El 13 de abril de 2005 se activó el Comando de la Reserva Militar venezolana, desde entonces se avanza en la unificación del cuerpo que tendrá “más de 2 millones de venezolanos” según anunció el presidente Chávez el domingo 3 de abril de 2005, durante la realización de su acostumbrado programa dominical.
Ahora bien, la reserva no se trata sólo de un anuncio vacío para generar una matriz de opinión, en un momento determinado. Los constantes informes que recibe el gobierno bolivariano y en los cuáles han recopilado suficientes evidencias de la intención de grupos identificados, que están organizando un magnicidio contra el presidente Chávez, sumado también a la injerencia directa y declarada de Estados Unidos en el golpe de estado contra el gobierno bolivariano y el sabotaje petrolero.
Una vez iniciado el entrenamiento a las reservas el presidente Chávez aseguró que los reservistas serán armados y para ello se reparan algunas armas, mientras se construyen los 100 mil fusiles Kalashnikov, moles AK 103 y 104, en Rusia, los cuales comenzarán a llegar pronto para incrementar la eficiencia y operatividad de la Fuerza Armada Nacional (FAN).
Recordemos que Venezuela compró a Rusia 40 helicópteros militares y 100.000 fusiles “Kalashnikov” (AK-47) para fortalecer el componente armado y aumentar presencia en la frontera con Colombia. Una compra que, cualquier país soberano del mundo, puede hacer sin inconvenientes. De inmediato se levantó una tolvanera en Estados Unidos sobre este procedimiento llegando al punto de asegurar, en palabras del jefe del Comando Sur General Banzt Craddock que también los países vecinos están preocupados. Cosa que luego fue desmentida por Brasil y otros países del área.
No obstante, en su condición de Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, se dirigió al país el pasado 5 de julio y dijo que “la reserva está tomando un perfil mucho más claro. Por ejemplo, los estudiantes de la Universidad Nacional de la Fuerza Armada (Unefa) ya tienen su cuerpo de defensa y se trata de eso, queridos compatriotas, compañeros y camaradas de armas, conformando la Reserva poco a poco, para garantizar la defensa integral de toda esta patria, de nuestras leyes y la soberanía”.
La revolución sigue insistiendo en su prédica de dar a conocer las tres grandes líneas estratégicas en las que debe centrarse la seguridad y defensa nacionales implica: (1) La unión de voluntades del Ejecutivo nacional, el Alto Mando Militar, los poderes locales y municipales, movimientos sociales, trabajadores, estudiantes, campesinos y el pueblo todo para fortalecer a la FAN, camino que está bastante avanzado. (2) Consolidar la unión entre civiles y militares y (3) La incorporación del pueblo a las tareas de defensa nacional a través de la guardia territorial, éste último punto contemplado en el proyecto de Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional.
Militares de otra clase
Todos estos cambios que se producen en Venezuela, sobre todo la relación de los militares con los civiles, son promovidos por Chávez y la clase militar que lo acompañó en la insurrección militar. Quizá hablar de militares con sentido social, es casi una impensable posibilidad en el Cono Sur, debido a las terribles dictaduras militares que sólo les dejaron muerte y una herida que aún cuesta sanar.
Pero si tomamos en cuenta que los militares de Venezuela son en su mayoría de una fuerte extracción popular, hacen carrera con grado universitario, cursan sus estudios de postgrado en universidades públicas del país y además llevan como filosofía institucional que el Ejército venezolano sólo cruzó sus fronteras para liberar otros pueblos y no para conquistar otras tierras. Dice su lema: “Ejército venezolano, forjador de libertades”.
De hecho, son las Fuerzas Armadas las que tienen participación directa en misiones sociales de la revolución, participan en diferentes ministerios donde día a día se vive en la práctica la denominada “unión cívico-militar”. El Ejército venezolano ha sido, durante mucho tiempo, un lugar donde las gentes de origen humilde podían encontrar una educación y una formación digna, por ello es una fuerza de profunda extracción popular y respondió como lo hizo, junto al pueblo, para derrocar a una breve dictadura en abril de 2002.
“El pensamiento militar venezolano ha iniciado el debate de ideas libres para la conformación de nuevas estrategias cívico-militares, en pro de la defensa de la soberanía nacional”, ha dicho el presidente Chávez, durante un foro sobre “guerra asimétrica” realizado con miembros de las Fuerzas Armadas.
Se trata de una nueva experiencia, pero todo acá parece serlo en medio de un proceso inédito de revolución. El periodista Ignacio Ramonet ya ha escrito que Venezuela se adelantó una serie de procesos mundiales contra la globalización, la primera gran rebelión contra el Fondo Monetario Internacional (FMI), se desarrolló en Caracas en febrero de 1989. Un evento que es tristemente recordado como “el caracazo”, donde el gobierno de turno ordenó al ejército masacrar al pueblo que salió a las calles en procura de alimentos... la cantidad de muertos aún se desconoce.
La generación militar de Chávez viene de deslastrarse de un evento como ese. Pensando en ello se abrieron las puertas de los cuarteles y ahora en ellos hay salones de clases para alfabetizar al pueblo, escuelas para niños pobres, escuelas de formación para el trabajo, centros de coordinación para acciones que se hacen junto con el pueblo. En síntesis, una nueva misión tiene nuestro ejército: ayudar a su pueblo a liberarse de la miseria y contribuir con el desarrollo nacional.
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