El huracán Katrina causó horribles estragos pero la orgía de saqueo y delitos que estalló en Nueva Orleans fue todavía más siniestra. Un desastre natural puede causar daños a una comunidad, pero el salvajismo humano mina los propios fundamentos de la comunidad. Desde la pasada tempestad, los saqueadores arremetieron contra los centros comerciales para robar joyas, computadoras o DVD. En un vídeo, se puede ver a los agentes de seguridad y a los policías unirse a los saqueadores. La destrucción de la sociedad civil se hizo patente no sólo en los daños a los bienes, sino también a las personas, pues se observaron violaciones y las bandas se apoderaron de las calles.
A todas luces, algunos encuentran excusas, dadas las circunstancias, y afirman que la situación en el terreno es complicada. Pero, contrariamente a lo que nos quieran hacer creer, cuando se roban DVD y se comenten violaciones, no se trata de un problema de supervivencia. Afirmar tal cosa es insultar a los ciudadanos que enfrentan con valentía la situación. Como decía Viktor Frankl, existen dos razas de hombre, los que tienen un comportamiento noble y los que tienen una conducta abyecta. En Nueva Orleans, la población hizo su elección.
«The looting instinct», por Jeff Jacoby, Boston Globe, 4 de septiembre de 2005.
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