Cuando se intenta demostrar por qué ha bajado la producción estatal de petróleo, hay que recordar al país que durante los últimos años los gobiernos de turno entregaron campos desarrollados por Petroproducción, por un monto que supera los 70 mil barriles, los que la empresa ha dejado de producir gracias a los famosos contratos petroleros. Por otro lado, los técnicos enfrentan la encrucijada de operar campos sin recursos económicos. El resultado del abandono que soporta la empresa revela una situación dramática en el deterioro de las instalaciones petroleras. Usted comprenderá, amigo lector, que una empresa productiva “sin dinero para la inversión” no puede sostenerse por mucho tiempo; sin embargo, gracias al espíritu inquebrantable de los trabajadores del Oriente -como decía un trabajador: “somos petroleros con un ego tan grande como los obstáculos que nos ponen en camino para dejarnos vencer”- la producción se ha mantenido a pesar de la falta de materiales.
El Ecuador, por segundo año consecutivo, goza de un superávit que le ha permitido aflojar las riendas del manejo macroeconómico en una economía dolarizada. Así, el año pasado el país logró un superávit de 260 millones en la balanza comercial y, en lo que va de 2005, el saldo a favor supera los 137 millones, según datos oficiales del Banco Central hasta el mes de junio. Al respecto, los analistas OCP (ortodoxos, conservadores y privatizadores) atribuyen este fenómeno a los altos precios del petróleo, les cuesta reconocer qué hay detrás de este milagro económico, que permite al país mantenerse sin los famosos paquetazos, en otrora, receta obligada de los gobiernos de turno.
No obstante, como todos sabemos, el petróleo, al menos en el Ecuador, no aflora a la superficie por obra y gracia de la naturaleza. Para extraerlo es necesario el esfuerzo intelectual y físico de un puñado de hombres que gracias al uso de las máquinas, llámense taladros, bombas, motores, etc., hacen posible que el oro negro llegue a la superficie. En este proceso de extracción del petróleo, son los trabajadores de Petroproducción, y no la casualidad, los que hacen posible los altos ingresos que alimentan al FEIREP.
Cuando se intenta demostrar por qué ha bajado la producción estatal, hay que recordar al país que durante los últimos años los gobiernos de turno entregaron campos desarrollados por Petroproducción, por un monto que supera los 70 mil barriles, los que la empresa ha dejado de producir gracias a los famosos contratos petroleros. Por otro lado, los técnicos enfrentan la encrucijada de operar campos sin recursos económicos. El resultado del abandono que soporta la empresa revela una situación dramática en el deterioro de las instalaciones petroleras. Ud. comprenderá amigo lector, que una empresa productiva “sin dinero para la inversión” no puede sostenerse por mucho tiempo; sin embargo, gracias al espíritu inquebrantable de los trabajadores del Oriente -como decía un trabajador: “somos petroleros con un ego tan grande como los obstáculos que nos ponen en camino para dejarnos vencer”- la producción se ha mantenido a pesar de la falta de materiales. Por ejemplo, es común que se tenga que usar tubería usada, corroída, en pozos nuevos, causando al poco tiempo la pérdida del pozo por hueco en la tubería; que se vean obligados los técnicos a reciclar válvulas, reconstruir bridas, fabricar filtros, sellos, etc., para no parar la operación.
Si quisiéramos encontrar el origen del mal, hay que reconocer que es Petroecuador, como ente administrativo y burocrático, el que tiene que ser reestructurado en los mejores términos; es decir, cada filial debe manejar su presupuesto, a fin de que cuente con la autonomía técnico operativa para agilitar las compras de equipos y/o repuestos que mantengan las bodegas aprovisionadas del material que se necesita en el Campo. Es inaudito que demore más de dos años una requisición, que se cancele órdenes de compra de tubería por cuatro ocasiones, porque al Consejo de Administración (CAD) se le ocurrió declarar desiertos los concursos; mientras los derrames de suceden uno por día a causa de la corrosión y los atentados; y lo que es peor: que se mantengan congelados cerca de 30 contratos de servicios, lo cual ha provocado un debilitamiento operacional en todos los frentes de trabajo.
“Mientras tanto, los trailers pasan a cada rato repletos de tubos, motores y demás repuestos, por las carreteras del Oriente para entregar material a las petroleras privadas (Oxy, Encana, Repsol, AGIP, Petrobras, etc). A los técnicos de las privadas no les falta nada para operar los campos, son nuestros ex compañeros los que trabajan allá, no es justo que se nos trate de esa manera”, afirmaba un trabajador de Petroproducción que prefirió mantener su nombre en reserva.
Para el bien del país, ojalá el ministro de Economía, como miembro del Directorio de Petroecuador, ponga orden en este desbarajuste, pues es evidente que existe influencia de las empresas privadas para utilizar sus “peones” en el ajedrez petrolero, a fin de boicotear con dedicatoria el trabajo de los técnicos estatales, para forzar la privatización; pues si Ud. va a preguntar en Petrocomercial, Oleoducto o Petroindustrial si tienen los mismos problemas, la respuesta es definitivamente NO.
En 2004, la eficiencia de los trabajadores se demuestra con los incrementos en la producción; las cifras demuestran cómo se puede hacer el milagro de sostener la industria más importante del país a golpe de tenacidad y trabajo en equipo.
En 2005, los éxitos de los profesionales y técnicos ecuatorianos se confirman una vez más con los Estudios de sísmica, que permitieron incorporar reservas adicionales por 65 millones de barriles. Sólo en el Auca se obtuvieron 18 millones, gracias a los contundentes estudios de Geofísica y Yacimientos. Por otro lado, hasta mayo del presente año se perforaron 9 pozos con resultados positivos.
Las estadísticas son inobjetables, mientras tanto los trabajadores esperan que se les entregue los medios a fin de continuar demostrando el profesionalismo de un puñado de ecuatorianos que ajenos a las picardías de los políticos de turno, están allí, en los campos del Oriente, contribuyendo al desarrollo del Ecuador.
Vientos de nacionalismo se atisban en el horizonte petrolero, luego de décadas de entreguismo y pérdida de soberanía. Los petroleros estatales saludan y respaldan al ministro Correa en su decisión de invertir en el mejor negocio del mundo, por el bien de la nación los trabajadores serán sus mejores aliados en esta misión histórica.
Es responsabilidad histórica de todos los ecuatorianos defender el petróleo, como única riqueza que permite a todo el país, gracias al esfuerzo de los trabajadores, vivir una luna de miel pasajera, pues el alto precio del oro negro no ha obligado a los gobiernos de turno a aplicar el consabido aumento de los combustibles. No obstante, cada año que pasa el campo se transforma en un erial debido al abandono progresivo de la agricultura, la migración deja abandonados los pueblos rurales mientras los ecuatorianos citadinos nos hemos acostumbrado a consumir productos subsidiados del exterior. La bonanza petrolera algún día acabará y, con más rapidez en la forma en que sobreexplotan los campos las petroleras privadas. Según datos del II Encuentro de la Industria Petrolera realizado en Quito hace pocos días, el Ecuador tiene al ritmo de explotación actual de +/- 500 mil bls. diarios, para 20 años de producción. Al respecto alertamos al país que solo la empresa estatal puede garantizar una explotación sustentable y sostenible en el tiempo. Por ejemplo, en Petroproducción se bajan bombas eléctricas en los pozos tipo DN-450 para producir 500 barriles; las privadas bajan bombas en el mismo pozo, tipo GN-5000 con el claro propósito de extraer en el menor tiempo la mayor cantidad de petróleo, es decir 5 000 o más barriles diarios. A eso se puede llamar a toda luz, saqueo de la única riqueza del pueblo, que al ritmo en que se vacían los pozos solo dejarán una estela maldita de contaminación y muerte. ¿Qué esperamos para actuar en defensa de los intereses nacionales?
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