre el mayor problema de nuestra época. El éxito o el fracaso de nuestros esfuerzos dependen en gran medida de la voluntad y de la capacidad de los gobiernos africanos para gobernar de manera efectiva y enfrentarse a la corrupción.
El debate sobre este tema alcanzó aquí extraordinarias proporciones y se prolongó durante la reunión del G-7. La discusión nacional permitió definir los términos del debate entre los dirigentes. En estos momentos, la mayoría de los países del G-7 están dispuestos a destinar el 0,7% de su presupuesto a la ayuda para el desarrollo. Sin embargo, no ha sido posible aún garantizar que esta ayuda se duplique ya que los canadienses, los japoneses y, sobre todo, los norteamericanos, no se han comprometido a hacerlo. El Primer Ministro, Live 8 y las coaliciones contra la pobreza deben ejercer presión sobre estos países. También necesitamos un comercio justo. En la actualidad, los subsidios y el proteccionismo en los países ricos arruinan a África, que sólo representa el 2% del comercio mundial.
Blair debe rechazar en la actualidad cualquier compromiso con Canadá, Estados Unidos y Japón. Debe obtener la cancelación de la deuda, la duplicación de la ayuda para el desarrollo, una reforma del comercio mundial y todo ello junto con condiciones a favor de la democracia y de la lucha contra la corrupción. Recuerden que quienes más exigen este tipo de ayuda son los comisarios africanos de la Comisión para África. Las organizaciones están ejerciendo influencia en el debate.
Lamentablemente, aquellos que nos dicen que nuestra acción es inútil no son capaces de proponer otra cosa.
«Don’t blink: the world is tilting on its axis», por Bob Geldof, Times, 14 de junio de 2005.
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