Durante los años 30, el «planismo», doctrina nacida del socialismo revisionista alemán, constituyó en Francia el discurso predilecto de los «incorformistas», sobre todo de los neosocialistas dirigidos por Marcel Déat y de los graduados de la Escuela Politécnica de París, miembros del grupo X Crise. Durante el gobierno de Vichy, los «planistas» se comprometerán masivamente con la colaboración.
En el Congreso de la Navidad de 1933, el Partido Obrero Belga (POB) adopta el «planismo», doctrina elaborada por Henri de Man, como ideología oficial. Henri de Man, segundo del partido belga, dirigido por su amigo Vandervelde, es autor de un ensayo conocido en los medios socialistas europeos: Au-delà du marxisme (Más allá del marxismo), un libro que expone las tesis revisionistas del autor.
De Man se propone romper definitivamente con el marxismo internacionalista y colectivista para sustituirlo por un «régimen intermedio» cuya función esencial es «dominar» el capitalismo. Este proyecto «planista», que excluye la perspectiva de nacionalizar los medios de producción, debía inicialmente ser presentado al Partido Socialdemócrata Alemán por parte de la sección de Hamburgo. Fue finalmente en Bélgica que de Man logra imponer su doctrina.
El «planismo» y los «inconformistas de los años 30»
En Francia, el éxito del «planismo» en Bélgica coincide con el desarrollo de una nueva corriente política, disidente de la SFIO (Sección Francesa de la Internacional Obrera), encarnada en el futuro colaboracionista Marcel Déat [1]. Los «neosocialistas» recientemente expulsados por Léon Blum ven en el «planismo» y en el concepto de «régimen intermedio» (un sistema político en el cual el poder es acaparado por los técnicos) una retórica que permite justificar la escisión de la SFIO.
Marcel Déat acoge con beneplácito la nueva orientación del POB y apoya numerosas iniciativas planistas como el «Coloquio de los Grupos Planistas» que se celebra en la abadía de Pontigny en septiembre de 1934.
El socialismo corporativista y nacional, verdadero fascismo camuflado por medio de la retórica de la «tercera vía», se convierte en el discurso oficial de los neosocialistas cuya tribuna, Vie socialiste, es conducida por Marcel Déat y Louis Vallon. La consigna de Déat es entonces «Orden, Autoridad y Nación»: de hecho, el socialismo era el orden en oposición al desorden del capitalismo y la anarquía de la crisis. El socialismo debía aparecer como una restauración de la autoridad [...]. Igualmente, el socialismo, más que ningún otro movimiento, era capaz de hacerse cargo de la nación ya que pretendía traducir las aspiraciones populares...» [2]. Al romper con la SFIO, Marcel Déat se orienta hacia un socialismo populista que nos recuerda los movimientos fascista y nazi.
El planismo atrae también a gran número de intelectuales «inconformistas» como Bertrand Jouvenel y el equipo de Lutte des Jeunes o Maulnier, director de Combat, motivados por un socialismo autoritario, nacional y corporativista [3] inspirado por las tesis de Sorel. La reunión de Pontigny saca a la luz esta tendencia conservadora de los «planistas».
Los participantes parecen soñar con un Estado liberado en gran medida de los obstáculos parlamentarios; invocan a Proudhon, a Sorel y a Péguy. La ideología «planista» constituye en realidad una fachada que disimula las orientaciones antiparlamentarias de los «inconformistas», quienes reivindican la legitimidad de los eruditos y desean, en contra de la República, instaurar un régimen autoritario del cual serían los representantes permanentes. Es por tanto lógico que hombres como Jouvenel o Maulnier quedaran fascinados por los regímenes fascistas, solución radical para la «debilidad de las democracias».
El «planismo» reagrupa a los «inconformistas de los años 30» y provoca crisis en el seno de la SFIO y de la CGT [Confederación General de Trabajadores]. En la SFIO, Léon Blum rechaza la idea de un «régimen intermedio» defendida por la tendencia Recuperación preconizada por Ludovic Zoretti y Georges Albertini (quien durante la guerra se convertirá en uno de los colaboradores cercanos de Marcel Déat).
En la CGT , René Belin y la tendencia que representa, Syndicats [Sindicatos], logra que el «planismo» sea adoptado durante el Congreso de Unidad Sindical de Tolosa.
A inicios de los años 30, el «planismo» inventado por Henri de Man representa un medio para salir de la división política tradicional, reivindicar la etiqueta «ni derecha, ni izquierda» y justificar por consiguiente la adhesión a una forma francesa del fascismo.
Los «planistas» surgidos de medios políticos diferentes, que van de la SFIO al corporativismo, seguirán itinerarios políticos divergentes. Mencionemos a Hugh Gaitskell, quien será jefe del Partido Laborista británico y participará activamente en las operaciones del Congreso por la Libertad de la Cultura durante los años 50; a Oltramare, que se transformará en nazi; a futuros colaboradores como Déat, Marion o Zoretti y a hombres del gobierno de Vichy como René Belin [4].
X-Crise y el «planismo de los ingenieros»
Varios grupos de «técnicos» reivindican su pertenencia a la corriente «planista». El más famoso es X-Crise, fundado en 1931 por Gérard Bardet y André Loizillon. Ambos reúnen un equipo de graduados de la Escuela Politécnica de París que incluye a John Nicolétis, Jean Coutrot, Roland Boris (su hermano Georges es colaborador cercano de Pierre Mendès-France)... El objetivo de X-Crise es encontrar soluciones a los problemas económicos de los años 30 al defender lo que algunos han denominado un «planismo de los ingenieros».
En 1933, fundan el Centro Politécnico de Estudios Económicos (CPEE). El grupo divulga sus ideas por medio de reuniones públicas y la visita de personalidades no pertenecientes a la Escuela Politécnica. X-Crise invita a conferencistas como Charles Spinasse, futuro ministro «planista» del gobierno del Frente Popular; Célestin Bouglé, director del Centro de Documentación Social; René Belin, secretario adjunto de la CGT; Robert Lacoste, miembro de la Comisión Administrativa de la CGT; Jacques Rueff, un «liberal perdido entre los planistas» quien será uno de los fundadores de la Sociedad del Monte Peregrino [5]...
X-Crise no es sólo una agrupación de graduados de la Escuela Politécnica sino que funciona también como lugar de reunión entre técnicos comprometidos y personalidades políticas o intelectuales. La guerra divide a X-Crise. Algunos se incorporan a la resistencia activa. De esta forma, Louis Vallon se unirá desde 1942 a la red clandestina Nuestra Señora y obtendrá luego de la Liberación un puesto en el gabinete del General de Gaulle.
Jules Moch será varias veces ministro durante la IV República; anticomunista radical, romperá las huelgas del 48 al denunciar el origen de los fondos de apoyo. Dimite en 1975, ulcerado por las perspectivas ofrecidas por el Programa Común. En cambio, Pierre Pucheu, miembro antes de la guerra de las Croix de Feu [Cruces de Fuego], seguidor de Doriot luego de los acontecimientos del 6 de febrero de 1934, será nombrado secretario de Estado para la Producción Industrial y posteriormente ministro del Interior durante el gobierno de Vichy.
Reprimirá la resistencia al señalar a los comunistas fusilados de Chateaubriand. Colaborador cercano de Darlan, es ejecutado en 1944 luego de una frustrada conversión. Gibrat, miembro de Nuevo Orden, se transformará en director del gabinete de Laval y será condenado a diez años de degradación nacional. Otro miembro de X Crise, Soulès, conocido como Abellio, se verá implicado en las actividades de la Cagoule [sobrenombre del Comité Secreto de Acción Revolucionaria] conjuntamente con Deloncle, Corrèze, Schueller...
El Plan del 9 de Julio, la coalición de los «planistas»
Las diferentes facciones de la corriente «planista», luego de la demostración del 6 de febrero, constituyen un frente común. El Plan del 9 de Julio, fruto de una serie de reuniones apadrinadas por Jules Romain, catedrático de filosofía y adepto del «planista» Jean Coutrot, pone en perspectiva la alianza entre los técnicos de X-Crise y los «inconfomistas». El 9 de marzo de 1934, Jules Romain organiza un debate entre Bertrand de Jouvenel, Georges Izard [6], Louis Vallon y Jean Zay [7]. El 16 de marzo, Jouvenel se reúne con Robert Lacoste, Alfred Fabre-Luce y Georges Roditi.
Bertrand de Jouvenel está en esa época fascinado por el «planismo» pero también por Adolfo Hitler a quien, gracias a su amigo Otto Abetz, especialista de propaganda en Francia y asesor de Ribbentrop, ofrece una verdadera tribuna en Francia al publicar en Midi-Paris del 28 de febrero de 1936 un reportaje entusiasta: «¿Que este hombre tan sencillo, que habla lenta, razonable y amablemente es el temible líder que despertó el entusiasmo fanático de toda la nación alemana y en el cual el mundo entero vio un día una amenaza de guerra? (...) Ríe con franqueza. Su rostro se acerca al mío. No me siento para nada intimidado. Yo también río...» [8]. Bertrand de Jouvenel, defensor de la «bonachonería nazi», se une a sindicalistas de la CGT como Robert Lacoste, a neosocialistas como Louis Vallon o Georges Roditi y a técnicos que abrazan la ideología del 9 de Julio.
Este frente «planista» es en realidad la obra de Jean Coutrot quien obtiene lógicamente la dirección del órgano principal del proyecto: la Comisión Económica. Coutrot incorpora a miembros de X-Crise y a neosocialistas (sobre todo Georges Roditi, principal conductor de la revista L’Homme nouveau, y Paul Marion, futuro compañero de Doriot y ministro de Información del gobierno de Vichy). También obtiene los servicios de Bertrand de Maud’hui, ex alumno de la Escuela Libre de Ciencias Políticas (Sciences po, entonces escuela privada).
Maud’hui trabajó primero para un banco privado estadounidense, la Blair Foreign Corporation, donde lo introdujo Jean Monnet, después, en 1934, para el banco Worms. Milita en las filas de los Volontaires nationaux [Voluntarios Nacionales]. Henri Noilhan, Secretario General del Partido Agrario, se encarga por su parte de la cartera Agricultura [9].
De conformidad con los objetivos de Jean Coutrot y de los neosocialistas, el Plan del 9 de Julio, que tiene como lema «Libertad-Orden-Justicia», prevé una reforma constitucional. Se trata de promover un fuerte poder ejecutivo y restringir el poder parlamentario. Los planistas del 9 de Julio proponen la creación de un Consejo de Corporaciones y de un Consejo de Estado, instituciones que permitirían limitar los poderes del Parlamento.
La reforma consiste entonces en crear un nuevo régimen corporativista con un ejecutivo fortalecido.
En Le Populaire, Léon Blum condena el proyecto en nombre de la SFIO mientras que los comunistas en las columnas de L’Humanité denuncian una «significativa colaboración que va de los renegados a lo Paul Marion, a los Cruces de Fuego como Maud’hui y las Jeunesses patriotes [Jóvenes Patriotas], como de Saivre, y que representa simplemente la línea promedio del pensamiento burgués» (31 de julio de 1934). Marcel Déat apoya el proyecto «planista», acorde con sus intereses: «Vimos como se constituía de manera espontánea un pequeño grupo de jóvenes, entre ellos varios de nuestros amigos, bajo la presidencia de Jules Romain y que condujo a la publicación del “Plan del 9 de Julio”. El grupo era muy cercano a nuestras concepciones y no podíamos menos que aplaudirlos». [10].
Jean Coutrot en el Frente Popular
Verdadero cerebro del Plan del 9 de Julio, Jean Coutrot es un brillante graduado de la Escuela Politécnica apasionado por la organización científica del trabajo. Miembro activo de X-Crise, participa en las investigaciones del Centro Politécnico de Estudios Económicos (CPEE). Luego de la publicación de su libro-manifiesto Quoi vivre, crea el Centro de Estudios de Problemas Humanos (CEPH) donde miembros de X-Crise se codean con Alexis Carrel, famoso por sus tesis eugenistas, Aldous Huxley y André Siegfried, padre de la geografía electoral y profesor de la Escuela Libre de Ciencias Políticas. En 1935 es uno de los asesores de Pierre Laval.
Jean Coutrot es un personaje central del «planismo» de los años 30 que accede a un puesto de poder luego de la victoria del Frente Popular. En 1936, Charles Spinasse obtiene el Ministerio de la Economía Nacional (MEN) y con el apoyo de Léon Blum nombra a Jean Coutrot a la cabeza de un organismo «planista». El nuevo ministerio encargado de coordinar la política económica debe, en teoría, supervisar los índices económicos gracias, sobre todo, a la oficina estadística dirigida por Alfred Sauvy, y controlar todos los decretos referidos a las medidas económicas.
Spinasse se las arregla para incluir a dos planistas para que lo secunden: Jacques Branger et Jean Coutrot. Este último crea el Centro Nacional de Organización del Trabajo (CNOST) cuyas actividades, ante la falta de medios suficientes, están muy limitadas.
Esta promoción de Coutrot, quien llega al poder en el seno del gobierno del Frente Popular, puede parecer asombrosa si tenemos en cuenta las reticencias de Léon Blum con relación al «planismo». Algunos consideran la nominación de Coutrot como una «traición». De esta forma, Georges Valois, creador del Faisceau, quien experimenta por esa época una conversión hacia la izquierda, escribe en diciembre de 1936 en Le nouvel âge: «El neocapitalismo en el poder. Spinasse hace nombrar a Coutrot presidente de la comisión encargada de la organización económica. ¿Cómo lo llamarían ustedes? ¿Aberración o traición?» [11].
El CNOST no sobrevive a la partida de Charles Spinasse. Luego de la derrota ante la Alemania nazi, Coutrot sigue al gobierno a Burdeos y luego a Vichy.
Los «planistas» y el régimen de Philippe Pétain
El régimen de Philippe Pétain posibilita la entrada en escena de grupos políticos relativamente marginados durante la III República como los corporativistas doctrinarios o los tradicionalistas. Los técnicos, los «planistas», encuentran en Vichy una oportunidad política inédita. Los «modernizadores» obtienen puestos clave: Lucien Romier se convierte en ministro y asesor de Pétain; Gérard Bardet en alto funcionario del Ministerio de la Producción; René Belin en ministro de Producción y de Trabajo. Miembros de X-Crise como Pierre Pucheu asumen carteras prestigiosas.
Los «planistas» se transforman en los artesanos del proyecto corporativista de Vichy. Ante el desempleo masivo, combinado con la desmovilización de las tropas, el sindicalismo tradicional es disuelto y sustituido por el sistema de los Comités de Organización (CO) dirigidos por «planistas» como Belin, Barnaud o Bichelonne [12].
La elección del dirigismo económico coloca a los planistas en una situación favorable: los conocimientos de los técnicos son necesarios para elevar el nivel de la producción en Francia. Finalmente, el control de los precios y de la producción por parte de los Comités de Organización conduce a un desastre burocrático.
El «planismo» cae en el corporativismo maurasiano como lo ilustra el proyecto de Carta del Trabajo que tiene por objetivo crear cinco sindicatos correspondientes a cinco categorías de puestos (patronos, cuadros y técnicos, capataces, empleados, obreros).
El 9 de febrero de 1941, el almirante Darlan asume la dirección del gobierno de Vichy. Los partidarios de Laval organizan una campaña contra el nuevo «dueño» de Vichy al denunciar la composición de su gobierno. Para Marcel Déat, Darlan y sus hombres representan los intereses de los «trusts», de «las finanzas». El blanco principal de Déat es René Belin, ex número dos de la CGT quien se ha convertido en ministro de Trabajo. Junto con Belin, varios tecnócratas obtienen puestos clave: Yves Bouthillier, Pierre Pucheu, François Lehideux, Jacques Barnaud... La campaña «antitecnocrática» llevada a cabo por Déat y L’œuvre insisten en la importancia del banco Worms.
Jacques Barnaud es el socio gerente de este y Pierre Pucheu fue el patrono de una de las mayores empresas del grupo Worms, los establecimientos Japy. Con matices de antisemitismo, Déat denuncia el supuesto control del «banco judío» sobre el gobierno de Darlan. Esta estrategia le permite en realidad militar a favor del retorno de Laval. De hecho, al atacar a Worms, Déat ataca a su rival más directo, Doriot ya que el banco «político» Worms habría subvencionado a su partido, el Partido Popular Francés (PPF) [13].
La campaña organizada por Déat no se detiene ahí. Un acontecimiento imprevisto permite cristalizar el odio de los «tecnócratas»: la muerte misteriosa de Jean Coutrot, hallado el 19 de mayo de 1941 en un charco de su propia sangre. Su suicidio provoca un amplio movimiento de denuncia del «complot sinárquico». Se sospecha que Coutrot es el Gran Maestro de una sociedad secreta, el Movimiento Sinárquico del Imperio.
L’œuvre recalca su mensaje: los sinárquicos controlan a Darlan y sabotean la Revolución Nacional [14].
Luego de la Liberación, los «planistas» de Vichy abandonan el escenario político pero la idea del «plan» como vía intermedia entre el liberalismo y el socialismo no es abandonada. El control racional del capitalismo se convierte en el instrumento ideológico del intervencionismo estadounidense.
Bajo el impulso de Jean Monnet, la distribución de los créditos del Plan Marshall en Francia conduce a la creación del Comisariado para el Plan, cuyo personal escapa a cualquier control democrático.
[1] Marcel Déat, catedrático de filosofía, ingresa a la SFIO en 1914. Es elegido diputado en 1926.
En 1933, funda un partido socialista disidente. Autor del célebre artículo Faut-il mourir pour Dantzig, funda en 1941 la Agrupación Nacional Popular, un partido colaboracionista. El 27 de agosto de 1941, mientras pasa revista a la Legión de Voluntarios Franceses, es víctima, junto con Laval, de un atentado. En marzo de 1944 es nombrado ministro de Trabajo del gobierno de Laval. Luego de la Liberación, busca refugio en un convento cerca de Turín, donde muere en 1955.
[2] Marcel Déat, Mémoires politiques, Denoël, 1989, p. 279.
[3] La defensa del corporativismo (los sindicatos organizados por sector de actividad) pone radicalmente en tela de juicio uno de los principales logros de la Revolución Francesa.
[4] Zeev Sternhell, Ni droite ni gauche, l’idéologie française en France, Complexe, 2000.
[5] X-Crise, Centre polytechnicien d’études économiques, De la récurrence des crises économiques, Son cinquantenaire, 1931-1981, Economica, 1981.
[6] Georges Izard es un abogado que participa en la creación de la revista personalista Esprit. Diputado de la SFIO, se niega a votar a favor de otorgar plenos poderes a Pétain y se une a la resistencia.
Autor de varios ensayos, entre ellos La fédération européenne, retoma sus actividades de abogado luego de la Liberación. Es elegido miembro de la Academia Francesa en 1973.
[7] Jean Zay, figura política del Partido Radical, judío y masón, se une a la resistencia desde 1940. En 1944 es ejecutado por los milicianos.
[8] Citado por Zeev Sternhell
[9] Olivier Dard, Jean Coutrot, De l’ingénieur au prophète, Presses universitaires franc-comtoises, 1999.
[10] Marcel Déat, Mémoires politiques, p. 320.
[11] Le nouvel âge, domingo 13 y lunes 14 de diciembre de 1936, No. 133, BDIC.
[12] Richard Kuisel, Le capitalisme et l’Etat en France, Modernisation et dirigisme au XXe siècle, Gallimard, 1984.
[13] Olivier Dard, La synarchie, le mythe du complot permanent, Perrin, 1998.
[14] «Añado que mi campaña contra los trusts, que era al mismo tiempo una campaña contra los elementos activos del gobierno de Vichy, tenía como objetivo tenaz el retorno de Laval, que lograríamos tarde o temprano». Marcel Déat, Mémoires politiques, p.623.
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