Ahora que los colonos evacuaron Gaza, hay que pensar naturalmente en lo que vamos a hacer en el presente. Según la sabiduría convencional deberíamos dar un nuevo impulso a la «hoja de ruta». Incluso cuando las intenciones de esta son buenas, este enfoque tiene come base una interpretación errónea. Todas las negociaciones futuras deberán abordar el tema de las fronteras de Israel y Palestina, del destino de 200 000 refugiados en Palestina, del estatuto de Jerusalén y de la condición de los refugiados de 1948. Ahora bien, nada indica que la controversia manifestada en Camp David en 2000 haya sido resuelta. Por el contrario, podríamos pensar que los atentados palestinos y las respuestas israelíes no han hecho más que alejarnos de la solución y que la brecha se ha ampliado.
Israel no cuenta en estos momentos con una coalición que sea capaz de ponerse de acuerdo sobre lo que puede ser decidido sobre estos temas. De igual forma, Mahmud Abbas no es capaz por el momento de controlar los territorios palestinos y las diferentes facciones palestinas; por lo tanto, no puede darse el lujo de hacer grandes concesiones. Ni Israel ni la Autoridad Palestina están en condiciones de discutir temas sensibles.
Algunos, conscientes de estas dificultades, quieren que las negociaciones se limiten por el momento a decidir cuáles serán las fronteras provisionales, pero los palestinos querrán volver a las fronteras de 1967, algo que ningún gobierno está en condiciones de conceder en estos momentos. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, es preciso seguir el ejemplo de Chipre y Bosnia, y tratar de resolver el conflicto.
Israel debe seguir adelante con su retirada progresiva de algunos territorios mientras que la Autoridad Palestina deberá demostrar su capacidad en la gestión política. Es necesario asimismo que prepare a los descendientes de los refugiados de 1948 para el hecho de que no regresarán a Israel.

Fuente
Jerusalem Post (Israel)

«Forget the road map», por Shlomo Avineri, Jerusalem Post, 9 de septiembre de 2005.