He leído con interés los artículos que Le Monde ha dedicado a la democracia en el mundo árabe. Es un tema tan interesante como importante, que vuelve a ser de actualidad debido a lo que ocurre en el Líbano, Palestina e Irak. Sin volver a analizar las causas de estas evoluciones, debemos anotar que la democratización del Medio Oriente interesa tanto a esta región como a Europa. Sólo a través de la reforma esta región estará en condiciones de enfrentar los problemas que la acosan: desempleo endémico y terrorismo. Realismo e idealismo se unen en la imperiosa necesidad de apoyar la modernización de toda la región.
Sin embargo, debemos actuar con humildad y recordar que no se gana nada con imponer un modelo. Esto no debe impedirnos decir con firmeza que la democracia es un valor universal al que aspira todo el mundo y que sólo puede realizarse plenamente cuando existen determinadas condiciones fundamentales. Apoyemos en todas partes a la sociedad civil, a los políticos, a los partidos y a los medios de comunicación. Debemos asimismo abandonar la arrogante idea de que el Islam bloquearía el desarrollo.
Esto constituye para Europa una verdadera oportunidad de unirse a Estados Unidos, comprometidos, según la tradición de un Wilson, de un Roosevelt y de un Kennedy, en apoyar la expansión de la libertad y de la democracia. Podemos aportarles nuestro conocimiento del Medio Oriente y de la propagación de la democracia.
«N’essayons pas d’imposer un modèle de démocratie», por Jack Straw, Le Monde, 16 de marzo de 2005.
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